ESTAMPA CAUDETANA.
EL SIGLO XXI (LA CALLE
El sábado fue un día atareadico. En la agenda
parroquial constaban apuntados tres matrimonios y un bautizo, además de los
oficios de las vísperas de domingo y fiestas.
Por la mañana, a las doce treinta horas dos parejas se
habían puesto de acuerdo para emitir sus votos matrimoniales. En una de
ellas, celebrado en la iglesia parroquial de Santa Catalina, contraía nupcias
uno de los hijos de Juan Doménech, el sacristán. Y la otra, un joven
campellano (de El Campello) enlazaba su vida a una guapa mocica, natural de esta
Real Villa de Caudete y lo hacían acompañados de sus familiares y un grupo
reducido de amigos, en el templo parroquial de San Francisco de Asís.
Por la tarde, a las 17,00 horas, volvió a
vestirse de fiesta la parroquia de San Francisco, porque la tercera boda
iba a tener lugar allí, una pareja de jóvenes iban a manifestar públicamente su
compromiso matrimonial.
Sí, tres bodas en un mismo día. Además, coincidiendo con el
horario del último de los enlaces matrimoniales, en la iglesia parroquial de
Santa Catalina, introdujimos en la Iglesia a través de las aguas del bautismo a
Pablo. Pablo es un niño precioso que vino al mundo en Ciudad Lineal de Madrid,
allí donde termina Arturo Soria, por la Red de San Luis. Su madre, natural de
esta Real Villa de Caudete quiso que su hijo siguiera sus pasos y aquí se lo
trajo para que recibiera las aguas del Bautismo.
Sí, ayer, el Espíritu Santo tuvo trabajo aquí en la Villa
caudetana porque fue convocado para fundir con su amor, o en su amor, a tres
parejas que han visto muy bien hacer con sus vidas una sola y nueva realidad,
la de su Santo Matrimonio, para afrontar con decisión, empuje y valentía la
gran obra de vivir inmersos en el amor de Dios para, llevándolo a la práctica
en sus propias realidades humanas, según el proyecto divino, desgajados, cada
uno de ellos, del tronco familiar donde crecieron, se unieron para formar
nuevas entidades, nuevas familias, otros tantos matrimonios. Y, para finalizar,
también tuvo trabajo en el bautizo de Pablo.
Al finalizar la liturgia bautismal por la que introdujimos a
Pablo en la gran familia de Los Hijos de Dios, La Iglesia, me quedó un tiempo
que aproveché para dar un paseo por allí donde la Villa le va ganando terreno al campo
con la construcción de nuevas viviendas familiares, todas ellas de lindas
líneas, guapas de verdad, y, al hacerlo, van trazando nuevas calles y así, en
este siglo XXI, pasee por la calle con aspiraciones de ir a más que tiene por
nombre Siglo XXI, así como lo lees, Siglo XXI, calle que ha de llevar al
personal que se vaya sucediendo en el ir haciendo historia caudetana, en busca
de la sierra Alácera por el campo, ya no através, sino urbanizado y calendario
a calendario hasta el siglo XXII que se aventura en lontananza. Me dejé caer
por ella, por el Siglo XXI hasta la Avda. de las Jornetas para volver a Santa
Catalina para la Eucaristía de la víspera de la Ascensión del Señor, fiesta muy
grande en el calendario Cristiano, pues celebramos la entrada del Ser humano,
en la persona divina de Jesús, en el ámbito de la divinidad “Vuelvo a mi Padre
y vuestro Padre”, acontecimiento grandioso que pone en tensión a toda la
humanidad hasta que todos seamos en el Padre, como lo es nuestro Hermano Jesús,
el Hijo de Dios que se hizo hombre, “el hijo del Hombre” como le llamó el profeta
Daniel ((cap. 7) mucho antes de que se vistiera con nuestro hato.
Mientras subía hasta la parroquia, desde el campanario de la
torre de Santa Catalina, salían los alegres tañidos que nos convocaban a la
alabanza del Señor.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.5.2022. Lunes. (C.1.524)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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