ESTAMPA CONVENTUAL.
EL CONCIERTO.
No había concluido el organigrama de la fiesta en torno a la
carrera conmemorativa del Atleta del Pueblo, Antonio Amorós que fuera campeón
de España y que hiciera buenas carreras por los estadios de por fuera de las
fronteras patrias, en la que se tenían que completar 10,600 kilómetros por las
calles del pueblo, la de El Molino, la nuestra, era una de ellas, cuando en lo
más alto del pueblo daba vueltas sin parar la campanita de la ermita de Santa
Ana. Los sonidos que se sacaba así misma iban cayendo suave y pausadamente,
cual si fueran copos de una gran nevada, sobre los tejados del pueblo. Por las
ventanas abiertas, estamos en la provincia de Albacete, pero es como si
estuviéramos en el mismísimo Toledo, por aquellos de «las noches toledanas», se
colaban dentro de las casas el tin-tan,
tin-tan. Anunciaba la cena que la Asociación de Santa Ana había montado para
dar el «pistoletazo de salida» a las jornadas festivas en torno a la Santa y
nos apercibían para que estuviéramos atentos para ver desde lejos el castillo
de fuegos de artificio que iba a pintar de colorines la tersa, por el calor,
noche abriendo así la puerta a las celebraciones festivas de Santa Ana (espero
que no se olviden de San Joaquín, y no lo digo por Joaquinín porque, éste, por
trabajar, ni respirar se permite. NO, él no está de fiesta, lo digo por el
esposo de Santa Ana).
Habían terminado y digerido la cena, las luces de colores
que había encendido en el cielo el castillo de fuegos artificiales se habían
quedado a oscuras, con la oscuridad de la noche. Pero el campanillo de la
ermita seguía sembrando por todo el pueblo su toque chillón. Por última vez lo
oí a las 01,50 horas antes de caer por la pendiente hasta la profundidad del
sueño.
Cuando morfeo dejó de trabajar y se fue a descansar un
ratito, me puse en pie y, tras rezar los Laudes y de desayunar un poco, me bajé
al claustro bajo para regar plantas y patio porque, hoy, el claustro se va a
poner de tiros largos. Esperábamos a la orquesta de cuerda del pueblo para dar
un concierto con motivo de las fiestas del Carmen (al finalizar cada
interpretación y antes de que echaran humos las palmas de los asistentes, el
director, con los intérpretes puestos en pie, hacía de vitorero y lanzaba la
aclación:¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! y toda la concurrencia, a una sola voz,
contestaba ¡VIVA! Y, acto seguido, sonaban los aplausos. Era una delicia
ver a los músicos desde el claustro alto
cómo le sacaban los sonidos conjuntados a las cuerdas de sus instrumentos y,
sobre todo, daba pleno gozo contemplar el entusiasmo de los asistentes que,
libres de pago, era con entrada libre, disfrutaban del arte de la jovencita
orquesta de cuerda del pueblo y les agradecían, con sonoros aplausos, las
sucesivas intervenciones, a cual mejor, del programa preparado para el deleite
de la concurrencia.
Eran las doce del mediodía cuando el director, batuta en
mano, daba la salida. Los melómanos buscaban la sombra donde la hubiera, hasta
al amparo de los cipreses, porque el
sol, con una puntería astronómica, barría gran parte del claustro y lo hacía
sin miramientos, a lo bestia.
El momento más entrañable para mí fue cuando el director
sacó de debajo de la sombra al miembro más chiquitito del conjunto y daba
gloria verle interpretar y manejar el violín con una maestría que embobaba.
Desde la ventana de mi cuarto gravé la pieza sacada de la
película Ben Hur, «La estrella de Belén» para que tú también disfrutes,
siquiera sea una pieza del repertorio arrancado a las cuerdas. Espero que te
guste.
Y en esa fía te va para allá mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS
DÍAS!!!!!!
17.7.2018. Martes.
P. Alfonso Herrera O. C.
alfonsoherr@gmail.com
Ahí tienes la imagen de la VIRGEN DELCARMEN que ocupa el
cuartel central de la casa donde nací. Es de 1918 (100 años ya) porque en ese
año construyó la casa el tío Jesús. que hablé ayer. La del artista azulejero
Luna. ¿A que es guapa,? Me la ha mandado mi pariente Esperanza.
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