ESTAMPA CAUDETANA.
vestida de flores, que semejan farolillos,
a todo el claustro bajo del convento de San José, El Carmen,
convertidas en suave alfombra,
la reciben con tiento y mimo
Hoy no, no me dio la alegría
como solía hacerlo las mañanas de tantos días
cuando, bien puesta,
lucía, cogida de la mano de su amigo, el trotón celeste,
tira de ella hacia abajo como si quisiera hundirla
la flor de la Echeveria.
No, hoy no quiso o no pudo levantarse sobre sí misma
no se levantó sobre sí misma
porque, fuerzas, ya no le quedaban.
Se me escondió allí donde las manecillas del reloj no
corren,
Se encerró en la oscuridad de su mismidad
y de tal manera lo hizo
que ni siquiera salió a saludar a su gran amigo, el doncel
celeste,
con el que, cada mañana, mantenía su encuentro, su trato, su
intercambio de belleza por vida.
Y el sol, al no ver a su buena amiga, la flor de la
Echeveria, pareciome, también, muy triste porque, hoy, al asomarse al claustro,
poniendo su luz en él, no le recibió tocando sus campanillas de vivos colores,
manifestando su alegría, su contento por la llegada del amigo.
No, hoy no se levantó, en el alféizar de mi ventana, LA FLOR
DE LA ECHEVERIA.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS
DÍAS!!!!!!
10.3.2022. Jueves. (C. 1.469)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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