miércoles, 23 de febrero de 2022

El Coloquio.

ESTAMPA CAUDETANA.

EL COLOQUIO
Así de esplendente encontré esta mañana a mí Echevería,  esa de la que te hablaba estos días de atrás y que, engañada  por el tiempo de que gozamos en la Real Villa de Caudete, tan propio de la primavera puesto por estos lares por un sol joven con sus calores de adolescente y que, debido a ello, se le había adelantado la hora de merecer  y había sacado, desde sus entrañas, dos hijuelos y esa varita de la que cuelgan las campanicas que son sus flores, guapas ellas, de colores vivos, que, por si fuera poco, se lo resalta  hasta el summum el intrépido mozalbete celeste.
Ayer por la mañanica no hizo más que asomarse al claustro y ya se puso a «charrar» con ella. No se anda por las nubes, no. La requería ayer muy de mañana para establecer un COLOQUIO único, sin igual, como el que se da entre dos buenos amigos que se encuentran después de mucho tiempo.
Y cómo disfruta el doncel celeste y cómo disfruta la planta en su vívido encuentro
Más, mucho más, la planta, la Echevería, que el guaperas del astro que corretea por lo alto, por encima de los tejados, por el cielo, cada día y, al hacerlo, ya te lo he dicho, le saca los colores y hace que se muestre de una manera como no hay otra igual.
Es que el trotón celeste es un artista en eso de usar el pincel para pintar con cada amanecida unos colores de ensueño, inimaginables para la mente del mejor pintor y, hasta con la hierbecica o florecica más humilde, más sencilla, de la foresta, hace maravillas para llenar su museo, que es todo el mundo de obras irrepetibles, únicas. Ciertamente, mi Echeveria estaba contentísima ayer por la mañana y lo está hoy también subida en el alféizar de la ventana de mi cuarto, toda ella iluminada por el sol más puro de la mañana. Estaba y está luminosa y contenta... como no te puedes imaginar, sintiéndose contemplada por los 4 cipreses que crecen en el claustro bajo, construído en 1.606 siguiendo las pautas del arte Barroco Toscano del convento de San José, El Carmen, y los pajaricos que, afanados revolotean entre los cipreses, algunos de ellos con ramitas y algodón en sus picos  porque están de preparativos, acondicionando sus nidos o haciéndolos de nueva planta. Yo tampoco la pierdo de ojo y es que
¡qué bonita está, esta mañana, como lo estuvo ayer,  mi Echeveria en la ventana de mi cuarto!

Ella, toda salerosa, te lleva en este día mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.2.22. Miércoles. (C. 1.461)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenas tardes , P. Alfonso , bonito el cuentecillo que hoy nos ha narrado , para saludarnos en los buenos días y presumir de su Echevarría, ¡ Que no es para menos lo guapa que está. Que tenga un excelente día.

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