ESTAMPA CAUDETANA.
EL COLOQUIO
Así de esplendente encontré esta mañana a mí Echevería, esa de la que te
hablaba estos días de atrás y que, engañada por el tiempo de que gozamos
en la Real Villa de Caudete, tan propio de la primavera puesto por estos lares
por un sol joven con sus calores de adolescente y que, debido a ello, se le
había adelantado la hora de merecer y había sacado, desde sus entrañas,
dos hijuelos y esa varita de la que cuelgan las campanicas que son sus flores,
guapas ellas, de colores vivos, que, por si fuera poco, se lo resalta
hasta el summum el intrépido mozalbete celeste.
Ayer por la mañanica no hizo más que asomarse al claustro y ya se puso a
«charrar» con ella. No se anda por las nubes, no. La requería ayer muy de
mañana para establecer un COLOQUIO único, sin igual, como el que se da entre
dos buenos amigos que se encuentran después de mucho tiempo.
Y cómo disfruta el doncel celeste y cómo disfruta la planta en su vívido
encuentro
Más, mucho más, la planta, la Echevería, que el guaperas del astro que corretea
por lo alto, por encima de los tejados, por el cielo, cada día y, al hacerlo,
ya te lo he dicho, le saca los colores y hace que se muestre de una manera como
no hay otra igual.
Es que el trotón celeste es un artista en eso de usar el pincel para pintar con
cada amanecida unos colores de ensueño, inimaginables para la mente del mejor
pintor y, hasta con la hierbecica o florecica más humilde, más sencilla, de la
foresta, hace maravillas para llenar su museo, que es todo el mundo de obras
irrepetibles, únicas. Ciertamente, mi Echeveria estaba contentísima ayer por la
mañana y lo está hoy también subida en el alféizar de la ventana de mi
cuarto, toda ella iluminada por el sol más puro de la mañana. Estaba y está
luminosa y contenta... como no te puedes imaginar, sintiéndose contemplada por
los 4 cipreses que crecen en el claustro bajo, construído en 1.606 siguiendo
las pautas del arte Barroco Toscano del convento de San José, El Carmen, y los
pajaricos que, afanados revolotean entre los cipreses, algunos de ellos con
ramitas y algodón en sus picos porque están de preparativos,
acondicionando sus nidos o haciéndolos de nueva planta. Yo tampoco la pierdo de
ojo y es que
¡qué bonita está, esta mañana, como lo estuvo ayer, mi Echeveria en la
ventana de mi cuarto!
Ella, toda salerosa, te lleva en este día mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.2.22. Miércoles. (C. 1.461)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenas tardes , P. Alfonso , bonito el cuentecillo que hoy nos ha narrado , para saludarnos en los buenos días y presumir de su Echevarría, ¡ Que no es para menos lo guapa que está. Que tenga un excelente día.
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