ESTAMPA CAUDETANA.
EL GERANIO.
EL GERANIO.
"Viernes, en Caudete, mercadillo", se dice por estos lares. Y así es.
Ayer fue viernes y, cómo no, hubo mercadillo.
Creo que fue ayer el tercer viernes que, con eso de la desescalada de la pandemia que ha implantado el Covid 19, han estado un tanto constreñidos los puestos de ofertas a la colectividad de la Real Villa de Caudete. Un viernes se autorizaba la presencia de unas especialidades y otro fue para los que tuvieron que quedarse en casa. Para ayer, con el fin de que hubiera más oferta, el Ilmo. Ayuntamiento había previsto dedicar más espacio, destinando más espacio en las calles o, en su caso, abriendo otras y, al parecer, tuvo una gran idea porque, me dijo Lola, que "había asistido muchísima gente, daba la impresión de que la gente tenía ganas de dar aire al dinero que no había gastado durante el encierro padecido a causa de la irrupción del bichico ese que se está paseando impunemente por nuestros ámbitos".
A medio día volvía a casa con tres geranios nuestra vecina Paquita y al tropezarse con el P. LUIS, le hizo entrega de uno, ese que está a la cabecera de estas letricas.
- ¿Dónde está el P. Alfonso?, le preguntó.
- No sé. Puede que esté liado con sus plantas en el corralón.
- Pues, tenga dele este geranio que le he comprado en el mercadillo.
Y, sí, cuando subí a comer allí estaba esperándome, en la mesa del comedor.
Gracias, Paquita. Vamos a ver si hay suertecilla y no nos la juega la mariposilla que nos llega desde otro lado del estrecho de Gibraltar que como un B 2 deposita en los florones o en los tallitos tiernos, una serie de "bombitas", huevecillos liliputienses blancos, que en 24 horas eclosionan y dejan salir un ínfimo gusanillo que se las arregla a las mil maravillas para abrir un boquete e introducirse dentro de las corolitas de las flores, comiéndose sus entrañas o, en su caso, en las yemas de los tallos y, al igual que los mineros, da con la veta y abre con sus voraces mandibulicas una galería en el alma de la planta matándola al tiempo que él, el intruso minero, engorda y se pone como una bolica.
- Está guapo el GERANIO que me ha regalado Paquita. Voy a buscarle acomodo en una de las jardineras y trataré de "darle para el pelo" a esa invasora que no ha menester servirse de una patera para atravesar el estrecho, sino que se deja llevar en volandas por los aires calentorros del desierto del Sahara y en "un pis pas", llega y toma posesión de España y sus geranios.
- La historia se repite. En aquel lejano 711 una horda de moros, que profesaban la religión Islamita, entró por el Estrecho y en poco tiempo se adueñaron de los reinos existentes en la península Ibérica, salvo el Astur-cántabro. A Caudete llegaron pronto al mando de un tal Tarik que rindió la Villa y, este mismo, rindió, pocos meses después, mi pueblo de Oropesa. Dejando a un lado la emigración, que está consiguiendo, si no se remedia, poco a poco lo mismo que hicieron sus parientes en el siglo VIII.
- Esta vez, me refiero a la invasión llevada a cabo por un ingente ejército de mariposillas que arrasan todo geranio o pelargonio que se encuentran en su camino. El año pasado, sin ir más lejos, fulminaron la veintena de geranios que me había regalado Batiste y los pelargonios que me había traído de Madrid.
Creo que fue ayer el tercer viernes que, con eso de la desescalada de la pandemia que ha implantado el Covid 19, han estado un tanto constreñidos los puestos de ofertas a la colectividad de la Real Villa de Caudete. Un viernes se autorizaba la presencia de unas especialidades y otro fue para los que tuvieron que quedarse en casa. Para ayer, con el fin de que hubiera más oferta, el Ilmo. Ayuntamiento había previsto dedicar más espacio, destinando más espacio en las calles o, en su caso, abriendo otras y, al parecer, tuvo una gran idea porque, me dijo Lola, que "había asistido muchísima gente, daba la impresión de que la gente tenía ganas de dar aire al dinero que no había gastado durante el encierro padecido a causa de la irrupción del bichico ese que se está paseando impunemente por nuestros ámbitos".
A medio día volvía a casa con tres geranios nuestra vecina Paquita y al tropezarse con el P. LUIS, le hizo entrega de uno, ese que está a la cabecera de estas letricas.
- ¿Dónde está el P. Alfonso?, le preguntó.
- No sé. Puede que esté liado con sus plantas en el corralón.
- Pues, tenga dele este geranio que le he comprado en el mercadillo.
Y, sí, cuando subí a comer allí estaba esperándome, en la mesa del comedor.
Gracias, Paquita. Vamos a ver si hay suertecilla y no nos la juega la mariposilla que nos llega desde otro lado del estrecho de Gibraltar que como un B 2 deposita en los florones o en los tallitos tiernos, una serie de "bombitas", huevecillos liliputienses blancos, que en 24 horas eclosionan y dejan salir un ínfimo gusanillo que se las arregla a las mil maravillas para abrir un boquete e introducirse dentro de las corolitas de las flores, comiéndose sus entrañas o, en su caso, en las yemas de los tallos y, al igual que los mineros, da con la veta y abre con sus voraces mandibulicas una galería en el alma de la planta matándola al tiempo que él, el intruso minero, engorda y se pone como una bolica.
- Está guapo el GERANIO que me ha regalado Paquita. Voy a buscarle acomodo en una de las jardineras y trataré de "darle para el pelo" a esa invasora que no ha menester servirse de una patera para atravesar el estrecho, sino que se deja llevar en volandas por los aires calentorros del desierto del Sahara y en "un pis pas", llega y toma posesión de España y sus geranios.
- La historia se repite. En aquel lejano 711 una horda de moros, que profesaban la religión Islamita, entró por el Estrecho y en poco tiempo se adueñaron de los reinos existentes en la península Ibérica, salvo el Astur-cántabro. A Caudete llegaron pronto al mando de un tal Tarik que rindió la Villa y, este mismo, rindió, pocos meses después, mi pueblo de Oropesa. Dejando a un lado la emigración, que está consiguiendo, si no se remedia, poco a poco lo mismo que hicieron sus parientes en el siglo VIII.
- Esta vez, me refiero a la invasión llevada a cabo por un ingente ejército de mariposillas que arrasan todo geranio o pelargonio que se encuentran en su camino. El año pasado, sin ir más lejos, fulminaron la veintena de geranios que me había regalado Batiste y los pelargonios que me había traído de Madrid.
- Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
6.6.2020. Sábado. Día 85 de confinamiento
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso . Poco a poco vamos volviendo a tener algo mas de libertad , aunque tenemos que seguir con precaución y prudencia . El mercadillo vuelve a las calles del pueblo los viernes y a usted ya le a llegado un geranio para lucirlo en la ventana del convento . A ver si le dura esta vez y se libra de la Mariposilla que los destroza rápido . Buen sábado para todos.
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso, bonito regalo el que ayer le hizo Paquita, sabe bien ella a quién se lo hacía , porque usted lo cuidará como bien sabe hacerlo y lo lucirá y disfrutará en su ventana para que las personas que por allí pasamos poderlo ver, el color es precioso. Que tenga un feliz sábado soleado.
ResponderEliminarComo sucedió con la invasión de los moros a la Península creo que sucede lo mismocon la mariposilla, que yo sepa al Norte no ha llegado y esperemos que no lo haga.
ResponderEliminarQue ese geranío luzca en todo su esplendor este verano.
Bonito el geranio que le han regalado,,yo no puedo con seguir con esta planta todos los que compro se me secan pues la mariposilla se los comen,,,feliz tarde,,
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