ESTAMPA CAUDETANA.
EL CARNAVAL.
En Caudete decir carnaval es decir fiesta. Hasta hace algunos años se venían
celebrando dos carnavales: a media tarde salían a corretear las calles los
«ñacos» a los que se unían los padres y algún que otro abuelo y por la noche
tenía lugar el de mayores. Éste fue degenerando hasta perderse definitivamente
permaneciendo solo y exclusivamente el de los niños, el de la tarde.
El sábado anterior al domingo que nos deja expedito el camino para entrar a celebrar
la Santa Cuaresma con la imposición de la ceniza en el miércoles de la
semana que con él comienza.
Eso aconteció ayer aquí en Caudete porque, según lo programado y a la hora
prevista, echó a andar el desfile de las gentes del lugar que quisieron manifestar
públicamente el gozo y el jolgorio que lleva consigo esta fiesta, máxime cuando
la pandemia- implantada por el Covid- 19, nos está dando un respiro y
esperemos que desaparezca de nuestro entorno y deje de zaherir y afectar
a todo el género humano, pues, según las noticias, su incidencia está
decreciendo, a ojos vista, este sinvivir que trae consigo una infección de esas
características.
Cuando dieron las 18 horas en el día de ayer se puso en marcha la multicolor
cabalgata en la Avda. De San Jaime para subir por la calle Eras arriba y tirar
luego por San Antón para, tras atravesar la Plaza del Carmen, continuar por la
calle Mayor hasta la Lonja dónde se despedía el jolgorio carnavelero.
Desde mucho antes de que el sonido de los tambores dejaran oír sus sones, la
Plaza del Carmen hervía de gente.
Dos tenderetes de chuches y elementos propios de la fiesta se habían
afincado en la plaza para satisfacer las apetencias de la gentecica menuda.
Desde lejos se dejó sentir el anuncio. El tambor avisaba de la inminente
llegada de la riada de color. De repente, grupos formados por familias enteras
y gentes aunadas por el mismo disfraz o individuos solos en imaginativos
vehículos iban poniendo su nota alegre por las calles de la Real Villa de
Caudete. Por fin, lo que fuera un anuncio, se hizo realidad, desde la calle San
Antón afluían a la plaza El Carmen, uno tras otro, los distintos grupos que
formaban la serpenteante corriente de color. El gentío situado a uno y otro
lado delimitaba el pasillo por donde pasaban los alegres manifestantes. Yo
creo, sin miedo a excederme, que aquellos vecinos que no tomaban parte en la
cabalgata se habían dado cita en la plaza con el fin de asistir al paso de
grandes y pequeños, todos disfrazados para la ocasión. Tal fue la fuerza de
convocatoria que tuvo la efemérides. Ciertamente, el desfile carnavelero
constituyó toda una explosión festiva. Toda la Villa se dio cita en la Plaza
del Carmen y aquello constituyó un acontecimiento popular digno de verse. Fue
una fiesta por todo lo alto.
Cuando, por exigencias, tuve que salir de casa y caminar hasta Santa Catalina
para reunirme con la feligresía en la celebración eucarística de la víspera
dominical, me crucé en la calle Mercado con muchos de los que habían
participado en la imaginativa corriente humana de color. Daba gusto ver a
padres jóvenes disfrazados llevando de la mano o en brazos a sus hijitos,
también disfrazados, todos de la misma guisa. Verdaderamente fue una gozada.
Los amigos de los carnavales han puesto en los mass media, en los medios de
comunicación social, en las redes sociales, multitud de fotografías que nos dan
una visión de la alegría y el tipismo de unas fiestas que tanto arraigo tienen
en esta villa de Caudete. A mí me las hizo llegar Ramón Gisbert Conejero y yo
te las pongo tal y como me las hizo llegar por esos medios de comunicación.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
27.2.2022. Domingo. (C. 1.464)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenas tardes, P. Alfonso, ayer la verdad que la gente tenía y tenemos ganas de fiesta , muy bien representada por todos los participantes y una gran aplauso para los organizadores del grupo Taritaitero que se lo curran muy bien .gracias a todos por hacernos pasar una tarde agradable y usted termine bien el día.
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