DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Día quieto. El orbe católico, aún en el tráfago de la vida
moderna, siempre con prisa, anda quieto. No es para menos. Ya desde antes de
las vísperas andaba de luto. Quieto, sí, quieto. Fue un día para visitar a
María y darle las condolencias. Le habían arrebatado al HIJO y, ante su mirada,
le habían hecho perrerías. Eso, que no se hace con nadie, con él lo hicieron y,
encima , delante de ELLA, de su Madre. Desconsolada por el sufrimiento, sentido
como propio, aquel al que sometieron al HIJO. Cada uno de los golpes en los
clavos, a ELLA se lo daban. Aquel no entrar el aire en los pulmones de su HIJO
pendiendo de los clavos de sus muñecas, a ELLA también le faltaba. Y con el
entregar JESÚS SU ESPÍRITU, suspendida, muerta de dolor quedaba ELLA, sostenida
por los brazos de Juan, el hijo espiritual que, el OTRO, el crucificado, le
diera. Estaba destrozada, hecha trizas, añicos. Hundida en su mismidad con
siete espadas atravesándole el alma.
Sí, fue un día para acercarse hasta ELLA y con ELLA estar un
rato haciéndole compañía. Que su SOLEDAD sea acompañada porque a la madre que
pierde un hijo nada hay que le levante el ánimo, nadie hay que le dé vida, pues
su vida se fue muy cosida a la vida de su Hijo, con él bajando a los infiernos
para hacer bien, para traerse a sus hijos, a sus otros hijos perdidos. Y subir
con Él por encima de las nubes, allí a lo alto, a donde la divinidad reside,
vive. Y, en llegando, ¡ohhhh! ¡Qué sorpresa!, ¡Qué felicidad! felicidad la
suya.
Pero no, hoy nos hemos llegado a donde ELLA y con ELLA HEMOS
PASADO UN RATO.
¡Madre, contigo estamos!
EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA.
- Era de madrugada. La luz no espero a la fuente que la
produce y que Dios puso a andar por los cielos, de más abajo del CIELO, cuatro
días después de haber hecho la luz, para que alumbrara a los seres que ÉL
estaba creando, como el sol, como la luna, como los luceros y como las
estrellas. Sí, hoy, LA LUZ no esperó a la luz. Hoy LA LUZ se hizo en la noche
al RESUCITAR JESÚS, antes de la alborada. Y siendo todavía de noche en el pecho
de ELLA, DE LA MADRE, de MARÍA, de repente, la presencia del HIJO RESUCITADO,
todo fue
- LUZ, con la LUZ DEL
HIJO y la inundó de FELICIDAD, DE CONTENTO. Siempre lo creyó así, siempre hizo
suya la PALABRA DEL HIJO. Estaba a la espera, una madre no se equivoca, y EL
HIJO se acercó, todo LUZ, a ELLA, a ELLA, la PRIMERA.
- AL alimón, Dios, en su HIJO, y toda la humanidad, en ELLA,
inauguraron LA PASCUA, el mal fue vencido y, sobre él, creció LA VIDA.
¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!
Hoy te llega llenito de luz mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS
DÍAS!!!!!!
1.4.2018. DOMINGO DE RESURRECCIÓN P. Alfonso Herrera. O. C.
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