El Manís Trinitario

ESTAMPA CAUDETANA.
EL MANÍS TRINITARIO.

Cuando sales de la Plaza de El Carmen y bajas por la calle de El Molino te encuentras, en el frontispicio de la finca número 2, con un manís que trata de recrear a la BEATÍSIMA TRINIDAD. 

La fachada del convento de San José, al igual que en un montón de calles de la Real Villa de Caudete, hay un manís. No es antiguo, es posterior a la guerra civil española. Posiblemente ocupa el mismo lugar otro manís anterior a la contienda pues es sabido que durante los primeros momentos de la misma, en el cumplimiento de la ley de "instituciones religiosas" emanada del gobierno de la República, se destruía toda manifestación religiosa y, entre ellas, estaban los manís de las fachadas. Algunos propietarios, los menos, lograron salvarlos de la destrucción encalándolos o desplegándolos y ocultándolos. Cuando eso ocurría los frailes Carmelitas ya no vivían en su convento de San José (El Carmen) porque habían sido expulsados cinco años antes, en 1931. El convento pasó a  ser utilizado por el Ayuntamiento para actividades sociales entre las que se encontraba la de colegio. Durante el trienio del conflicto fue empleado como cárcel.
Por todo ello, los frailes no pudieron salvar aquel antiguo manís (si lo hubiera habido, que no lo sé).
Pero hoy luce primoroso el manís que te muestro. Te confieso que, en un principio, cuando llegué destinado a este convento (11.9.2017), llevado por el nombre del mismo, di en pensar que en el manís se plasmaba la figura de San José con el niño Jesús en brazos. No reparé en el símbolo del Espíritu Santo, la paloma blanca. Pero cuando cayó en mis manos la revista Zahora, que me dejó, para hojearla, el ínclito Paco, "el Molinero". Con ella se me encendió la luz y se difuminó mi primera apreciación.
El manís pegado a la fachada, encima de la puerta de entrada al convento, representa a LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

 Me gusta la interpretación que hizo el artista manisero. Concibió a Dios Padre como un ser humano joven dando a entender que  Él, el Ser Supremo por excelencia, no está sometido al imperio del tiempo. Es el que permanece, el que está por encima de la ley que Él instauró para todo ser contingente que salió de su mano y que a Él no afecta. Eso es lo que nos traslada el artista: a Dios no le esculpe el tiempo.
En sus brazo el HIJO, la Segunda Persona de la Trinidad que toma nuestra naturaleza humana y que, por ello, afronta todo lo que eso lleva consigo y en su mano, la Cruz que se eleva en lontananza indicando lo que habrá de pasar para volver a retomar su puesto tras haber dejado expedito el camino que nos conduce al Padre. Y, encima, volando sobre El Padre y El Hijo, el Espíritu Santo,  dando a entender que, el proyecto que se estaba gestando desde toda la eternidad, era asumido por Él y, Él, se encargaría de ir formando y alentando al Hijo en su ser Hombre y en el proyecto que se le encargaba realizar.
Y es, precisamente en estos días cuando celebramos festivamente el inicio, aquí en nuestro mundo, de aquel proyecto divino sobre la restauración del ser humano desde dentro, desde nosotros mismos y, para ello, nació hombre, LO ESTAMOS FESTEJANDO EN ESTOS DÍAS.

"TU ERIS SUPER DOMUM NOSTRAM", se lee al pie del manís, que, en castellano viene a significar: "TÚ ESTARÁS EN NUESTRA CASA".
No sería malo que la contemplación del manís pegado en el frontispicio del convento de San José (El Carmen) hiciera reflexionar a quien lo haga acerca de que es ÉL, EL DIOS UNO Y TRINO, el que está por encima de la pandemia que nos zarandea y confiar en que, si hoy celebramos el inicio de la Redención, en su mano está el sacarnos del agobio en el que estamos inmersos. ¡Pidámosselo!

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
2.1.2021. Sábado  (C. 1.130)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.