ESTAMPA CAUDETANA.
FLOR DE HIBISCUS.
La preciosa flor que ilustra hoy mis saludo no es una flor que haya descubierto en los jardines, parterres, arriates o tiestos en esta Real Villa de Caudete. No, me topé con ella con ocasión de un viaje que hice a la costa para un feliz acontecimiento en el seno de una familia amiga que fuera feligresa mía en mis tiempos en Madrid.
Allí, en Tarja, me topé con ella y no puede por menos que echar mano del telefonillo para guardarlo en la cámara oscura y poder traermela y así hacerla vehículo a través del cual enviarte, en este día, mi saludo.
Al contemplarla, se diría que lo que, en otro tiempo fuera un tronco esbelto que sustentara un hermoso árbol, ha devenido ahora, en estos momentos, a ser un tocón pudriendose pero que desde, lo que todavía es, ha dado en emerger desde sus cenizas, como el ave fénix, y florecer para regalarnos con semejante preciosidad.
Pues, mira, no. Lo que ha acontecido no es otra cosa que una de las ramas no podadas de un hibisco cercano ha llegado a posarse sobre el tocón y allí mismo se ha sacado desde su interioridad esa maravilla de flor.
De ella me sirvo, como antes te decía, para enviarte mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
6.7.2025. Domingo. (C. 2.277).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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