ESTAMPA CAUDETANA.
LA HIGUERA SIGUIÓ SUS PASOS.
Estos días de atrás te había dado a conocer como el cachilero había dejado al descubierto sus alrededor de 30 caquis, una miseria este año porque nos tenía mal acostumbrados ya que, en otras ocasiones nos ha dado para dar y tomar, para dar a alguien que venía con su bolsa para llevárselos y para tomar nosotros una vez "emborrachados" en casa.
Ayer le tocó a la higuera, a una de las cinco que crecen en el corralón del convento de San José (El Carmen),a la madrileña a la que se vino conmigo cuando recibí la orden de traslado desde la Villa y Corte, donde había permanecido treinta y cinco años dedicado a la pastoral y, también, a la enseñanza formando parte del claustro del profesorado del colegio que la Asociación Católica de Propagandistas, CEU, tiene en Boadilla del Monte (Madrid), a esta Real Villa de Caudete.
El podador por excelencia, que es el otoño, ha entrado a destajo en el corralón pero, en esta ocasión, tuvo un ayudante, que no fue otro, que yo mismo porque a todas las hojas amarillentas que estaban a punto de aterrizar, planeando, en el triste suelo, me estaban pidiendo a gritos que las retira y que las llevará a secar y, luego, pulverizadas, sirvieran de abono.
No, este año no esperé a que la primera helada las echara abajo, lo hice yo con un fin, eminentemente práctico, porque ya no las necesitan para preparar, almacenando nutrientes, el despegue primaveral y, a mí, me vienen bien porque, al estar ahítas de clorofila constituyen, mezcladas, su molienda, con la piel de cítricos, muy cortadica y cáscara de huevos molidas, un verdadero, "bocato di cardinale (bocado de cardenal)" para cuando irrumpa la primavera tocando diana con su luz y su calor.
Hoy las recogeré y las llevaré a la sala de máquinas para que sequen pronto y dejen espacio a otras congéneres.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
29.11.2025. Sábado. (C. 2.406).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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