ESTAMPA CAUDETANA.
GERANIO AGRADECIDO.
GERANIO AGRADECIDO.
Flor del geranio 1 y 2
Ahí tienes el claustro del convento de San José (El Carmen) pero antes de mirarle a él con la fuente en su centro y de fijarte en los cipreses que suben y suben, buscando el cielo, como su famoso hermano de Silos, fíjate en la florecilla que nos le apunta. Sí, fíjate en esa flor de geranio.
Toda ella es inexplicable, otro milagro de la naturaleza. Ya es algo inexplicable que de un raigón de la planta que se me pasó retirar de la jardinera cuando el verano se nos fue.
Nunca estuvo el vetusto convento de San José tan florido como lo estuvo esta primavera pasada y no lo digo porque los geranios que me traje de mi bosquecillo madrileño fueron eliminados por la plaga de mariposillas marroquíes que, siguiendo a los inmigrantes, se establecieron en nuestro solar patrio y, cual mineros, los gusanicos que salen con la eclosión de sus huevecillos liliputienses, se introducen en la médula de geranios y pelargonios y se la comen vorazmente terminando con la planta. Lo digo porque Antonio Conejero Rodríguez se presentó una mañana de la primavera pasada, muy entrada en la estación, casi con el verano en puertas, en el convento con un par de cajas atestadas de geranios. Había estado en los viveros «Santa Margarita» y los escogió de distintos colores y tonalidades, todos ellos cuajaditos de flores abiertas y otros muchos a punto de abrirse.
Nunca vi cosa igual. Pronto comenzaron a palidecer. Habían caído sobre ellos las mariposillas norteafricanas como caían los camicaces japoneses sobre la flota USA anclada en Pearl Harbor y el resultado fue catastrófico. Acabaron con la treintena de geranios que nos trajo Antonio, salvo algunos raigones y, de uno de los cuales, cuando se han visto a salvo ayudados por la bajada de temperatura y porque los he introducido dentro del claustro alto a salvo de cualquiera de esas voladoras que buscan acomodo para sus huevecillos. Y mira el milagro. Con renovadas fuerza, y recuperado el aliento, muestra su agradecimiento sacando a la luz esa preciosidad dotada de un color vivo, precioso, que ha venido a poner su toque veraniego (los geranios solo florecen en verano, en plena canícula) en el nada veraniego, por su baja temperatura ambiental del momento, no por su luminosidad, pues ya me preocupé yo de buscarle el lugar adecuado, en el claustro alto del convento de San José, donde la visita el tristorro sol de esta época del año, durante varias horas.
Está prendidita de lo que acontece más allá del cristal y así ha ido viendo cómo en la pileta de la fuente se han ido sacando todos los cactus que han lucido porte y espinas durante el tiempo en el que el sol era el rey del claustro
Ahí tienes el claustro del convento de San José (El Carmen) pero antes de mirarle a él con la fuente en su centro y de fijarte en los cipreses que suben y suben, buscando el cielo, como su famoso hermano de Silos, fíjate en la florecilla que nos le apunta. Sí, fíjate en esa flor de geranio.
Toda ella es inexplicable, otro milagro de la naturaleza. Ya es algo inexplicable que de un raigón de la planta que se me pasó retirar de la jardinera cuando el verano se nos fue.
Nunca estuvo el vetusto convento de San José tan florido como lo estuvo esta primavera pasada y no lo digo porque los geranios que me traje de mi bosquecillo madrileño fueron eliminados por la plaga de mariposillas marroquíes que, siguiendo a los inmigrantes, se establecieron en nuestro solar patrio y, cual mineros, los gusanicos que salen con la eclosión de sus huevecillos liliputienses, se introducen en la médula de geranios y pelargonios y se la comen vorazmente terminando con la planta. Lo digo porque Antonio Conejero Rodríguez se presentó una mañana de la primavera pasada, muy entrada en la estación, casi con el verano en puertas, en el convento con un par de cajas atestadas de geranios. Había estado en los viveros «Santa Margarita» y los escogió de distintos colores y tonalidades, todos ellos cuajaditos de flores abiertas y otros muchos a punto de abrirse.
Nunca vi cosa igual. Pronto comenzaron a palidecer. Habían caído sobre ellos las mariposillas norteafricanas como caían los camicaces japoneses sobre la flota USA anclada en Pearl Harbor y el resultado fue catastrófico. Acabaron con la treintena de geranios que nos trajo Antonio, salvo algunos raigones y, de uno de los cuales, cuando se han visto a salvo ayudados por la bajada de temperatura y porque los he introducido dentro del claustro alto a salvo de cualquiera de esas voladoras que buscan acomodo para sus huevecillos. Y mira el milagro. Con renovadas fuerza, y recuperado el aliento, muestra su agradecimiento sacando a la luz esa preciosidad dotada de un color vivo, precioso, que ha venido a poner su toque veraniego (los geranios solo florecen en verano, en plena canícula) en el nada veraniego, por su baja temperatura ambiental del momento, no por su luminosidad, pues ya me preocupé yo de buscarle el lugar adecuado, en el claustro alto del convento de San José, donde la visita el tristorro sol de esta época del año, durante varias horas.
Está prendidita de lo que acontece más allá del cristal y así ha ido viendo cómo en la pileta de la fuente se han ido sacando todos los cactus que han lucido porte y espinas durante el tiempo en el que el sol era el rey del claustro
Fuente con cactus.
y que, ahora ya retiré y coloque bajo techado para que no se hielen y, como te señala ella misma, se ve totalmente libre y espedita donde se meten, ya sin miedo, los niños de la catequesis.
Fuente sin cactus.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
20.12.2019
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelitas.
Buenos días P. Alfonso . Como se nota que el convento se a llenado de plantas al venir usted a vivir en el . Se vino cargadito de ellas desde Madrid y aquí también le van regalando Usted disfruta y las cuida y así lucen de bonitas . A ver si este invierno no se le hielan y en primavera lucirán preciosas. Que tengamos un buen día todos .
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso, que bonito color la flor del geranio que han florecido en esta época en del año, como se nota que le gusta mucho las plantas y sabe como cuidarlas. Que tenga un buen día.
ResponderEliminarFelicidades por ese geranio florido y alegre en éste invierno a puntico de empezar.
ResponderEliminarSiempre da gozo ver el Venerable Claustro.
Buenas noches, Padre.