Mes de Julio. Sta. Teresa de Jesús y el Escapulario

ESTAMPA CAUDETANA.
MES DE JULIO.
STA TERESA DE JESÚS Y EL ESCAPULARIO

   Tenemos en un paño de la sacristía del CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN) un cuadro grande y hermoso de la Virgen María del Monte Carmelo. Presumo que ha sido un regalo de las Hermanas de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, una de cuyas comunidades está incursa en la residencia  de Mayores de Caudete. Estas hermanas, que habían nacido aquí en Caudete el 6 de marzo de1891, con el compromiso de 7 jóvenes decididas, ilusionadas y enamoradas de Cristo y de su Madre, la Virgen, y, por ende, enamoradas de esos dos segmentos de la sociedad humana más entrañables, los niños a los que se dedicaron y dedican, para formar y, en parte, para solucionar la papeleta a sus madres trabajadoras, y a los ancianos, a los que se dedican con esmero y con amabilidad, en cercanía constante, puesto que con ellos viven estas hermanas que, por los azares de la vida, salieron de Caudete y se llegaron hasta Orihuela y allí se establecieron en lo que otrora fuera convento de los Padres Carmelitas de la Antigua Observancia y que con aquellos jaleos políticos de un tal Mendizábal, expropiado el convento en aquella famosa desamortización, otras vendrían después, pasó a manos del obispado o de particulares, que no lo sé, y estas hermanas lo compraron y allí establecieron lo que ellas llaman la Casa Madre. Cuando la Casa Madre, la originaria, se encontraba aquí en Caudete que es donde hicieron su noviciado y donde emitieron sus votos y compromiso con Dios y con sus hermanos, los hombres. Allí, en Orihuela, en aquella casa, tienen una iglesia, donde reposan los restos de la MADRE FUNDADORA, la Venerable Madre Elisea,  abierta al público y en un camarín que ocupa todo el frontis del presbiterio se encuentra la escultura de la Virgen del Carmen cuya foto te mando hoy. Recuerdo que en una ocasión me acerqué hasta allí con mi hermano Ricardo desde La Manga del Mar Menor donde pasábamos unos días de vacaciones y, al ver que estaba de cuerpo presente una hermana, me ofrecí a celebrar la Eucaristía por la difunta y, la superiora, que no me conocía a pesar de ser el capellán de las hermanas de la Curia Generalicia en Madrid, no las tenía todas consigo. Así que me dio largas y me pidió que esperara. No fue mucho el tiempo de espera. Había ido a informarse por teléfono y, más concretamente, pidió que viniera una hermana, Carmen Hernández, a la sazón con destino en el colegio oriolano que ellas dirigen.
Cuando vio la efusividad del saludo, se le vinieron abajo todas las prevenciones y la casa, que durante siglos había sido de mis antecesores, se me abría de par en par. Celebré la misa por la difunta y fuimos agasajados, como solo en casa de unas hermanas se agasaja al hermano que viene a visitarlas.
No hace falta que te lo diga porque a la vista está, es guapa, guapa y, como en todas las esculturas o cuadros o estampas, ahí la ves haciendo entrega de su ESCAPULARIO, como si de otros Simones Stocks se tratara, a todos aquellos que se acercan a ELLA Y A SU HIJO, pues siempre, siempre, aparece con ÉL y es que, ELLA, sin ÉL, nada es, pues toda gracia y prebenda o prerrogativa con que es enriquecida, dimana de su MATERNIDAD DIVINA.

Teresa de Jesús, sí Teresa de Ávila, aquella monja carmelita que vivió a caballo de los siglos XV y XVI, que le dio por restaurar la Orden del Carmen quitando todos los  permisos que se le habían ido concediendo a lo largo de los tiempos y qué llamamos mitigaciones, es decir, para volver a los orígenes con los debidos permisos del Padre General por entonces padre Rubeo, se echó a los caminos y sembró España de conventos Carmelitas que vivían la Regla de San Alberto en su más estricta desnudez. En el libro de su vida cuenta que:
«si algo hubiera bueno sea a honra y gloria de Dios y servicio de su Santísima Madre y Patrona y señora nuestra cuyo Santo Escapulario yo tengo aunque harto indigna de él». También en otro de sus libros la monja andariega decía a sus hijas:

«Parezcámonos, hijas mías, en algo a la gran humildad de la Virgen Santísima cuyo Santo Escapulario traemos, que es confusión nombrarnos monjas suyas por mucho nos parezca nos humillamos, quedamos bien cortas para ser hijas de tal Madre y esposas de tal Esposo»
Y, como todo carmelita, creía en la Promesa de la Madre del Carmelo, EL PRIVILEGIO SABATINO, nos dejó escrito tras la muerte de un fraile carmelita en el libro de su Vida (38,31):
«Entendí que por haber sido fraile que había guardado bien su profesión, le habrían aprovechado las Bulas de la Orden para no entrar en el purgatorio»
En el libro de Las Moradas (V.1,2) dejó escrito:
«Todos los que traemos este hábito Sagrado del Carmen (Santo Escapulario) somos llamados a la oración y contemplación...»
Podría seguir transcribiendo citas y citas de Santa Teresa de Jesús sobre el Santo Escapulario, vestido, hábito, del Carmelo, pues toda la obra de Santa Teresa de Jesús está sembrada de alusiones al mismo. En otra ocasión volveré sobre el tema. Por hoy ¡ya está bien!

Recibe mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.7.2019. Martes. P. Alfonso Herrera, de la Orden Carmelitana

- Fresco en el que el pintor valenciano Remigio Soler pintó, al fresco en 1952, la gran figura del Carmelo, Madre de la Descalcez, SANTA TERESA DE JESÚS. Se encuentra esta impresionante imagen de la Santa abulense, al fondo de la nave derecha de la iglesia del CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN) al ladito de la capilla de Cristo Crucificado, recibiendo a los caudetanos y gentes venidas de fuera, cuando entran en la iglesia para encontrarse con la VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO  y con JESÚS EUCARISTÍA.