ESTAMPA CAUDETANA
TEATRO PARA BEBÉS.
TEATRO PARA BEBÉS.
Hace muchos años. Asistía yo a la reunión con los padres de los alumnos de infantil. Las reuniones de inicio de un nuevo curso con los padres de los alumnos de las distintas etapas las residía y abría el director. Luego daba la palabra al miembro del equipo de psicología que se ocupaba de la etapa correspondiente y que explicaba pormenorizadamente las características propias de los niños de esa etapa y cómo iban a seguir el desarrollo psicológico de los niños a lo largo del curso escolar desde el departamento y, luego, cedía la palabra a cada uno de los profesores comenzando por el profesor de Religión y de Pastoral. Cada profesor exponía su programación y cómo iban a llevarla a cabo para alcanzar los objetivos exigidos por la Ley.
Pues bien, una de las profesoras del primer año de infantil, Luz GARCÍA, de los niños de tres añitos en su exposición, impecable, iba dejando caer sobre el auditorio de papás de los ¿tiernos? niños en qué iba a consistir su labor docente y el modo de hacerlo y de qué instrumentos se iba a servir. Yo no perdía detalle de las reacciones, sobre todo de las jóvenes mamás, que afloraban al rostro de las mismas como bocanadas de congoja. Hubieran interrumpido la exposición de la compañera docente en un montón de ocasiones. No lo hicieron porque el iter de las reuniones reservaba la intervención de los padres asistentes a la conclusión de todas las intervenciones del profesorado.
Cuando les llegó su turno centraron las preguntas en la compañera ya citada. Parecía la diana a la que lanzaban flechas envenenadas, más que preguntas, de tiro al blanco. Todas tuvieron su contestación. Una a una iban desinflándose. Luz tenía a su disposición los recursos de muchos lustros de experiencia, alguno de los padres presentes, habían tenido el primer contacto con el colegio, en su clase. Éstos estaban más tranquilos.
Concluyó aquella compañera, resumiendo sus intervenciones, «los niños de esta edad son duros, tienen mucha más capacidad para asumir conocimientos de lo que vosotros, padres, podéis imaginaros. Así que no tengáis miedo ni reparo en exigirles»
Y toda esa disertación..., puedes pensar, ¿a qué viene? Pues ni más ni menos que a lo que ves en la fotografía ilustrativa que aparece acompañando el texto.
Por todos los sitios del pueblo te los encuentras. Anuncian, a todo color, TEATRO PARA BEBÉS. El Excelentísimo Ayuntamiento patrocina e impulsa la labor que llevan a cabo. Los componentes del grupo ALGODÓN que montan la obra «Teatro para ¡¡¡BEBÉS!!! Estos componentes tienen mucho que ver, comparten, según me parece a mí, las ideas de, aquella profesora, compañera mía en las lides de la docencia. E, incluso, van más allá, puesto que bajan la edad de los niños a la etapa primera del ser humano, a aquella en que solo es un bebé.
Te lo cuento sin disimular mi contrariedad y ¿sabes por qué? Pues porque se da conflicto con mi quehacer pastoral que me impide asistir a esa obra de teatro. No tanto porque sea bebé, que sí, pero no sé dónde se encuentra ahora esa etapa de mi vida, aunque sí que sé que está muy abajo, sosteniendo todo mi edificio de persona, es mi cimiento. Cuanto por asistir a esa manera de transmitir y ver la puesta en escena de ese teatro y, en su caso, ver cuál sería la reacción de los bebés ante la oferta cultural que se les suministra desde las tablas de un teatro hecho para ellos, pero no como ellos. ¡Lástima!
¡BIEN POR «ALGODÓN»!
¡BIEN POR EL AYUNTAMIENTO!
Haciendo mutis, sale pitando por el foro para encontrarse contigo, mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
4.5.2018 Viernes. P. Alfonso Herrera. O. C.
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