Las Jardineras de las Arenas de Caudete

ESTAMPA CAUDETANA.
LAS JARDINERAS DE LAS ARENAS DE CAUDETE.

  Guapa está la plaza. GUAPA, sí señor, GUAPA ESTÁ LA PLAZA.
El otro día, cuando terminé la Eucaristía en la parroquia del Barrio, en San Francisco, serían las 19,00 horas, se me abría un tiempo largo hasta la celebración de la penitencial con los 17 niños de la Primera Comunión y sus padres fijada para hora y media después.
Me dije: en lugar de marchar a casa, para volver después, voy a llegarme hasta la ermita de San Antón para dar un paseo por el Barrio y, también, por mis adentros. Tomé café en el bar y al salir todo yo me llené con la contemplación del monumento caudetano, LAS ARENAS DE CAUDETE que levantara, en primera instancia por el mecenas Don Paco Albalat por los inicios del siglo pasado (ya te de hablado de ello en otras ocasiones) y sacado del ostracismo, después, por iniciativa del Ilmo. Ayuntamiento, a que había llegado con el paso del tiempo, por el expolio sufrido y por el hundimiento de una parte de ella que, por cierto, se llevó de este mundo a un par de chavalitos que jugaban a su vera y que quedaron aplastados por el derrumbe.
Atravesé la Avenida de San Jaime y me llegué hasta las jardineras que separan ésta de la plaza y sus alrededores. Se me vino el alma a los pies. Salvo unos arbustos a sus orillas, nada, un desierto. De las plantas tapizantes, de las que son legión (como los diablos) en los parterres de las zonas de playa, no quedaba nada, fuera de unos ramitas secas, tristes vestigios de tiempos mejores. ¡Una pena!
- Vino a mi recuerdo aquella conversación con Lola, la de los tapices, acerca de las plantaciones que habían llevado a cabo los oficiales de parques y jardines en el Paseo Luis Golf y en el Paseo de la Virgen de Gracia y del enfado que tenían porque, amigos de lo ajeno, se habían llevado, para adornar el pueblo, desde sus balcones, una veintena de ellas, y les habían obligado a reponerlas. Y me decía yo, pues de aquí no se han llevado ninguna, porque ninguna han plantado. Las jardineras están yermas, no les han dado, ni siquiera, vuelta a la tierra para airearla, no la han abonado y, por supuesto, nada han plantado. Yo sé que, con esto de las elecciones municipales, todo está parado, ¡PLANTADO! Espero que aquellos que salgan de ellas enarbolando la vara de mando dicten, como primera providencia, la orden de poner guapas a aquellas jardineras para darle, así, más prestancia y empaque, si cabe, a ese monumento del lugar que, si en la actualidad no es acogedor de eventos taurinos, sí que recoge eventos sociales para el disfrute de las gentes caudetanas.
Más allá, en la zona por donde tenían su entrada a toriles los animales que iban a ser toreados, en las jardineras, hacían esfuerzos ímprobos estas plantas para resistirse al no ser, al desaparecer, y con sus últimas fuerzas, ofrecían al viandante, la hermosura de algunas flores que se autoinmolaban en alabanza a un monumento de Caudete tan digno que nos habla del hacer de otros caudetanos que vivieron hace ya más de un siglo.

Tristecico, pero esperanzado va hasta ti mi saludo, mis 

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
19.5.2019. Domingo. P. Alfonso Herrera, O. Carm.