ESTAMPA CAUDETANA.
EL CRUCIFIJO DE LA CAPILLA DE LA COMUNIÓN.
EL CRUCIFIJO DE LA CAPILLA DE LA COMUNIÓN.
- No te oculto que iba espoleado por la curiosidad ya que, mediado el día, me
había remitido Antonio CONEJERO RODRÍGUEZ un WhatshApp con cuatro instantáneas,
que testimoniaban la "vuelta a casa" del CRUCIFIJO que, en
preguerra, coronara la verja de la entrada a la capilla de la Comunión y
que, desde ayer mañana, vuelve a ocupar su sitio.
- Cuando le vi allí en lo alto, algo correteó por mis adentros. Estaba guapo, guapo. Parecía que hubiera sido el abuelo y no el nieto quien hubiera colocado, ayer mañana, EL CRUCIFIJO en su sitio.
- Han pasado OCHENTA Y DOS AÑOS Y TREINTA Y CUATRO DÍAS.
Aconteció aquel maladado día de 22 de julio de 1936, cuando unas partidas de vándalos entraron al asalto en los centros de culto del pueblo y pegaron fuego a todos los elementos del culto e imágenes que no fueron salvados, in extremis, por gentes que apostaron mucho en la acción. Fue aquel día cuando fue echado abajo de la verja de la entrada a la capilla de la Comunión de Santa Catalina EL CRUCIFIJO que coronaba la verja de entrada.
Eran tiempos difíciles y a la Iglesia y a sus símbolos se las había hecho "chivo expiatorio"
Ese CRUCIFIJO fue echado abajo y arrojado a la lumbre en la que se consumían imágenes, elementos de culto y todo lo que se pescó (menos mal que el bendecido Manuel Gil Pérez retiró el Santísimo Sacramento y, en banastas de ropa, los libros del archivo con las noticias de siglos de todo un pueblo, llevado a efecto por una mujer).
Alguien le retiró de entre las cenizas y dotado de un pie presidió la vida de aquella familia durante todo este tiempo.
Antonio CONEJERO RODRÍGUEZ, que es un buscador y defensor de los vestigios de la vida del pueblo, tuvo noticia de ese CRUCIFIJO y se lanzó, como el mejor de los rastreadores, en su búsqueda y, LO CONSIGUIÓ. No encontró oposición alguna por parte del poseedor, nieto de aquella persona que, siendo niña, la sacó de entre las cenizas de aquella hoguera.
Un buen día, no hace mucho tiempo, todo contento, le trajo al convento para, si lo estimaba conveniente el párroco, devolverle al sitio donde estuvo desde que allí le colocara un gran artista de la forja, Francisco Sivó "El Monecillo" fundador de la saga de los SIVÓ, el abuelo de la actual generación que ahora ostenta el nombre de "Hijos de José Sivó", hijo vivo de aquel artífice.
Antonio se fue a hablar con Claudio para pedirle que retomara la obra de su abuelo y restaurara EL CRUCIFIJO y lo situara en su lugar, en la verja que da entrada a la Capilla de la Comunión de Santa Catalina, que también es obra de forja de su abuelo.
No puedo describirte la sensación que experimentó el bueno de Claudio cuando tuvo en sus manos la obra de su abuelo, pues no estuve presente. Sí te puedo decir que se hizo cargo de la restauración y de su posterior colocación en el sitio en el que fuera colocado por su abuelo y... ¡sin extender factura!
Lógico ¿Que diría su abuelo?
Ahí le tienes en lo alto de la escalera tras haber colocado el CRUCIFIJO en su sitio.
El abuelo artista se ha dado un abrazo con su nieto Claudio, artista, en el hecho de la colocación del CRUCIFIJO de ambos. Gracias abuelo por haber velado desde el cielo por aquella obrita tuya y que ha restaurado tu nieto Claudio. Vuelve a estar completa tu obra de forja hoy, por ayer, 25.8.2018, OCHENTA Y DOS AÑOS Y TREINTA Y CUATRO DÍAS DESPUÉS.
A aquel que se desprendió del CRUCIFIJO, a Antonio CONEJERO, que le siguió la pista, lo solicitó y lo consiguió y al nieto del artista primero, a Claudio Sivó, que, al alimón, han colaborado, de modo desinteresado, para traer la reliquia al lugar donde estuvo desde que saliera de la forja SIVÓ hasta el 22.7.1936, mi AGRADECIMIENTO. Un recuerdo y una oración cargados de gratitud al fundador de la saga de los Sivó, FRANCISCO SIVÓ , conocido como el "Monecillo".
Pletórico de contento va, con la grata noticia, mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
26.8.2018. Domingo QUINTO DÍA DE LA NOVENA EN HONOR DE LA VIRGEN DE GRACIA.
- Cuando le vi allí en lo alto, algo correteó por mis adentros. Estaba guapo, guapo. Parecía que hubiera sido el abuelo y no el nieto quien hubiera colocado, ayer mañana, EL CRUCIFIJO en su sitio.
- Han pasado OCHENTA Y DOS AÑOS Y TREINTA Y CUATRO DÍAS.
Aconteció aquel maladado día de 22 de julio de 1936, cuando unas partidas de vándalos entraron al asalto en los centros de culto del pueblo y pegaron fuego a todos los elementos del culto e imágenes que no fueron salvados, in extremis, por gentes que apostaron mucho en la acción. Fue aquel día cuando fue echado abajo de la verja de la entrada a la capilla de la Comunión de Santa Catalina EL CRUCIFIJO que coronaba la verja de entrada.
Eran tiempos difíciles y a la Iglesia y a sus símbolos se las había hecho "chivo expiatorio"
Ese CRUCIFIJO fue echado abajo y arrojado a la lumbre en la que se consumían imágenes, elementos de culto y todo lo que se pescó (menos mal que el bendecido Manuel Gil Pérez retiró el Santísimo Sacramento y, en banastas de ropa, los libros del archivo con las noticias de siglos de todo un pueblo, llevado a efecto por una mujer).
Alguien le retiró de entre las cenizas y dotado de un pie presidió la vida de aquella familia durante todo este tiempo.
Antonio CONEJERO RODRÍGUEZ, que es un buscador y defensor de los vestigios de la vida del pueblo, tuvo noticia de ese CRUCIFIJO y se lanzó, como el mejor de los rastreadores, en su búsqueda y, LO CONSIGUIÓ. No encontró oposición alguna por parte del poseedor, nieto de aquella persona que, siendo niña, la sacó de entre las cenizas de aquella hoguera.
Un buen día, no hace mucho tiempo, todo contento, le trajo al convento para, si lo estimaba conveniente el párroco, devolverle al sitio donde estuvo desde que allí le colocara un gran artista de la forja, Francisco Sivó "El Monecillo" fundador de la saga de los SIVÓ, el abuelo de la actual generación que ahora ostenta el nombre de "Hijos de José Sivó", hijo vivo de aquel artífice.
Antonio se fue a hablar con Claudio para pedirle que retomara la obra de su abuelo y restaurara EL CRUCIFIJO y lo situara en su lugar, en la verja que da entrada a la Capilla de la Comunión de Santa Catalina, que también es obra de forja de su abuelo.
No puedo describirte la sensación que experimentó el bueno de Claudio cuando tuvo en sus manos la obra de su abuelo, pues no estuve presente. Sí te puedo decir que se hizo cargo de la restauración y de su posterior colocación en el sitio en el que fuera colocado por su abuelo y... ¡sin extender factura!
Lógico ¿Que diría su abuelo?
Ahí le tienes en lo alto de la escalera tras haber colocado el CRUCIFIJO en su sitio.
El abuelo artista se ha dado un abrazo con su nieto Claudio, artista, en el hecho de la colocación del CRUCIFIJO de ambos. Gracias abuelo por haber velado desde el cielo por aquella obrita tuya y que ha restaurado tu nieto Claudio. Vuelve a estar completa tu obra de forja hoy, por ayer, 25.8.2018, OCHENTA Y DOS AÑOS Y TREINTA Y CUATRO DÍAS DESPUÉS.
A aquel que se desprendió del CRUCIFIJO, a Antonio CONEJERO, que le siguió la pista, lo solicitó y lo consiguió y al nieto del artista primero, a Claudio Sivó, que, al alimón, han colaborado, de modo desinteresado, para traer la reliquia al lugar donde estuvo desde que saliera de la forja SIVÓ hasta el 22.7.1936, mi AGRADECIMIENTO. Un recuerdo y una oración cargados de gratitud al fundador de la saga de los Sivó, FRANCISCO SIVÓ , conocido como el "Monecillo".
Pletórico de contento va, con la grata noticia, mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
26.8.2018. Domingo QUINTO DÍA DE LA NOVENA EN HONOR DE LA VIRGEN DE GRACIA.
Así trajo el crucifijo Antonio.
Restaurado antes de ser colocado en su sitio.
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