ESTAMPA CAUDETANA.
YA NO BAJÓ DEL ANDAMIO, LO EMPLEÓ PARA SUBIR MÁS ALTO.
+ LOLÍN MEDINA LÓPEZ.
YA NO BAJÓ DEL ANDAMIO, LO EMPLEÓ PARA SUBIR MÁS ALTO.
+ LOLÍN MEDINA LÓPEZ.
Antes de ayer nos llamó una de sus hijas, creo que fue Marina.
-«Mi madre ha fallecido y llevamos sus restos a Caudete para inhumarla junto a los restos de su esposo, PEDRO TORRES COTARELO, nuestro padre. Desearíamos que tuviera lugar el funeral y posterior sepelio a las once horas de mañana».
Ya no bajó del andamio, no. Ya no bajó de las alturas, lo empleó para subir más alto.
Había trabado yo conocimiento con ella en la mañana del día 7 de septiembre pasado cuando nos abrió, al clero, las puertas de su casa con el fin de dejar los ornamentos durante la parada que, según es tradición, realiza la procesión de las IMÁGENES DE LA VIRGEN DE GRACIA Y SAN BLAS, en la Glorieta de la Cruz para que las gentes del pueblo que procesionaban, entre los que se encontraba el Exmo. Sr. Alcalde y algunos de sus concejales, pueda reponer fuerzas con el almuerzo antes de que los volanticos hagan su rueda delante de las imágenes sagradas y los escopeteros de las comparsas lo movilicen todo con el tronar de sus arcabuces, reemprendiendo la procesión su camino.
Fue entonces cuando la conocí. Nos flanqueó la puerta, ella y su hija Marina.
Tuvimos tiempo para que Marina me enseñara todas aquellas pinturas de su padre que tapizan completamente las paredes de su casa. Creo recordar que en enero del año pasado te hablé de la última de sus obras, una copia de LA VIRGEN DE LAS UVAS. Con ella se vinieron conmigo, en la cámara oscura de mi telefonillo, algunas otras y, las demás, revolotean por entre los pliegues de mi memoria. Entre las que se vinieron conmigo está el retrato de LOLÍN (Dolores Medina López), la mujer del pintor. Ahí arriba te la muestro.
Cuando yo vi a Loli no se parecía, salvo por sus rasgos, a aquella joven que en 1944 ayudaba a Pedro, su marido, en la restauración de la parroquia de San Francisco. Daba gusto verla, con su guardapolvos, subida en los andamios colaborando para sacar a la iglesia de la situación caótica en que la habían dejado los exaltados incendiarios el 22 de julio de ocho años antes.
Hoy, por ayer, Lolín, como se la conocía, ya no se subió al andamio pues ya había dado de sí todo el bagaje con el que llegó a este mundo y que tardó en emplear la friolera de 93 años. Ayer la subieron sus cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, al último de los andamios pero, ya, para no bajar, sino para subir más alto e ir al reencuentro con Pedro, el pintor que fuera su marido y que tan guapa la fijó para la posteridad en el retrato y en el fresco de la pared de la nave de la parroquia de San Francisco, en el que se contempla al Santo titular de la misma en éxtasis y ella, junto a su hija Isabel, me ha dicho Juan el sacristán, como ángeles, «en la casa del Padre donde, decía el Evangelio de San Juan que leí en la misa, hay muchas estancias» (Juan 14,1-6).
Sí, desde el andamio, su cuerpo exánime, colocado delante del altar de Santa Catalina, fue elevada, de entre nosotros, a la casa del Padre subiendo, así, a lo alto, a lo más alto.
-«Mi madre ha fallecido y llevamos sus restos a Caudete para inhumarla junto a los restos de su esposo, PEDRO TORRES COTARELO, nuestro padre. Desearíamos que tuviera lugar el funeral y posterior sepelio a las once horas de mañana».
Ya no bajó del andamio, no. Ya no bajó de las alturas, lo empleó para subir más alto.
Había trabado yo conocimiento con ella en la mañana del día 7 de septiembre pasado cuando nos abrió, al clero, las puertas de su casa con el fin de dejar los ornamentos durante la parada que, según es tradición, realiza la procesión de las IMÁGENES DE LA VIRGEN DE GRACIA Y SAN BLAS, en la Glorieta de la Cruz para que las gentes del pueblo que procesionaban, entre los que se encontraba el Exmo. Sr. Alcalde y algunos de sus concejales, pueda reponer fuerzas con el almuerzo antes de que los volanticos hagan su rueda delante de las imágenes sagradas y los escopeteros de las comparsas lo movilicen todo con el tronar de sus arcabuces, reemprendiendo la procesión su camino.
Fue entonces cuando la conocí. Nos flanqueó la puerta, ella y su hija Marina.
Tuvimos tiempo para que Marina me enseñara todas aquellas pinturas de su padre que tapizan completamente las paredes de su casa. Creo recordar que en enero del año pasado te hablé de la última de sus obras, una copia de LA VIRGEN DE LAS UVAS. Con ella se vinieron conmigo, en la cámara oscura de mi telefonillo, algunas otras y, las demás, revolotean por entre los pliegues de mi memoria. Entre las que se vinieron conmigo está el retrato de LOLÍN (Dolores Medina López), la mujer del pintor. Ahí arriba te la muestro.
Cuando yo vi a Loli no se parecía, salvo por sus rasgos, a aquella joven que en 1944 ayudaba a Pedro, su marido, en la restauración de la parroquia de San Francisco. Daba gusto verla, con su guardapolvos, subida en los andamios colaborando para sacar a la iglesia de la situación caótica en que la habían dejado los exaltados incendiarios el 22 de julio de ocho años antes.
Hoy, por ayer, Lolín, como se la conocía, ya no se subió al andamio pues ya había dado de sí todo el bagaje con el que llegó a este mundo y que tardó en emplear la friolera de 93 años. Ayer la subieron sus cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, al último de los andamios pero, ya, para no bajar, sino para subir más alto e ir al reencuentro con Pedro, el pintor que fuera su marido y que tan guapa la fijó para la posteridad en el retrato y en el fresco de la pared de la nave de la parroquia de San Francisco, en el que se contempla al Santo titular de la misma en éxtasis y ella, junto a su hija Isabel, me ha dicho Juan el sacristán, como ángeles, «en la casa del Padre donde, decía el Evangelio de San Juan que leí en la misa, hay muchas estancias» (Juan 14,1-6).
Sí, desde el andamio, su cuerpo exánime, colocado delante del altar de Santa Catalina, fue elevada, de entre nosotros, a la casa del Padre subiendo, así, a lo alto, a lo más alto.
Camina ligero mi saludo a llegarse a ti junto a mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
11.5.2019. Sábado. P. Alfonso Herrera, O. Carm.
Éxtasis de San Francisco. Lolín es la que está junto al Santo.
Hoy es todo un poema de ternura tu relato.Mas bonito no puede ser.
ResponderEliminarUn sábado maravilloso para ti,Padre.
Gracias por compartir la historia de Caudete tan magistralmente.
ResponderEliminarAyudas a ponerse las pilas para ir a por el día.
ResponderEliminarBuenos días P.Alfonso,tierno relato el de hoy ,con Lolin de protagonista,nunca mejor dicho,pues tengo oído que fue muy importante en la obra de su marido,nuestro pintor Caudetanos.Despues de una larga vida ya descansa en paz junto a su marido en la paz del Señor.Que tenga un buen día usted también.
ResponderEliminarMuy buenos días P. Alfonso, Lolin ya descansa en los brazos del Señor y junto a los restos de su esposo, D.E.P.que tenga un buen sábado.
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