La Catequista

ESTAMPA CAUDETANA.
LA CATEQUISTA.

Las campanas de la torre de Santa Catalina están que echan humo. Los del gremio de campaneros se reparten los toques. La razón no fue otra que en el día de ayer daba comienzo la NOVENA DEL NIÑO. Este año no llenarán las calles de la Real Villa de Caudete los sones de las bandas de música haciendo que las tres parejas de Reyes y cientos de parejas que, ataviados con los vistosos trajes del lugar, danzaran como mandan los cánones de la tradición. El tal Covid 19 ha tendido su manto pandémico, de tal manera, que se ha llevado por delante a toda celebración festiva por toda la geografía patria y  LOS BAILES DEL NIÑO no iban a ser la excepción. Pero, con lo que no pudo el bichico maligno que nos está vapuleando, ha sido con lo programado por el Gremios de Campaneros y en ese programa está escrito que se deben voltear las campanas todos los días de la Novena dedicada en honor de EL NIÑO.

Faltaba un rato para que diera comienzo la Eucaristía de víspera de la fiesta de LA SAGRADA FAMILIA. Yo permanecía sentado hacia la mitad de la iglesia, frente a la puerta de entrada de la capilla de la Comunión y por la nave lateral subió una mujer joven empujando un carrico de niño pequeñico. Iba decidida. Sabía a dónde iba y qué era lo que iba a hacer.
Enseguida llegó junto al Belén que han montado, como cada año, Juan Doménech, el sacristán, y una familiar. Aquella mujer joven sacó con energía al niño o niña que iba tan agustito en su cochecico y subiéndosele a la altura del pecho, le fue enseñando cada una de las escenas o estampas del precioso Belén y cuando llegó a la cuevecica donde se representaba el misterio con el NIÑO JESÚS sobre unas pajitas, aquella madre se puso en cuclillas para que el niño pudiera ver muy cerquita y con claridad  la representación del MISTERIO que, ella, le estaba explicando con cariño.
Enseguida me di cuenta de que aquella mujer, posiblemente madre de aquel niño, era una gran pedagoga, una GRAN CATEQUISTA.
Como tenía tiempo, se estaban rezando las letanías del Rosario y habría de iniciarse, después, la NOVENA EN HONOR DEL NIÑO en el primero de sus días, permanecí atento a unos metros de distancia. Enseguida se presentaron en la pantalla de mi memoria imágenes de aquellos tiempos en los que yo hacía otro tanto cuando ejercía de docente en el colegio San Pablo CEU de Montepríncipe de Boadilla del Monte de Madrid.
Sí, en aquella joven madre yo vi a una colega, a una MAESTRA, a UNA CATEQUISTA. Y, en el niño, yo vislumbraba a un futuro excelente alumno.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
27.12.2020. Domingo. (C.1.124)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.