Anochece en el Alto Campoo

ESTAMPA CAUDETANA.
ANOCHECE EN EL ALTO CAMPOO.

No, no he salido de la Real Villa de Caudete en el atardecer  de ayer y, por ello, no he obtenido esa preciosidad de imagen con la que te envío hoy mi saludo. Me la ha regalado María Antonia Bielva. Ella fue compañera mía en las aulas de la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de la Universidad de Santander, sita en el pueblo de Sierrapando, aledaño de Torrelavega. Durante el primer curso compartimos mesa.
Ella no es de la llanura ni de la  marisma cántabra, ella es de las tierras altas de Cantabria, del Alto Campoo, de su capital, Reinosa, donde reside en la actualidad, aunque sus ancestros proceden del valle del Pas, con capitalita en Selaya y al decir Selaya, estoy diciendo Quesadas, sobaos, leches con un porcentaje muy alto de grasa de la que se obtiene la más excelsa de las mantequillas, barquillos, que comemos con los helados, productos, todos ellos, denominados con el sobrenombre del valle, "pasiegos", quesadas pasiegas, sobaos pasiegos...

María Antonia es una empedernida forofa del senderismo, yo diría que, en lugar de pies, tiene alas y, en sus salidas al monte lleva colganda, del cuello, su cámara fotográfica.
María Antonia me hizo, en el día de ayer, el regalo de esa instantánea que se había traído de la caminata del día anterior y no he querido quedármela para mí solo, para mi disfrute, sino que la he tomado como medio para hacerte llegar hoy mis "buenos días".
También por el Alto Campoo anochece pronto a esta altura de año y la fotografía me dice que mi antigua compañera de mesa del aula, aprovechó, de modo especial, su paseo por aquellas tierras privilegiadas.
El momento que retuvo María Antonia en su máquina de fotos es precioso. Es pura poesía fotografico-pastoril.
En un escenario sin igual, a la luz mortecina del día, aparece, en lo alto de una loma, una vaca lechera "surripiando" los tiernos brotes de una hierba nueva , "rosao", lo llaman allí, que viene a suceder a aquella a la que se le había metido el "dalle" durante el verano para "higuarla", ya seca, en los pajares de los invernales de montaña, que habrán de alimentar al ganado cuando aparezcan las nieves tendiendo su blanco lienzo sobre aquellas alturas.

La imagen llena el alma del contemplativo de paz y sosiego. En medio de un silencio roto, quizá, por el tolón, tolón, tolón de un "campanu colgau" del "cuellu" de  algún otro bovino que pasta fuera de la imagen.

Testigo de esa estampa pastoril es la luna a la que el sol, en su huida, la ha sacado del escondite, donde pasaba desapercibida, observando, con detalle, todo lo que acontecía en la escena.

Yo,  la verdad, he disfrutado un montón y no me canso de contemplar  esa imagen que me remitió mi antigua compañera de estudios de hace  la friolera de 40 años con la que, todavía, mantengo contacto a través de los más media.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
19.11.2020. Jueves.  (C. 1086)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.