La curiosa.

ESTAMPA CAUDETANA. 

LA CURIOSA. 

Mírala. No tiene reparo alguno.

Asomada a una de las ventanas por las que el convento de San José (El Carmen) mira a la calle El molino. 

No lo sé. No sé si lo hace por que es una CURIOSA y quiere enterarse de lo que acontece más allá de los vetustas muros conventuales o lo hace para lucir su tipo. El caso es que ahí la tienes creciendo.  Porque, ahí donde la ves, no está completa. Le falta una de sus flores. No sé si la SUEGRA o la NUERA. 

Presumo que si es la nuera, no ha llegado a casa, es decir, no ha llegado a llevarse a uno de los hijos de la casa. Si te fijas bien a la derecha, observarás el capullito que, lejos de explosionar como lo han hecho ya sus congéneres, diríase que está observándolos para, al emularlos, aparecer así de guapa, hermosa y provocativa.

Sí, yo soy del parecer que esta AMARILIS es una presumida y se muestra ante el viandante que sube o baja por la calle delante de ella, porque como la ves: así de guapa, así hermosa, así de atractiva, así de chula, no pretende otra cosa que llamar la atención.

Y, yo, tan contento porque la gente detiene sus prisas y la mira, la echa un piropo y se lleva, luego, un lindo recuerdo que será referente ante aquellas otras flores con las que se vaya encontrando:

Preciosa, claro que sí, dirá de alguna con la que se tropiece, pero como aquella AMARILIS que curioseaba desde el tiesto en una de las ventanas del convento, ninguna, ¡ninguna! ¡ni punto de comparación! Y es que tenía un color como moflete de bebé y, a eso, no hay quien la iguale, pienso que pensará aquel que tuvo la dicha de contemplarla.

Ella te echa a volar mi saludo de hoy, mis

¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

12.6.2025. JUEVES. (C.2.259).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.