sábado, 13 de abril de 2019

El Museo de Lola


ESTAMPA CAUDETANA.
EL MUSEÍCO DE LOLA ALBERTOS CONEJERO.
  Ahí lo ves. Todo en el cuadro es una preciosidad. El marco que encuadra la cabeza del caballo asomándose a través de él, es una lindeza que, de por sí, hace de peana a esa figura equina haciendo de la misma una obra de arte porque real no es, y vivo no está el animal, es una obra de arte que LOLA ha ido sacando a la luz paciente, muy pacientemente.   En el ángulo inferior derecho del cuadro aparece bien legible el nombre de la autora, LOLA.
Tras la Eucaristía de las 19,30  volvíamos para casa charlando sobre el remozamiento de los jardines con nuevas plantas para hacer agradable los ratos de esparcimiento de los caudetanos. Había oído decir que los oficiales de parques y jardines se quejaban de que habían plantado cuarenta y tantas nuevas plantas y que «manos amigas de lo ajeno» habían levantado de su lugar una veintena de ellas haciendo que el personal tuviera que reponerlas. En esas estábamos cuando me ofreció ver las plantas, muchas, que tenía en casa. Y, como disponía de tiempo, fui.
No me había exagerado. Sus terrazas estaban atestadas de plantas. Se deshacía en elogios de sus plantas y, la verdad, tenía más que razón para hacerlo.
Pero de lo que no me había dicho nada hasta que encendió la luz de la casa y aparecieron ante mi vista unas obras que  salpicaban las paredes del vestíbulo, pasillo y salón de estar aquellos espacios que dejaban libre tanta fotografía de seres queridos, principálmente de sus nietecicos (si me lo permite el WhatshApp te los voy a mandar todos pues me dio permiso para hacerlo). Del que más satisfecha estaba, con estarlo de todos, el que más gozo y satisfacción le producía era el cuadro con la cabeza de caballo. Y viendo ese cuadro, hay que darle la razón. El animal no está vivo y, sin embargo, parece que desde, que uno entra en la sala de estar, te está mirando con un ojo vivo desde el cuadro compuesto por Lola.
Ya, en el vestíbulo, te reciben dos cuadros con bailarinas. En el pasillo un hermoso jarrón de flores, un ángelus y las espigadoras y, dentro del Salón, compartiendo paños de pared con fotos de la familia, del esposo que se le fue, los padres, los hijos y los hijos de los hijos, sus nietos,  caballos asomándose por la portilla de la cuadra, bodegones, cisnes en un idílico estanque, algún motivo floral y una bonita estampa campestre toda nevada.
Cuando salía ya de su casa me hizo volver sobre los mis pasos para enseñarme lo que para ella, junto con el caballo, constituyen las joyas de la corona, del cajón de una cómoda sacó un mantel de DOCE de los que en mi pueblo de Oropesa y en Lagartera, dicen de SOLES, bordado y deshilado, hecho por ella, como todo lo demás, con sus servilletas, que solo saca para enaltecer motivos y fiestas familiares grandes, como los convites de las Primeras Comuniones de sus hijos.
Cuando le hablé de la tela, del hilo, como era la empleada en su mantel, del motivo del bordado, de las bainicas, va y me dijo:
-«Cuánto sabe Ud.»
-«Lola, mujer, me crié entre ellos. Mi madre, que en paz descansa, hacía y mandaba hacer «TRAPOS» como ese y otros muchos con los que ayudaba al herario familiar y, así, poder afrontar los gastos de los estudios de sus hijos lejos de casa, internos en colegios o en la universidad. Además, por vacaciones, para mis gastillos, planchaba, en casa de un pariente, toda clase de mantelerías. Sí, Lola, no me es desconocido el tema».
Ya sé que me dirás que LOLA ni es François Millet, ni el Ángelus que cuelga de la pared de su pasillo es el óleo que aquel pintó tan maravillosamente, como tampoco le quitó la autoría de las espigadoras, ni las bailarinas que se preparan para danzar, dentro de los marcos en el mismo pasillo, frente a Ángelus, los pinceló el gran Edgar Degas, faltaría más. Las instantáneas lindas son el fruto de un milagrico: LOLA con la aguja e hilos de colores fue preparando una urdimbre y, al hacerlo, aparecieron esas preciosidades sin necesidad de pintura.
- Fueron fruto de una labor callada, recogida, como las costureras de mi pueblo de OROPESA (TOLEDO) o de LAGARTERA, puntada a puntada, fue sacando a luz aquellas otras grandes obras que, pintores de fama, inspirados, plasmaron con sus pinceles y que, hoy, cuelgan, para general regocijo, en las paredes de afamados museos como el parisino de Orsai.
- Ese es el pequeño museo que se ha montado en su casa, LOLA, y que hoy saco a la luz del día a través de MIS BUENOS DÍAS con la esperanza de que te guste. Con él hace la competencia a su otra debilidad, la que siente por sus plantas que abarrotan el balcón, donde reciben al sol caudetano en la plaza de la Constitución, emulando a la tienda de flores, EL AVE DEL PARAÍSO, de Rosa Molina, que abre sus puertas frente por frente del balcón de LOLA.
 - Como si fuera una pincelada o, como quieras, una puntada, sale pitando para fijarse en ti, mi saludo, mis
          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
13.4.2019. Sábado. P. Alfonso Herrera, O. Carm.

4 comentarios:

  1. Muy buenos días P. Alfonso, hoy nuestro despertar es con la visita del museo de Lola por lo que nos ha mostrado si se puede decir que lo es, es una obra de arte esos primores , son todos preciosos. Que tenga un buen día. (Usted no deje de sorprendemos todos los días).

    ResponderEliminar
  2. Tarde entretenida la de ayer,entre cuadros bordados y plantas,una maravilla para los sentidos.Como de lo cotidiano nos hace un " gran relato"!!!G Gracia por sus saludos diarios tan amenos.Que tenga un buen sabado P.Alfonso.🍀🌼

    ResponderEliminar
  3. Maravillosos buenos dias.Magistral recuento de obras de arte perfectas...sacadas punto a punto... bien merecen los piropos más genuinos por la entrega callada que muestran.Felicidades a la artista y gracias a ti por mostrar sus obras.
    Excelente sábado, Padre.

    ResponderEliminar
  4. Olé ole y olé
    Se me habían quedado en el móvil

    ResponderEliminar