[13:28, 30/3/2018] Carmelitas P. Alfonso: ESTAMPA CAUDETANA.
NUESTRO PADRE JESÚS, EL NAZARENO.
No, no, Caudete no se ha sumado con retraso al «día mundial
por la tierra»
¡Qué va! A aquella hora, el pueblo parecía una ciudad
fantasma. Ni un chispazo de luz artificial lucía en su centro ni por sus
alrededores. La noche reinaba, imponía su autoridad a golpe de oscuridad, solo
era salpicada por los botones de luz que salían de los hachones que portaban
los cofrades, en hilera interminable, precediendo a NUESTRO PADRE JESÚS, EL
NAZARENO..
Una carraca gigante dejaba caer su voz cascada, ronca, desde
lo alto de la torre donde permanecían en silencio, calladas, las campanas.
Jesús se encontraba en oración, a solas con el Padre, en el Huerto de los
Olivos y no había que distraerle. Solo el sonido de la carraca caía, de cuando
en cuando, por entre los alers de los tejados, en mitad de las calles
estrechas, angostas, del pueblo por donde discurría la comitiva. A veces nos
llegaban colándose por callejas y callejones hasta aquella por donde transitaba
el cortejo.
La noche era clara y apacible. El reloj de la farmacia de la
Plaza del Carmen pregonaba 14.° a eso de
las 22,15 horas y no se movía nada el aire. Ninguna sensación de frío. Por
prevenir cualquier posible percance con la carroza, los encargados del paso de
NUESTRO PADRE JESÚS, EL NAZARENO, a la salida,
para procesionar por el ámbito central del pueblo, se retrasó 20'. La
teníamos fijada para las 22,30 horas. Con mano diestra sacaron los cofrades el
paso, pendiente abajo, por la puerta de la iglesia.
Allí arriba, en lo alto de la torre, seguía sonando las
carraca.
El gentío abarrotaba las aceras de las calles por donde
pasaba su imagen. Silentes, sólo hablaba el corazón y algún niño que, con su
media lengua, rajaba el silencio.
Sí, el silencio. Compromiso adquirido por los cofrades de
todas las cofradías para acompañar, procesionando, a Nuestro PADRE JESÚS, EL
NAZARENO.
En este momento Salta en mi cabeza el recuerdo de aquella
otra procesión, la salmantina, en que a las puertas que abren la Catedral de
Salamanca al norte, antes de echar a andar la procesión, los estudiantes hacen,
ante el obispo, el voto de silencio y con ellos que portan el paso, toda la
concurrencia. Y, como la salmantina, ésta de Caudete no despegaba los labios.
Sólo los que no levantaban una cuarta del suelo y, encima, estaban en esa edad de la
preguntomanía
- «¿Esa es la Iglesia?, preguntaba un niñico a su mamá,
refiriéndose al paso de NUESTRO PADRE JESÚS, EL NAZARENO.
- - No, hijo, Él es NUESTRO PADRE JESÚS, EL NAZARENO, le
enseñaba su madre mientras le indicaba con su dedo.
Dos horas y diecisiete minutos después entraba por la puerta
de la parroquia de Santa Catatina, el paso de NUESTRO PADRE JESÚS, EL NAZARENO.
Había ido precedido por todos los cofrades de las distintas cofradías que
componen la Asociación de las mismas.
Había bajado y subido calles bastante empinadas. Había visto a sus hijos
a la vera de su caminar por el pueblo. Había estado «defendido» por una
escuadra de soldados romanos ataviados con vestiduras de fiesta uno de los
cuales llevaba el ritmo de la procesión marcando en paso a los que desfilaban
como cohorte y a los que se encargaban de llevarle a ÉL. A sus espaldas,
guardándoselas, el párroco, P. Luis Torres Pérez, vestido con los atributos que
exigía el protocolo: alba, estola y capa pluvial. No podía ser de otra manera.
Y yo, a mi vez, le guardaba a él su flanco izquierdo.
Todo concluyó casi del mismo modo que aconteciera en aquella
noche nefasta del prendimiento y posterior conducción a casa del Sumo Sacerdote
Kaifás, puesto que las manecillas del reloj ya se habían metido de hoz y coz en
el Viernes Santo.
Desde la puerta misma del palacio del Sumo Sacerdote,
cerrada tras la entrada del Señor, o, en este caso, de la iglesia parroquial,
sale para dirigirse a ti, mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.3.2018 Viernes Santo. P. Alfonso Herrera. O. C.
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