ESTAMPA CAUDETANA.
LA TIRITA CLERICAL.
LA TIRITA CLERICAL.
No me conocía. Ya han pasado 18 meses desde aquel 11de septiembre de 2017 en
que asenté mis reales en Caudete, y no me conocía.
A mí sí que me resultaba vagamente conocida porque, alguna vez me crucé con ella y le di las buenas tardes. No me cuesta nada saludar, aunque, gentes hay, que no reciban el saludo puesto que, como no contestan...
Resulta que ayer bajaba, como todas las tardes de esta semana, a la parroquia de San Francisco para celebrar la Eucaristía con la feligresía, una veintena, y tras depositar la bolsa con los envases de plásticos en el contenedor, acompasamos los pasos una señora y yo por la calle La Nieve. Delante de nosotros, dos mozalbetes desinhibidos, con la melena al viento. Uno iba a su bola. No se hacía notar, pero el otro lo hacía por los dos y, si en lugar de dos, hubieran sido un regimiento, por todos ellos lo hubiera hecho. Bajaba el muchachote de la acera a la calzada y de ésta, subía a la otra acera, haciendo aspavientos. Más pareciera un molino de esos de viento en pequeño, aunque el chaval era de una buena talla. Por su boca echaba palabras, muchas de ellas las trae el diccionario impresas con su significado, otras eran producto del lenguaje característico del segmento de edad en que se encontraban los chavales. Pero en cualquier caso, mal empleadas, por lo que resultaban malsonantes. Vamos que no sentaban nada bien al entrar por los pabellones auditivos de la señora, con la que caminaba, y en los míos. Máxime porque iban amparadas por la actitud del muchacho vocinglero que paraba, de cuando en cuando, en mitad de la calzada de la calle y, mirándonos, gesticulaba y gritaba más fuerte, subiendo el tono de sus gritos, que no de sus voces, para que nos llegara nítido y con potencia fónica, su mensaje que hablaba, entre otros temas, de uno en especial que giraba en torno a la extirpación traumática, a realizar a mordisco limpio, de una parte saliente, o colgajo, de su joven cuerpo. (Eran sólo palabras porque, de ser hecho real, se le hubiera venido abajo la virilidad de la que alardeaba y presumía, a voz en grito).
- ("...").
No voy a ponerte aquí el juicio de mi acompañante, pues era muy duro, durísimo, y no solo contra el jovenzuelo que, sin cortarse un pelo y sin pizca de vergüenza, echaba por su boca, casi a nuestros pies, la basura que, extraída del mundo joven donde hunden sus semillas doctrinas que buscan barrer, erradicar, de un plumazo los principios sobre los cuales se edifica la persona, con el fin de hacer de ellos "peleles" o "marionetas" y donde meten, alevosamente, "sus pezuñas" ciertos medios de comunicación y redes sociales, que no el IES del pueblo y, mucho menos, sus padres, iba dejando por el camino, sino contra toda su generación.
- No, mujer, le decía yo, tiene que llegar el momento, una vez roto el cascarón, en que se vean hombres y en las manos, las herramientas para el cuidado y perfeccionamiento del mundo que ellos han de gobernar y regir no tardando mucho.
- ("...")
En eso llegamos a Plaza Nueva y una comadre con la que nos cruzamos le dijo sin mediar saludo alguno:
-Fulanita, no recuerdo cómo la llamó, ni si era nombre o apodo,
¿es que está enferma tu madre?
- No, ¿por qué?, la contestó.
- Es que, como vas con el cura...
Y volviéndose a mí me preguntó:
- ¿Es Ud. cura?
- Mujer, le contesté, "yo ya estoy más que curado", se rieron las dos. Sí, soy el superior del CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN) y, a la vez, el coadjutor de San Francisco y de Santa Catalina. Voy ahora a San Francisco para celebrar la misa de las 18,30.
Nos despedimos. Ella torció por la calle Pintada, mientras yo subía a la calle Eras para enfilar por San Jaime a la parroquia del barrio.
Aquella mujer no se había fijado, hasta ese momento, en la TIRITA DE PLÁSTICO BLANCO que unía los dos lados del cuello de mi camisa.
Aquí te dejo mi saludo y, con él, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.2.2019. Sábado. P. Alfonso Herrera, O. C.
A mí sí que me resultaba vagamente conocida porque, alguna vez me crucé con ella y le di las buenas tardes. No me cuesta nada saludar, aunque, gentes hay, que no reciban el saludo puesto que, como no contestan...
Resulta que ayer bajaba, como todas las tardes de esta semana, a la parroquia de San Francisco para celebrar la Eucaristía con la feligresía, una veintena, y tras depositar la bolsa con los envases de plásticos en el contenedor, acompasamos los pasos una señora y yo por la calle La Nieve. Delante de nosotros, dos mozalbetes desinhibidos, con la melena al viento. Uno iba a su bola. No se hacía notar, pero el otro lo hacía por los dos y, si en lugar de dos, hubieran sido un regimiento, por todos ellos lo hubiera hecho. Bajaba el muchachote de la acera a la calzada y de ésta, subía a la otra acera, haciendo aspavientos. Más pareciera un molino de esos de viento en pequeño, aunque el chaval era de una buena talla. Por su boca echaba palabras, muchas de ellas las trae el diccionario impresas con su significado, otras eran producto del lenguaje característico del segmento de edad en que se encontraban los chavales. Pero en cualquier caso, mal empleadas, por lo que resultaban malsonantes. Vamos que no sentaban nada bien al entrar por los pabellones auditivos de la señora, con la que caminaba, y en los míos. Máxime porque iban amparadas por la actitud del muchacho vocinglero que paraba, de cuando en cuando, en mitad de la calzada de la calle y, mirándonos, gesticulaba y gritaba más fuerte, subiendo el tono de sus gritos, que no de sus voces, para que nos llegara nítido y con potencia fónica, su mensaje que hablaba, entre otros temas, de uno en especial que giraba en torno a la extirpación traumática, a realizar a mordisco limpio, de una parte saliente, o colgajo, de su joven cuerpo. (Eran sólo palabras porque, de ser hecho real, se le hubiera venido abajo la virilidad de la que alardeaba y presumía, a voz en grito).
- ("...").
No voy a ponerte aquí el juicio de mi acompañante, pues era muy duro, durísimo, y no solo contra el jovenzuelo que, sin cortarse un pelo y sin pizca de vergüenza, echaba por su boca, casi a nuestros pies, la basura que, extraída del mundo joven donde hunden sus semillas doctrinas que buscan barrer, erradicar, de un plumazo los principios sobre los cuales se edifica la persona, con el fin de hacer de ellos "peleles" o "marionetas" y donde meten, alevosamente, "sus pezuñas" ciertos medios de comunicación y redes sociales, que no el IES del pueblo y, mucho menos, sus padres, iba dejando por el camino, sino contra toda su generación.
- No, mujer, le decía yo, tiene que llegar el momento, una vez roto el cascarón, en que se vean hombres y en las manos, las herramientas para el cuidado y perfeccionamiento del mundo que ellos han de gobernar y regir no tardando mucho.
- ("...")
En eso llegamos a Plaza Nueva y una comadre con la que nos cruzamos le dijo sin mediar saludo alguno:
-Fulanita, no recuerdo cómo la llamó, ni si era nombre o apodo,
¿es que está enferma tu madre?
- No, ¿por qué?, la contestó.
- Es que, como vas con el cura...
Y volviéndose a mí me preguntó:
- ¿Es Ud. cura?
- Mujer, le contesté, "yo ya estoy más que curado", se rieron las dos. Sí, soy el superior del CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN) y, a la vez, el coadjutor de San Francisco y de Santa Catalina. Voy ahora a San Francisco para celebrar la misa de las 18,30.
Nos despedimos. Ella torció por la calle Pintada, mientras yo subía a la calle Eras para enfilar por San Jaime a la parroquia del barrio.
Aquella mujer no se había fijado, hasta ese momento, en la TIRITA DE PLÁSTICO BLANCO que unía los dos lados del cuello de mi camisa.
Aquí te dejo mi saludo y, con él, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.2.2019. Sábado. P. Alfonso Herrera, O. C.
Buenos días, P. Alfonso,la juventud de hoy , bueno no todos, no tienen respeto a nada,y no les quieras reprender porque en cima te plantan cara,,lo de la señora esta que pregunto si usted era cura,,poco va a misa si no lo conoceria, bueno feliz sabado
ResponderEliminarMuy buenos días P. Alfonso tan temprano se me han movido las bilis del comentario sobre los jóvenes, muchas veces cuando nos encontramos en esas circunstancias es mejor imnoralos.Pero al seguir leyendo me ha sacado una sonrisa, por el v comentario de las dos señoras. Que tenga un buen día.
ResponderEliminarDescribe con tal exactitud las cosas,que he visto a los" mozalbetes" en cuestión,danzando calle la Nieve abajo.No toda la juventud es así,por suerte,pero hay una gran parte que se hace notar de esa manera.Buenos días P.Alfonso.
ResponderEliminarUnos desafíos irrespetuosos. ..ignorantes del valor de la persona. ...máxime cuando esa persona es un sacerdote. Un carmelita más valioso que cualquier joya. ..Tan necesario como el Pan y el Vino que en sus manos hacen presente y vivo al Señor de todo .Ignorancia dañina carente de los valores tan precisos y preciosos como el amor....a padres y amigos...Enfin una pena que algunos jóvenes no disfruten de la inmensa riqueza de su pueblo cargado de fe en Dios y de una cultura inmensa afincada en su Patrona.
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