ESTAMPA CAUDETANA.
COMO UNA MÁS.
El Viernes día 27 de marzo, próximo pasado, nos había
convocado el papa a las 18 horas para tener un rato de oración iluminada por la
Palabra de Dios, en una plaza de San Pedro que aquel día y en aquella hora no
se encontraba abarrotada de fieles, Sino todo lo contrario, totalmente vacía.
Si bien, aquel día la plaza de San Pedro adquirió formato universal porque
gentes de todo el mundo se reunieron con el Papa Francisco a través de los
medios de comunicación social para, en común unión, dirigirse al Señor Jesús.
El Objetivo no era otro que el de solicitar la benevolencia divina y su
misericordia para con una humanidad azotada con virulencia por eso, por un
virus que habiendo nacido en el oriente se extendía con pasmosa rapidez por
toda la redondez de la tierra.
El texto elegido era aquel en el que nos presenta a Jesús
atravesando en barca el mar de Tiberíades. Durante el trayecto se declaró una
fuerte tormenta que a punto estuvo de hacer zozobrar la barca llenado de miedo
a los pescadores. Aquellos pescadores que conocían el mar como la palma de su
mano entraron en pánico porque, como aquella tormenta, con toda seguridad, no
la había sufrido durante el desarrollo de sus jornadas de pesca y, no obstante,
Jesús dormía plácidamente en proa. Debido a ello, angustiados, le despertaron y
le pidieron que les echara una mano contra los elementos desatados con toda su
furia. Nos dice el evangelio de Marcos que Jesús después de recriminarles
que no tuvieran fe en Él, ordenó, así, ordenó, a los elementos atmosféricos
que pararan y éstos se calmaron y, no solo se calmaron sino que en un santiamén
llegaron a la otra orilla (Mc. 4,35-40). El Papa, en su homilía nos llamaba a
depositar la fe en el Señor y a pedir, más o menos como hicieran los apóstoles,
que nos liberara de la pandemia que, como los elementos en el mar de
Tiberíades, amenaza con darle un palo de los fuertes a esta humanidad
atemorizada y, basados en la fe, orar y trabajar todos unidos con todas las
fuerzas para salir del impás tan amenazante que se estaba llevando a muchas
personas por delante. Tras su homilía se expuso el Santísimo ante el que todo
el orbe que, durante un rato rezó en silencio junto al Papa. Al concluir la
oración el Papa impartió la Bendición Urbi et Orbi. Pero quien bendijo no fue
él, como suele hacer el día de Navidad y día de Pascua, en esa ocasión él era
un mero instrumento porque quién bendecía de verdad, era el mismo Cristo
sacramentado en la custodia. En aquel preciso momento alguien de los que
estaban por los aledaños de la plaza levantó la mirada al cielo y descubrió una
figura, casi imperceptible, en medio de las nubes y tuvo la inspiración de
grabarla con el móvil. Aquella grabación se hizo viral en las redes de
comunicación aquel día y los siguientes. A mí también me llegó. No te puedo
ocultar que me impresionó un montón aunque no se apreciaba con nitidez ni aun
repitiendo la visualización varias veces. Pero hete aquí que hace un par de
días, Susana, me envió la imagen con bastante nitidez y mi asombro fue en
aumento y claro, di en pensar que se trataba de la Virgen María, sí, así como
suena y la cita del libro de la Consolación o Apocalipsis tomó cuerpo en mi
mente “Apareció una mujer vestida de sol” (Ap. 12,1) Y sí el sol la iluminaba y
la recortaba claramente en medio de las nubes que aquella tarde cubrían la
ciudad eterna y, por ende la Plaza de San Pedro.
Es sabido que una madre jamás abandona a sus hijos hasta su
último aliento. Y ahí las tienes, en unión de sus hijos, COMO UNA MÁS,
dirigiéndose al Hijo de Dios, su propio Hijo, y, como hiciera en las Bodas de
Caná (Jn. 2,1-11) intercediendo para que la fiesta, en esta caso, de la
vida, no se viniera abajo. Y, después de la oración compartida con todos los
hombres de buena voluntad recibía, como todos, la bendición de su Hijo que
permanece con nosotros, hecho Eucaristía, hasta el fin del tiempo (Mt.
28,16-20).
Yo así lo creo, tú puedes o no creerlo, pero yo creo
que ELLA, vino desde el otro lado de la vida a estar, en este lado, junto a sus
hijos sufrientes en ese momento de oración impresionante.
No estamos solos en esta dura prueba de la pandemia traída
por el Covid 19. ELLA, la MADRE, está con nosotros y es asequible a todos y
cada uno siempre, pero de modo especial en los momentos de dolor, de
preocupación y de sufrimiento. Y éste, lo es. Limpiemos los ojos del corazón
porque, con toda seguridad, la vamos a descubrir en nuestra interioridad como
yo creo que aquel avispado la descubrió entre los celajes de las nubes, como no
queriendo ser protagonista, pero sí, unida a sus hijos en aquella ocasión.
Gracias, Susana por poner a mi disposición los fotogramas de
aquel vídeo.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
4.4.2020. Sábado, día tradicionalmente consagrado a la
Virgen María y es ELLA la que te lleva hoy mis “Buenos Días”
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso . Desde luego es impresionante ver esa foto en ella se reconoce la figura de la Virgen y produce una sensación de que ella estaba ahí en ese momento para ayudarnos a sobrellevar lo que esta pasando en el mundo . Los que tenemos fé así lo creemos . Que ella nos proteja y que interceda para que está pandemia termine pronto y no produzca mas daño . Recemos todos para que así sea .
ResponderEliminarMuy buenos días, P.Alfonso, sí , es impresionante ver esa foto y que esa persona pudiera captarla para demostrarnosla a los que tenemos fe ver cómo la VIRGEN en todos estos momentos tan difíciles está interviniendo a su HIJO para que no nos abandone, siga confiado en ELLOS para que pronto pase esta pesadilla.Que tenga un buen sábado.🙏🙏🙏🙏
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