ESTAMPA CAUDETANA.
EL REGALO.
Y el día llegó y este día fue el de ayer. Ramón convenció al
P. Ángel para que le acompañara a dar una vuelta en el coche y a donde le llevó
fue al campo del amigo donde ya le esperaba la esposa, la criadora de ánades.
Escogieron una hembra y un macho y volvieron a casa con los dos hermosos
ejemplares de palmípedos emplumados. Los bichos, me dijo Ramón, venían
asustadicos pero el P. Ángel, durante el trayecto estaba eufórico.
Ni el jamón que le había regalado, también Ramón, le puso
tan contento, tan fuera de sí, como le aconteció por la alegría que experimentó
cuando tuvo a uno de ellos en brazos durante todo el camino de vuelta a casa.
Yo, del hecho, no tenía ni idea porque había estado de viaje
fuera de la Real Villa de Caudete y se me dio a conocer la efemérides por la
tarde, después del rezo comunitario de las Vísperas que fue el momento en que
me expliqué cuál era la razón de que tuviera la cara tan risueña, tan
angelical, tan de ángel emplumado.
Por la tarde, cuando volví de mis quehaceres en la parroquia
de San Francisco, salí al corralón del convento de San José para echarles una
ojeada, un vistazo, a los nuevos inquilinos que habían llegado para hacerles la
competencia a la tropa de gallinas del bueno del P. Ángel. Ellos también me escrutaban
a mí. Los vi bastante desubicados y confusos. Claro andaban solicos, lejos de
sus hermanos que se habían quedado en el campo y las gallinas se habían
retirado lejos de allí, del lugar donde paraban los grandes especímenes y el
gato tampoco daba señales de vida
Cuando los dejé solos en el corralón se pusieron a buscar
acomodo para pasar la noche. La hembra protestaba agriamente con unos graznidos
que inspiraban lástima. De la garganta del macho, salían unos gritos, subidos
de tono, que me daban la impresión de que, con ellos, estuviera diciéndole a su
compañera que no se preocupara, que allí estaba él para defenderla ante
cualquier peligro que surgiera en ese lugar extraño para ellos.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.9.2021. Jueves. (C. 1.378)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenos días, P. Alfonso, buena pareja de esos gansos , que le han regalado al P. Ángel , son guapos , guapos , me imagino la gran alegría que llevaría , pues ahora a cuidarlos , para que se encuentren a gusto con ustedes. Que tenga un buen día.
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