ESTAMPA CONVENTUAL.
LA BODA.
LA BODA.
La imagen de LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE MARÍA presidió, todo el día de ayer, en
lugar de honor en el presbiterio de la parroquia de Santa Catalina, todos los
cultos que el pueblo fiel le tributó.
Ayer, en el CONVENTO De SAN JOSÉ (EL CARMEN). Tuvimos fiesta gordica porque LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA acompaño los primeros pasos de la existencia de LOS CARMELITAS. Con decirte que el ecónomo "se portó", te digo bastante porque nos metió en el horno unas paletillas de corderico que, aunque no procedían de las altas planicies segoviano-sorianas, sí que se dejaban comer y, además, decía un frailico:
- "No huelen a establo".
Sí, la carne no era de "cordero padreao" como dicen de ellos, de los creciditos, las gentes de la altiplanicie de la vieja Castilla.
¿Sabes por qué?
Pues porque era un animal de leche, era lechazo.
La carne se fue haciendo mientras en la iglesia del CARMEN tenía lugar LA BODA. Bueno, bueno, no era una boda propiamente dicha. Eran las BODAS DE ORO de JOSÉ MARÍA Y DE ISABEL.
Entraron en el templo (en hora caudetana) precedidos por el nieto más pequeño y por el biznieto que casi, casi, parecía su mellicico. Llevaban de la mano una cestica con las arras y los anillos. Detrás entraron ellos tan chulos, tan chulos, que parecían un anuncio de una gran superficie comercial. Por no faltarles, no les faltaba de nada pues hasta Isabel, la novia, llevaba en sus manos un precioso ramo de flores traídas, presumiblemente, de allende el océano.
Sus dos hijas, María José y Rosabel, se habían confabulado para darles una sorpresa y, como dijo el "novio" en el desarrollo de la ceremonia,
-"Mire Ud. ha sido una encerrona. Nos habían dicho que nos llevaban al restaurante para celebrar los CINCUENTA con ellas, los yernos, cuatro nietos y un biznieto y, ya ve, aquí estamos"
-"Pues mire por donde, les dije, nos unimos todos los que aquí nos encontramos a la celebración de acción de gracias por esos CINCUENTA AÑOS y, también al banquete. ¡Vaya sorpresón que os han dado las chicas. No vais a tener suficiente dinero en la cartera!
-"No se preocupe, dijo Isabel, la novia, tiramos de la tarjeta"
Terminada la homilía renovaron sus compromisos matrimoniales entregándose las arras y los anillos.
El biznieto correteaba de un lado a otro, como diría el P. Ángel, "a la suya, a la suya"
Quisieron fijar el momento para el recuerdo delante del altar y de la Virgen del Carmen y lucieron así de bien para las fotos. Ahí los ves.
Fuera de la iglesia, concluido el acto religioso, serpenteó por la calle El Molino, como un ofidio herido, una traca que con el estampido de la bomba, que hacía de cabeza, cerraba el acto religioso en torno a la mesa del altar y abría el profano en torno, también, a una mesa donde tendría lugar el ágape familiar.
Arriba, en el claustro alto, flotaba en el ambiente un olorcico que ponía firmes las glándulas olfativas encargadas de abrir las compuertas a los jugos gástricos. El corderico ya estaba hecho.
Los Carmelitas estábamos de fiesta, ya te lo decía al principio. Cuando nacimos en el Monte Carmelo a caballo entre los siglos XI y XII en torno a una capillita (todavía se conservan las paredes de aquella capilla excavada bajo la dirección de una ilustre arqueóloga de la universidad de Jerusalén) donde se reunían los monjes para la oración presididos por ELLA, por LA PURÍSIMA. ELLA fue la primera advocación a través de la cual dábamos pleitesía a LA MADRE DE DIOS y del CARMELO y que, con el correr del tiempo y las circunstancias, dejó su puesto a la advocación de EL CARMEN (Otro día te hablaré acerca de ello).
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
9.12.2018. Domingo. P. Alfonso Herrera, O. C.
Ayer, en el CONVENTO De SAN JOSÉ (EL CARMEN). Tuvimos fiesta gordica porque LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA acompaño los primeros pasos de la existencia de LOS CARMELITAS. Con decirte que el ecónomo "se portó", te digo bastante porque nos metió en el horno unas paletillas de corderico que, aunque no procedían de las altas planicies segoviano-sorianas, sí que se dejaban comer y, además, decía un frailico:
- "No huelen a establo".
Sí, la carne no era de "cordero padreao" como dicen de ellos, de los creciditos, las gentes de la altiplanicie de la vieja Castilla.
¿Sabes por qué?
Pues porque era un animal de leche, era lechazo.
La carne se fue haciendo mientras en la iglesia del CARMEN tenía lugar LA BODA. Bueno, bueno, no era una boda propiamente dicha. Eran las BODAS DE ORO de JOSÉ MARÍA Y DE ISABEL.
Entraron en el templo (en hora caudetana) precedidos por el nieto más pequeño y por el biznieto que casi, casi, parecía su mellicico. Llevaban de la mano una cestica con las arras y los anillos. Detrás entraron ellos tan chulos, tan chulos, que parecían un anuncio de una gran superficie comercial. Por no faltarles, no les faltaba de nada pues hasta Isabel, la novia, llevaba en sus manos un precioso ramo de flores traídas, presumiblemente, de allende el océano.
Sus dos hijas, María José y Rosabel, se habían confabulado para darles una sorpresa y, como dijo el "novio" en el desarrollo de la ceremonia,
-"Mire Ud. ha sido una encerrona. Nos habían dicho que nos llevaban al restaurante para celebrar los CINCUENTA con ellas, los yernos, cuatro nietos y un biznieto y, ya ve, aquí estamos"
-"Pues mire por donde, les dije, nos unimos todos los que aquí nos encontramos a la celebración de acción de gracias por esos CINCUENTA AÑOS y, también al banquete. ¡Vaya sorpresón que os han dado las chicas. No vais a tener suficiente dinero en la cartera!
-"No se preocupe, dijo Isabel, la novia, tiramos de la tarjeta"
Terminada la homilía renovaron sus compromisos matrimoniales entregándose las arras y los anillos.
El biznieto correteaba de un lado a otro, como diría el P. Ángel, "a la suya, a la suya"
Quisieron fijar el momento para el recuerdo delante del altar y de la Virgen del Carmen y lucieron así de bien para las fotos. Ahí los ves.
Fuera de la iglesia, concluido el acto religioso, serpenteó por la calle El Molino, como un ofidio herido, una traca que con el estampido de la bomba, que hacía de cabeza, cerraba el acto religioso en torno a la mesa del altar y abría el profano en torno, también, a una mesa donde tendría lugar el ágape familiar.
Arriba, en el claustro alto, flotaba en el ambiente un olorcico que ponía firmes las glándulas olfativas encargadas de abrir las compuertas a los jugos gástricos. El corderico ya estaba hecho.
Los Carmelitas estábamos de fiesta, ya te lo decía al principio. Cuando nacimos en el Monte Carmelo a caballo entre los siglos XI y XII en torno a una capillita (todavía se conservan las paredes de aquella capilla excavada bajo la dirección de una ilustre arqueóloga de la universidad de Jerusalén) donde se reunían los monjes para la oración presididos por ELLA, por LA PURÍSIMA. ELLA fue la primera advocación a través de la cual dábamos pleitesía a LA MADRE DE DIOS y del CARMELO y que, con el correr del tiempo y las circunstancias, dejó su puesto a la advocación de EL CARMEN (Otro día te hablaré acerca de ello).
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
9.12.2018. Domingo. P. Alfonso Herrera, O. C.
Viva los novios
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