La Mariposa

ESTAMPA CONVENTUAL.
LA MARIPOSA.

 Se cuenta en la Biblia que Moisés, mientras pastoreaba los rebaños de su suegro Jetró se sorprendió ante un hecho fuera de lo común y, claro, la curiosidad lo movió a indagar acerca del asunto. Contempló cómo una zarza ardía y ardía sin consumirse, sin reducirse a cenizas y allá fue a ver. Él, al llegar a las cercanías del fuego, oyó una voz de Alguien, a quien no veía, que le apercibía de que el lugar a donde llegaba era sagrado y que debía descalzarse (quizá por eso los árabes dejan sus pantuflas a la puerta de la mezquita, su lugar sagrado). El resto también lo sabes: Dios se le da a conocer, «SOY EL QUE SOY», el Dios de tus padres, de Abraham, de Isaac y de Jacob, y le manda a liberar a su pueblo, a los israelitas que, esclavizados, lo estaban pasando rematadamente mal. (Éxodo  3,1-10)
Y dirás: ¿para qué me cuentas una cosa que yo ya sé? Pues para entrar en harina porque, ayer por la mañanita, mientras se calentaba un vaso de leche desnatada en el microondas para desayunar, me llamó la atención lo que parecía una flor blanca grandecita y hermosa. Pensé,: «no puede ser de la tomatera porque su flor es de color amarillo y tampoco puede ser una flor del albaricoquero que crece a su lado porque no está en edad de presumir adornándose con flores. Jamás pensé, fíjate, que fuera una mariposa con sus alitas abiertas y moviéndose, desentumeciéndolas y practicando para fortalecerlas porque, al apretar estos días, un tanto el frío no me sonaba a mí que una crisálida, transmutada en mariposa hubiera abierto la puerta y se hubiera echado a volar.
- Así que estaba confuso y, como para salir de la confusión no ha mejor camino que aclarar las cosas , vine a hacer lo que hiciera Moisés, bajé al corralón y ¿qué crees que me encontré? pues con otro milagro que me gritaba a grito «pelao» que estaba ante una actuación divina y si no, dime, en qué laboratorio se hacen con un gusano feo y arrastrado que se mueve encogiéndose y estirándose sobre multitud de patas y de él sacan algo tan bonito, tan precioso, tan hermoso, tan maravilloso, tan fino, tan delicado. Anda dime ¿qué pintor es capaz de, mezclando cualquier cantidad de colores en su paleta, puede, ni siquiera de lejos, acercarse a esa obra de arte?
- No caviles, no. No pienses, no. Ninguno, ¡NINGUNO!
No hizo falta que se oyera la voz que me mandara enviarte testimonio de tan gran prodigio porque el mandato ya venía incurso en el descubrimiento y disfrute de tal obra de arte y como el bien es difusivo de sí mismo que afirma el aforismo latino («Bonum est difusivun sui»), lo tomé delicadamente con el objetivo de mi cámara para trasladártelo. Cosa que hago. Así dejé que aquella preciosidad fuera fortaleciendo sus alas para que pudiera volar y volar y así depositara los huevecillos en lugar idóneo con los que volverá a comenzar EL MILAGRO.

Con tan gratísima noticia te mando mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
2.4.2019. Martes. P. Alfonso Herrera, O. C.