ESTAMPA CAUDETANA.
UN DETALLE
Ya te hablé en alguna ocasión de aquella parte idílica de España en la que, por
razones de encomienda, tuve que pasar cuatro años de unos recuerdos
imborrables. La última vez fue con ocasión de la Primera Comunión de una niña
llamada Paula, el mismo nombre que tuviera mi madre. Paula aparecía con
sus galas de Primera Comunión saludando a una vaca de raza Tudanca, autóctona
de aquellas tierras altas, muy resistente a las crudas temperaturas de los
inviernos.
Te decía entonces que, a la abuela materna, llegué a conocerla cuando era una
adolescente subida en la solana de su casa solariega típica de la montaña donde
los lugareños suelen colgar las mazorcas en gruesos cilindros para que se
secara el maíz y para curar los quesos, únicos y riquísimos, que se confeccionaban
con aquella leche tan rica en grasa.
El puebluco es ROZA DE PEÑARRUBIA.
(Pepa, la hermana de Ana Margarita, me mandó las fotos. Es pequeñico pero tiene
tres barrios:
El Lugar, el central donde, en mis tiempos, vivía la familia de Ana Margarita,
compuesta por ocho miembros. Vecinos de ellos, el matrimonio formado por
Paulino y Lola que tenían dos hijos indianos en México, uno de los cuales,
Fofi, fue asesinado y robado cuando cerraba su negocio, y una hija, Manolita,
auxiliar de enfermería en la capital. Junto a la ermita de Santa Ana, vivían
Celestino y Luisa. Todos sus hijos vivían en "la civilización". En el
barrio de La Colina, por encima del anterior, solo vivía Inés porque su hermano
había fallecido un poco antes de llegar yo. Y, en la parte baja, el barrio de
El Cuetu donde vivían Amelia y su hijo Esteban, otro hijo, Nolo, lo tenía
indiano en USA y una hija, Sita maestra en Galicia y vecinos de éstos,
Pura, que moriría muy cumplidos cien años, y Lorenzo, su hermano)
Aquella niña, hoy abuela, era la más pequeña de los cuatro hijos de Lorenzo y
Josefina. Vivían en familia con Jacinto, el tío de Josefina, la madre, a la
sazón ciego, que fuera indiano en Cuba, y Pepa, su cuñada. Muy buena gente.
Ana Margarita, que así se llamaba aquella niña, hoy ya abuela, ha tenido EL
DETALLE de hacerme llegar dos de los productos propios de aquella zona:
Una botellita de ORUJO y un tarro de MIEL.
El orujo, lebaniego, elixir que se obtiene gota a gota al enfriarse el vapor de
los hoyejos de las uvas crecidas en lomas situadas al medio día, llevados a
ebullición.
Cuando recalaba en el pueblo, el padre de la niña, ya abuela, Lorenzo, no me
dejaba marchar al otro valle donde tenía mi residencia sin antes haber tomado
uno de aquellos cafés que hacía su mujer, Josefina, y que sacaba de aquella
olla vieja, con solera, de barro, que permanecía, siempre cerca de la lumbre,
humeando vapores que creaban una atmósfera única en aquella cocinona en
la que no faltaban las grandes ollas donde cocían mondas de patatas para los
"gochos" y una , o dos, copucas de "agua blanca" que era
como yo llamaba a aquel rico licor, un licor que tenía una graduación de 94° y
un costo en origen que pocos se podían permitir.
La miel es otro de los productos estrella de aquellas latitudes. Era fabricada
por abejas salvajes en los troncos huecos de árboles añosos. Quitársela a los
insectos era labor árdua y peligrosa. En alguna otra ocasión también contemplé
cómo, en aquella cocina, en un par de barreños de zinc, cerca de la placa de la
cocina, los glomérulos troceados dejaban salir el oro dulce almacenado en las
celdillas por las laboriosas abejas de aquellos bosques.
La miel que me llegó ayer por correo procede de Cuñaba. Cuñaba es un pueblo sito en las escarpaduras del desfiladero de la Hermida, cercano a Panes.
No me resistí y, aunque estamos en tiempo de adviento, me dejé llevar por la
fuerza del recuerdo de hechos y acontecimientos que tuvieron lugar cuarenta y
cinco años atrás, y los probé el uno y la otra, riquísimos, como aquellos de
los que mis papilas gustativas y olfativas, guardan gratísimo recuerdo.
Más que UN DETALLE HA SIDO UN DETALLAZO por parte de aquella niña, hoy abuela.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
16.12.2020. Miércoles (C. 1113)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso . Buen orujo y rica miel le ha llegado desde esos parajes que nos muestra del norte tan bonitos . Después de tantos años sus gentes no le olvidan . Señal que usted dejó buena huella por allí . Que pase un buen miércoles y a disfrutar de buen detalle que a recibido.
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso, bonitas fotos que hoy nos muestra , y queda usted le traen tan buenos recuerdos allí vividos y con su gente que no le olvidan, con ese obsequio tan sabroso que le han enviado, pues a disfrutar de todo ello. Que tenga un buen día.
ResponderEliminarQué bien le tratan por Peñarrubia y Lamasón. Dejó muy buen recuerdo en la zona y ha sabido conservarlo ( no todo el mundo lo hace ).
ResponderEliminarSus gentes demuestran el cariño que le tienen.
Buenas personas las de esos pueblos donde estuvo.