miércoles, 30 de septiembre de 2020

Flor de Hibisco Siriacus.

ESTAMPA CAUDETANA.
FLOR DE HIBISCO SIRIACUS.

La tapaba la palma de la palmera. Quería pasar desapercibida, diríase que por humildad, por vergüenza, debido a que en nada se parece a sus hermanos que lucen su corola toda uniforme, con sus pétalos uniformes, todos ellos de acuerdo para formar un embudito o una trompetilla.

 O, a caso, se escondía porque ella goza de más vida. Ella en todo lo alto de la rama del arbusto contemplando a sus parientes caídas, esparcidas por los suelos movidas, de un lado a otro, por el airecillo que se cuela en el jardín por entre los barrotes de la valla que guarda el jardín de la calle, mientras ella luce, así de bien, unos pétalos tan guapamente plegaditos por la más consagrada esteticién, la naturaleza.
Ayer tarde fui a tomar café a casa de un buen amigo con el que trabé amistad hace treinta años. Al entrar en el jardín de la casa me di cuenta de la anomalía. Una flor de tanta hermosura no debía estar bajo la palma de una palmera, sino por encima.
Pero me esperaban. Ya tenían abierta la puerta y me esperaban. Pasé de largo delante de ella pero se vino conmigo la  FLOR MÚLTIPLE DEL HIBISCO, no materialmente, claro, porque ella permaneció bajo la palma de la palmera mientras yo entraba por la puerta de la casa de mi amigo Macario y, ocupando todo mi pensamiento, ella, la FLOR MÚLTIPLE DEL HIBISCO.

La Eucaristía estaba fijada para las 19,00 horas así que como la iglesia se encontraba a cuatro kilómetros,  me despedí hasta mejor ocasión y cuando salí acompañado por mi amigo, me detuve delante de ella y la saqué de su lugar oscuro. Nadie la había castigado por haber hecho alguna faena digna de tan duro castigo así que tomé la decisión de colocarla en el lugar que le correspondía, por encima de la palma de la palmera, y como su lugar era el jardín de mi amigo y no un florero en mi casa, me conformé con traérmela dentro de la cámara oculta de mi telefonillo, pobre, en otro lugar oscuro. No podía traérmela de otra manera porque, la linda flor  que ves al inicio de este escrito ha viajado mucho hasta llegar al jardín de mi amigo. Es oriunda de Siria y, por eso, se la conoce con el nombre patrio de HIBISCUS SIRIACUS. Es un arbusto con pretensiones puesto que crece y crece  hasta hacerse un árbol de mediana altura con más prestancia que sus hermanos nacionales. En primavera se viste con hojas verdes salpicadas de muchos botones, capullos, que  se abren al principio del verano y sigue en ese ejercicio de ponerse guapo hasta el otoño como es fácil colegir al contemplar su flor que hoy marcha llevándose consigo, para ti, mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.9.2020. Miércoles. (C. 1035)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

 

1 comentario:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, bonito el cuentecito que hoy nos narra para contarnos la procedencia de ésta flor y su forma de que no le pasara a usted sin darse cuenta que allí estaba ella.Que tenga un buen día.

    ResponderEliminar