ESTAMPA CAUDETANA.
IMAGEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN.
La Sagrada Imagen, que preside mis letricas de hoy, comparte capilla en la nave de la izquierda de la parroquia de Santa Catalina con la Imagen, de Ella misma, en su advocación del Santísimo Rosario. Ésta se encuentra en una hornacina sobre el altar de la capilla, mientras que Aquella, la que hoy celebramos lo está sobre una peana suspendida en un paño de pared lateral de dicha capilla.
Con motivo de su Solemnidad, ha sido bajada de su peana y situada en lugar de honor en el presbiterio de la parroquia donde se le ha ofrecido un triduo en su honor.
Hoy se cumplen los 170 años desde que el papa Pío IX, de feliz memoria, proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María por el que se da por revelación divina que Ella es Pura e Inmaculada desde el momento de su Concepción. El dogma fue proclamado el 8 de diciembre de 1854.
La Iglesia lo celebra desde entonces. Pero el cristiano lo tiene bien asumido y lo viene celebrando desde los albores del cristianismo.
En España, ya desde el tiempo de los hermanos Isidoro y Leandro de Sevilla, se vienen teniendo noticias que nos llegan sobre las crestas de las olas del tiempo, de esa certeza y, tan es así, que ha entrado a formar parte del acervo cultural del pueblo y así lo canta el dicho:
"Hasta en la almazara,
la Virgen María,
es pura e inmaculada".
Y esta creencia, este reconocimiento está a la base de los inicios de la Orden del Carmen, puesto que, después de la primera de las cruzadas llevadas a cabo por la cristiandad occidental con el fin de liberar los Santos Lugares del dominio sarraceno, allá por los años 1180-1190, unos cruzados europeos decidieron permanecer en Israel y en las faldas del Monte Carmelo, junto a un riachuelo que allí llaman wadi, en una pequeña explanada entre las cuevas donde moraban, edificaron una pequeña capilla (últimamente han sido excavados sus restos por arqueólogos de la Universidad de Jerusalén) donde se reunían aquellos primeros monjes para hacer sus oraciones. Presidía aquella capilla la imagen de la Virgen María Inmaculada a quien estaba dedicada desde 600 años antes de que la Iglesia se pronunciara definitivamente acerca de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Los primeros frailes carmelitas, en el Monte Carmelo, ya prestaban culto tierno a la Madre del Señor contemplándola, así, Pura e Inmaculada. Ella, su advocación Inmaculada fue la que acompañó a la Orden del Carmen, en sus primeros tiempos.
El papa Pío IX, al proclamar el dogma, extendió el culto a la Virgen Inmaculada en su Concepción a toda la Iglesia.
Hoy, a pesar de ser domingo, los domingos son todos dedicados al Señor rememorando su Resurrección, cede, en esta ocasión, que la celebración de la liturgia dominical sea sustituida por la de la Solemnidad de de la Inmaculada Concepción de su Madre exigiendo, solo, que sea proclamada la segunda lectura de este segundo domingo de Adviento, con el que coincide la Solemnidad Mariana.
Desde hace tiempo viene celebrándose, la Inmaculada Concepción de María como Patrona de la Nación Española. Pero, debido a la diversidad de autonomías que se establecieron en la Constitución, solo algunas la celebran como fiesta principal, mientras que, otras, optan por celebrar otras fiestas más propias del lugar. ¡Una pena! Pero pienso que, aunque se le haya privado del boato de la celebración festiva, el cristiano de esas autonomías seguirá celebrándola en su corazón.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
8.12.2024. Domingo. (C. 2.984)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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