ESTAMPA CAUDETANA.
ALEGRE ALGARABÍA. HAY FUTURO
Mediada la mañana del día de ayer se llenó el convento de San José (El Carmen) de música. Hacía una mañana espléndida. El sol mostraba todo su señorío por encima de la Villa de Caudete. Y, curioso, salí a echar un vistazo y al llegar al plaza de Nuestra Señora del Carmen, aledaña al convento, me encontré con un gran corro de personas dentro del cual se encontraba un montón de "ñacos" ataviados con el hato de los bailadores en los fastos navideños en torno al Dulce Nombre de Jesús.
Daba gusto verlos. Estaban preciosos. No era para menos. Estaban bailando al son de la música, como viene haciéndose en esta Real Villa de Caudete desde el tiempo inmemorial.
Ponía de Bello todo su corazón y con esto no estoy disculpando faltas que se apreciaran en el desarrollo de los bailes, ni mucho menos, pues lo estaban haciendo a las mil maravillas.
Qué arte, qué caras, qué movimiento de piernas, cómo se movían todos ellos al son de la música. Era, de verdad algo que se salía de lo normal. ¡Bailaban como los ángeles!
No era de extrañar que, para sí, quisiera la Rambla del Molino, llevar tanta agua, como babas llevaba la calle de El Molino abajo, en su arranque en la plaza de Nuestra Señora del Carmen, que era donde tenía lugar la celebración de un acto tan singular y tan fuera de programa porque, ciertamente, esa reunión de chiquillos bailadores, amparados por papás, abuelos, familiares, amigos y gentes que acudíamos llamados por la música, provocaba en ellos, en los papás y en los abuelos, un chorrear de babas al contemplar el bien hacer de sus criaturitas moviéndose, con esa gracia y salero, que nada tiene que envidiar a aquellos que han sido designados para ser reyes de infantiles y de mayores, en las ya inminentes Fiestas de la Navidad del Señor, ocasión que aprovecha la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús para llevar a cabo los bailes en honor del Dulce Nombre de su titular, de Jesús.
Al ver con qué alegría, con qué soltura y destreza, se movían todos los niños, principalmente los más chiquititos, me daba la impresión de que, en lugar de estar zapateando en el frío suelo, lo hacían en mi pericardio y, al hacerlo, se acompasaban, con ellos, los golpes de mis sístoles y diástoles.
Hay FUTURO en esta Villa, claro que hay FUTURO viendo cómo los ñacos del lugar montan semejante ALGARABÍA. Ya se están preparando las nuevas generaciones de Bailadores para tomar el testigo de los que, hoy, bailan en las Fiestas de la Navidad del Señor.
Recibe mi saludo, mis.
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
22.12.2024. Domingo. (C. 2.096)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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