ESTAMPA CAUDETANA.
EL ÁRBOL SANTO.
Ahí le tienes, surgiendo de la oscura y oculta profundidad de sí mismo ya que la vistosidad que le es característica le ha sido cercenada casi a ras de tierra.
Este tiempo de atrás el ilustrísimo Ayuntamiento contrató los servicios de una empresa especializada en el cuidado de los jardines, más bien en el corte de aquellos árboles enfermos o que representaran un peligro para la población. Y esa empresa, por lo que fuera, decidió meterle la sierra al joven ÁRBOL SANTO.
Y digo joven porque, ateniéndome a lo que aprendí en la Enciclopedia ÁLVAREZ, hábilmente utilizada por mi maestro Don José Failde, que gloria tenga, para saber la edad de un árbol tenemos que fijarnos en los anillos concéntricos que se aprecian al seccionarlo. Y, como puedes apreciar en el tocón no alcanzó a vivir más allá de la treintena de años. Y, además, según el grosor del anillo podemos llegar a conocer si el año fue bueno, regular o malo.
Por el corte aprecio que el árbol gozaba de una estupenda salud, por lo menos en la parte baja de su tronco pues en ninguno de los anillos que nos indican su edad, apreciamos enfermedad o lesión alguna. Por lo que podemos colegir que el mal lo tenía en su arboladura, allí donde el árbol PARAISO SOMBRILLA, también se le llama así, se expande con un exuberante y tupido follaje bajo el cual nada pueden hacer los fieros rayos del sol cuando éste llega a situarse en todo el cénit del cielo caudetano.
Ahí ves el tocón del primero de los árboles, el que hacía punto de encuentro entre el Paseo de la Virgen y la calle Echegaray y que daba espacio para que crecieran, a uno y otro lado del Paseo, otros especímenes de la misma especie llamados científicamente
MELIA AZEDARACH, si bien, entre nosotros, aquí en la Piel de Toro, lo conocemos con distintos nombres el más chusco, por decirlo de alguna manera, es el de ÁRBOL SANTO y, lo llamamos así porque su simiente encerrada en una drupa de un centímetro o centímetro y medio, ha sido empleada, con harta frecuencia, para confeccionar rosarios.
Te decía al principio que surgía desde la profunda oscuridad de su mismidad, de sus raíces, desde sus yemas ocultas, dormidas mientras el árbol tira y tira para arriba y se expande a lo ancho, pero cuando el infortunio se ceba en él, se despiertan con fuerza un montón de yemas por las que se levanta de nuevo el viejo árbol, buscando luz, buscando vida. Y es que como me tocó ir a predicar la NOVENA DEL CARMEN al monasterio de LAS MADRES CARMELITAS DE CLAUSURA y éste se levanta apenas 100 metros más abajo, he asistido al resurgimiento de la vida en el CINAMOMO.
Primero vi un montón de brotes,luego, alguien, que presumo sería alguno de los oficiales de jardinería, solo dejó uno, retirando los demás, para que medre y ¡Vaya si medra! Toda la estructura de raigambre está comprometida en su alimentación y, es de esperar, que en un pis-pas, siguiendo la vertiginosa marcha de estos diez días, consiga hacerse todo un doncel. Y si ya da un verdadero placer contemplar en el pimpollo la impresionante obra de regeneración que está afrontando con éxito rotundo, la NATURALEZA, cuando lo haya conseguido del todo..., ni te cuento. Espero que ningún "desalmado" tronche la vida naciente.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
22.7.2020. Miércoles (C. 966)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Gracias por presentarme ese árbol santo,desconocido.
ResponderEliminarPreciosa reflexión aplicable a otros aspectos vitales.
Buenos días, Padre Alfonso.
Muy buenos días , P. Alfonso, muy interesante lo que hoy nos da a conocer, como por los anillos se sabe los años que tiene un árbol, esperemos que éste que está empezando a crecer tenga más larga vida , para que pueda hacer buena sombra , para los días de verano.Que tenga un buen día.
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