ESTAMPA CAUDETANA.
SANTA CATALINA
SANTA CATALINA
Nos lo venían anunciando las campanas. El sábado, coincidiendo con la llamada a
la celebración de las vísperas de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo,
sonaba Catalina, Catalina es el nombre con el que se conoce a la campana grande
que se asoma a Levante desde lo alto de la torre de la parroquia de la que toma
su nombre porque, ésta, lo toma de la virgen y mártir alejandrina que vivió en
el siglo III. Francisco Javier Ponce Conejero, presidente de la ASOCIACIÓN DE
CAMPANEROS, la había hecho llamar la atención a los caudetanos acerca de que la
FIESTA DE SANTA CATALINA estaba a dos días vistas. Era la antevíspera (en esta
Real Villa de Caudete hay, en el calendario anual, tres fiestas con
antevíspera: Navidad, Corpus Cristi y Santa Catalina, titular de la parroquia
que fuera única hasta que la autoridad religiosa erigió una nueva en el Barrio,
puesta bajo la titularidad de San Francisco de Asís).
El domingo, la víspera, rompía el día y, en ese momento, volvía a redoblar Catalina pero, esta vez, lo hacía acompañada por hermanas chicas de la torre y lo mismo hicieron al medio día y por la tarde y, otro tanto volverían a hacerlo en el día de ayer, día de LA FIESTA DE SANTA CATALINA.
Cuando Francisco Javier Ponce Conejero ponía fin al último repiqueteo de las campanas de la Torre de la parroquia, las manillas del reloj marcaban las 19,30, momento en el que Amparo y Miguel, guitarra en mano, acompañaban la entrada del sacerdote para iniciar la celebración litúrgica en honor de la Titular, SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA.
Esta virgen mártir, ya te lo he dicho antes, vivió en el siglo III. Fue una mujer adelantada a su tiempo y, hasta al siglo XX. En un tiempo, en que la mujer no era aceptada en los liceos de enseñanza, ella estudió filosofía. Fue muy erudita y un alma plenamente enamorada de Cristo hasta el que llegó gracias a un sueño de un ermitaño, y, quizá, por qué no, por ver que Jesús fue el único MAESTRO que ya, doscientos años antes, había recibido en su discipulado a las mujeres.
Fue una gran misionera. Ha llegado hasta nosotros el hecho de haber convertido al cristianismo a la mujer del emperador Majencio, a un oficial del ejército y a doscientos de sus soldados.
Majencio quiso ridiculizarla y rodeándose de 50 sabios dispuso un debate religioso y, cuál no sería su sorpresa, porque con la fluidez y firmeza de sus argumentos, convirtió a aquellos sabios al cristianismo. Fue la gota que colmó el vaso y, furioso, mandó ponerla en el potro para ser cortada en rodajas con una rueda de cuchillas. Aquello no funcionó porque al tocarla la primera cuchilla, la máquina carnicera se desvencijó y, ante signo tan claro, cosa que no fue capaz de ver, se dio el pobre gustazo de mandar que la decapitaran, Y, aún así, pierde porque, con la efusión de su sangre tintó color púrpura el manto de princesa que iba a contraer nupcias con Cristo, el esposo. Una mujer así, con ese brío e ímpetu no podía ser solo titular de nuestra primera parroquia de la R.V. de Caudete y así tenemos que la eligieron para ser patrona, la suya, los filósofos, los predicadores, las solteras, las hilanderas, los estudiantes y, lo es, también, de la elocuencia ¡Toma allá!
Al ser un día tan importante para el pueblo no hubiera estado de más que los bautizados en la parroquia se hubieran dado cita en ella para agradecer a la TITULAR, SANTA CATALINA su intercesión ante el Altísimo por todos ellos pero la realidad se dejaba ver desde el altar y, desde allí, aprecié que todavía cabían muchos más.
Cuando llegué a Santa Catalina coincidí con el presidente de la Asociación de Campaneros, Francisco Javier Ponce Conejero y, antes de tirar escaleras arriba para dar el repique de campanas, tuvo tiempo para decirme lo que yo ya le había oído al nieto de Bienvenido, que desde tiempos lejanos se venía celebrando una procesión con la imagen de la Santa pero que llegó un tiempo en que faltaron porteadores que cargaran con las andas y fue el fin.
El domingo, la víspera, rompía el día y, en ese momento, volvía a redoblar Catalina pero, esta vez, lo hacía acompañada por hermanas chicas de la torre y lo mismo hicieron al medio día y por la tarde y, otro tanto volverían a hacerlo en el día de ayer, día de LA FIESTA DE SANTA CATALINA.
Cuando Francisco Javier Ponce Conejero ponía fin al último repiqueteo de las campanas de la Torre de la parroquia, las manillas del reloj marcaban las 19,30, momento en el que Amparo y Miguel, guitarra en mano, acompañaban la entrada del sacerdote para iniciar la celebración litúrgica en honor de la Titular, SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA.
Esta virgen mártir, ya te lo he dicho antes, vivió en el siglo III. Fue una mujer adelantada a su tiempo y, hasta al siglo XX. En un tiempo, en que la mujer no era aceptada en los liceos de enseñanza, ella estudió filosofía. Fue muy erudita y un alma plenamente enamorada de Cristo hasta el que llegó gracias a un sueño de un ermitaño, y, quizá, por qué no, por ver que Jesús fue el único MAESTRO que ya, doscientos años antes, había recibido en su discipulado a las mujeres.
Fue una gran misionera. Ha llegado hasta nosotros el hecho de haber convertido al cristianismo a la mujer del emperador Majencio, a un oficial del ejército y a doscientos de sus soldados.
Majencio quiso ridiculizarla y rodeándose de 50 sabios dispuso un debate religioso y, cuál no sería su sorpresa, porque con la fluidez y firmeza de sus argumentos, convirtió a aquellos sabios al cristianismo. Fue la gota que colmó el vaso y, furioso, mandó ponerla en el potro para ser cortada en rodajas con una rueda de cuchillas. Aquello no funcionó porque al tocarla la primera cuchilla, la máquina carnicera se desvencijó y, ante signo tan claro, cosa que no fue capaz de ver, se dio el pobre gustazo de mandar que la decapitaran, Y, aún así, pierde porque, con la efusión de su sangre tintó color púrpura el manto de princesa que iba a contraer nupcias con Cristo, el esposo. Una mujer así, con ese brío e ímpetu no podía ser solo titular de nuestra primera parroquia de la R.V. de Caudete y así tenemos que la eligieron para ser patrona, la suya, los filósofos, los predicadores, las solteras, las hilanderas, los estudiantes y, lo es, también, de la elocuencia ¡Toma allá!
Al ser un día tan importante para el pueblo no hubiera estado de más que los bautizados en la parroquia se hubieran dado cita en ella para agradecer a la TITULAR, SANTA CATALINA su intercesión ante el Altísimo por todos ellos pero la realidad se dejaba ver desde el altar y, desde allí, aprecié que todavía cabían muchos más.
Cuando llegué a Santa Catalina coincidí con el presidente de la Asociación de Campaneros, Francisco Javier Ponce Conejero y, antes de tirar escaleras arriba para dar el repique de campanas, tuvo tiempo para decirme lo que yo ya le había oído al nieto de Bienvenido, que desde tiempos lejanos se venía celebrando una procesión con la imagen de la Santa pero que llegó un tiempo en que faltaron porteadores que cargaran con las andas y fue el fin.
La última procesión, me dijo, se realizó por dentro de la
iglesia, él fue uno de los monagillos.
Ya no hubo más procesiones con la imagen de SANTA CATALINA. Aconteció, tuvo lugar, el fin de una tradición, que venía de muy atrás, siendo párroco del lugar el último sacerdote secular, Don Antonio López, antes de que el Sr. Obispo le encargara la labor pastoral, en las dos parroquias del lugar, a la Comunidad de frailes carmelitas del convento de San José (El Carmen). Daba los primeros pasos la década de los años setenta del siglo pasado.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.11.2019. Martes
Ya no hubo más procesiones con la imagen de SANTA CATALINA. Aconteció, tuvo lugar, el fin de una tradición, que venía de muy atrás, siendo párroco del lugar el último sacerdote secular, Don Antonio López, antes de que el Sr. Obispo le encargara la labor pastoral, en las dos parroquias del lugar, a la Comunidad de frailes carmelitas del convento de San José (El Carmen). Daba los primeros pasos la década de los años setenta del siglo pasado.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.11.2019. Martes
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Una santa fuerte y erudita, testigo de Jesús Resucitado sin miedo a la muerte.
ResponderEliminarFelicidades a Caudete por una Patrona tan brillante.
Un excelente martes,Padre.
Siento que los bautizados de la Parroquia no respondan a la riqueza de su patrimonio espiritual.
ResponderEliminarSon momentos de inconsciencia de la necesidad vital de Dios.
De nuestro Señor muerto y Resucitado por nosotros.
Como la historia va repitiéndose confío en la vuelta a Casa de los hijos alejados.
Una vuelta al Casa para quedarse en el Amor Infinito del Padre.
Bien por los campaneros. ..es espectacular el sonido solemne de las campanas.
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso, en su explicación de hoy nos ha contado la vida de Santa Catalina, todo un ejemplo a seguir de mujer, también nos pone al corriente del repicar de las campanas, gracias a los campaneros y a su presidente al frente que es una alegría oírlas sonar. Que tenga un buen día.
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