La Palma

ESTAMPA CAUDETANA.

LA PALMA

Palma que bendijimos en la Eucaristía de ayer por la mañana.

Fue tocar las 13,00 horas en los relojes de la Parroquia de Santa Catalina y de nuestra torre de la iglesia del convento de San José (El Carmen) y estalló una gran algarabía. Todo Caudete, en lo que alcancé a oír, se echó a lucir el busto a ventanas y balcones y con un instrumento de percusión, de lo más variopinto, en las manos empezó a dejarse, más que oír, a sentir. La Sociedad de Cofradía de la Real Villa de Caudete, con su Presidente, Sr. Milán, al frente, había solicitado, sirviéndose de las redes sociales que todo el mundo participara, a su manera, en una manifestación sonora como si de verdad, estuviéramos en la PROCESIÓN DE LOS RAMOS. Y ahí estaba el pueblo, posesionando con lo que fuera dando a entender que hoy, por ayer, era EL DOMINGO DE RAMOS y que con él cerrábamos el tiempo de cuaresma y abríamos, de par en par, la puerta para entrar en la Semana Santa, lapso temporal en el que suelen desfilar, con su paso, con la imagen de su cofradía, por las calles de la Villa, según costumbre. Y como este año, por exigencias muy gordas como son las que trae consigo el coronavirus ese venido de la china, nos está `prohibido tajantemente, por la autoridad competente, y no podremos hacerlo, como es costumbre por estos lares, las Cofradías y su Presidente han buscado un sucedáneo que a nadie hace daño y que mantiene en pie, si quiera sea así, las procesiones tan celebradas como son las de Caudete. Por lo tanto, a las 13 horas todo Caudete procesionaba, a su manera, acompañando a Jesús en su entrada en la ciudad de Jerusalén donde iba a rendir viaje por este mundo con su entrega generosa para nuestro bien.

Por la mañana, muy de mañanita ya me mandó Paco, Paco el Molinero, claro, una foto

Que guarda indeleble el recuerdo de su madre pues en ella aparece ella,

Rosarito, conocida como La Molinera, y su cuñada Otilia, delante de ellas, las candorosas figuritas de un par de ñacos, primos entre ellos. Uno es Paco y la nena, su prima. Y lo hacía para comunicarme que aquí en la Real Villa era y es costumbre ir a la procesión portando una palma con una rama de olivera y estrenando algún elemento del ato del día. No me lo ha dicho, pero seguro que los primos estrenaban chaquetita cruzada, como personicas mayores. Él todo desabrochado (ya apuntaba maneras y no lo digo por nada) porque, me decía, “El que en el domingo de Ramos no estrena algo, le falta la mano”, que encierra dentro de sí el refrán castellano. Y claro, presumiendo de pueblo, de Caudete, me preguntaba, a su vez, que si en el mío de Oropesa ocurría otro tanto.

Y yo le contesté:

Hoy, por ayer,

 Yo estrené, claro que estrené, lo manda la tradición, unos calcetines. Mientras estuvimos en casa, antes de volar internos, mi madre nos daba a estrenar algo, unas zapatillas de esparto para que, untadas en el alquitrán de la carretera general de Madrid a Lisboa que pasaba cerca. Durará toda la temporada, o, una camisa o unos pantalones o ropa para llevar por dentro o un jersey  o...siempre hechos por ella, o unos calcetines y tan contentos salvábamos el kilómetro, bien medido, que nos separaba de la parroquia, a donde íbamos con nuestro ramito de oliva, presumiendo de todo donde nos encontrábamos con todos presumiendo de lo mismo. Era, siempre lo era, un día especial en el calendario. Se había detenido la larga cuaresma con sus ayunos para ceder el paso a la Semana Grande, a la Semana Santa, donde, tras celebrar el TRIDUO POR EXCELENCIA, EL TRIDUO SANTO, el que engloba LOS MISTERIOS DE LA SALVACIÓN Y TERMINA CON LA EXPLOSIÓN DE LUZ que es la celebración festiva de LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. Y, luego, concluída la Santa Misa, precedida por la bendición de los ramos y la procesión hasta dentro de la iglesia, emulando aquella de Jerusalén en que el pueblo judío presente en Jerusalén  para celebrar su fiesta más importante LA FIESTA DE LA PASCUA,  fiesta que les recordaba la liberación de la opresión padecida en Egipto por más de 400 años, nos dejábamos caer, digo caer porque desde la parroquia hasta mi casa en la barriada de la Estación, es cuesta abajo, para comer un ARROZ CON POLLO pollo del corral de casa, como solo mi madre sabía preparar. Sí, el DOMINGO DE RAMOS era un día especial y así se vivía y celebraba en mi casa de Oropesa, del Oropesa antiguo, aquel que no es barrido por las brisa marina como su tocayo imberbe de Castellón de la Plana, pero que, muy probablemente, formaba parte de aquellas zonas donde el prepotente Imperio Romano se las veía y deseaba porque un diestro pastorcillo llamado Viriato, le traía por la calle de la amargura a todo un ejército de legiones de su ejército y al que solo doblegaron con mentiras y engaños, que no en el campo de batalla. Sí, en mi pueblo de Oropesa, el de Toledo, se celebraba muy festivamente, el DOMINGO DE RAMOS, el que ponía el broche de oro a la CUARESMA y nos abría la puerta para la celebración, también festiva de los MISTERIOS CENTRALES DE NUESTRA SALVACIÓN:LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN DE NTRO. SEÑOR JESUCRISTO.

Recibe mi saludo,  mis,

 ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!                                          

6.4.2020. Lunes Santo

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.