jueves, 5 de mayo de 2022

La Hora del Baño.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA HORA DEL BAÑO.

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En esta Real Villa de Caudete no tenemos mar. El mar, allí donde éste rinde su tributo acariciando las arenas de oro de sus playas se encuentra, como diría Don Quijote de la Mancha, a 25 leguas. 

En el convento de San José (El Carmen) tampoco disponemos de una piscina, sin embargo, hubo un tiempo que sí que disponía de una gran alberca donde los ñacos de la  Villa venían a pasárselo en grande zambulléndose en sus aguas, según me cuentan aquellos niños, hoy abuelos, del lugar. Hoy día, aquel lugar que ocupara, a todos los efectos, una excelente y gran  alberca, gran sucedáneo de una gran piscina, desviadas las aguas del arroyo que, bajando desde lo alto del pueblo, siempre mantenía las aguas limpias, ha venido a convertirse en el garaje del convento y lugar donde se ha situado la salica para el quemador que calienta el agua sanitaria y, en los tiempos invernales, el de la calefacción. 

Pero lo que sí que tenemos en el convento es una fuente de hierro fundido que vino, según mis noticias, de otro convento que tuvo vida pujante en siglos pasados pero que, llegado un momento determinado, fue abandonado por sus moradores debido a razones que yo no alcanzo a conocer. Fue un convento que habitaron los Hermanos Menores de San Francisco, conocidos  como “Capuchinos”. Por cierto, hoy día, se andan haciendo excavaciones en el lugar donde otrora se levantara su cenobio extramuros de la Villa. Pues bien, de aquel convento de los frailes Capuchinos, venido a menos hasta tal punto que desapareció de la faz de la tierra, vino hasta este convento de San José, del Carmen una fuente. Esa fuente ocupa hoy el centro neurálgico del claustro bajo, edificado, como ya te he relatado en otras ocasiones, según los órdenes arquitectónicos del Barroco y del Toscano, monumento que nos traslada a los primeros años del siglo XVII, ya que fue concluida su construcción en el año sexto de aquel siglo. Esa fuente, desde hace algunos años no mana agua y, por consiguiente, no deja oír el ruidico constante y agradable producido por el chorrear de hilicos de agua que vertía la concha alta hasta la pileta donde se movían unos pececillos de colores. Hoy ya no se oye el ruidico, ni se contemplan los pececillos de colores porque nos vimos en la necesidad de cortar el suministro de agua para unirnos a la campaña llevada a cabo por el Ilmo. Ayuntamiento de erradicación de palomas salvajes que, en gran número, tenían la fuente del claustro como lugar tranquilo para saciar su sed y, así, evitar el ingente daño que estaban causando en tejados y bajantes los excrementos, las plumas, en sus mudas, de los animales volátiles e incluso el taponamiento que producían en las bajantes  los cadáveres de los mismos que venían a rendir viaje en la techumbre, bien porque les había llegado la hora de dejar "caer sus alas", bien porque algún plomo de los tiros de los cazadores se hubiera incrustado malamente en sus cuerpecitos. Aquella campaña  fue un éxito y en la actualidad solo bajan un par de parejas junto a tórtolas, mirlos y tejaínos (gorriones).  

En la actualidad, en tiempos favorables, lleno  la pileta vacía de la fuente con cactus de diversas especies que hacen las veces del agua pues, es bien sabido, que estas plantas no son otra cosa que depósitos de agua. 

Suelo yo, cuando riego las plantas que ponen la alegría con su punto verde entre las viejas columnas del severo claustro, llenar de agua la concha de la fuente, la de arriba, con el fin de que los tejaínos, las tórtolas, los mirlos y alguna paloma llegada de nuevas al lugar, puedan tener un lugar donde beber y, también, para favorecer su limpieza cada mañana.

Esta mañana, cuando el sol consiguió espantar unas nubes que se quedaron por estos entornos el día de ayer, como si se encontraran a gusto por esta zona, por otra parte, cosa muy rara, y comenzó a dar de lleno con sus rayos en la fuente, bajaron hasta ella, desde los cipreses donde han pasado la noche, los tejaínos rezagados, otros ya habían emprendido vuelo a los campos del entorno para desayunar. Lo hicieron uno tras otro y, después de beber un poquito de agua, como si  estuvieran tomando la temperatura al agua, sin duda alguna muy fresca, y, sin reparo alguno, se fueron introduciendo en el agua de la concha hasta allí donde ésta no los cubría para proceder a un baño para acicalar el plumaje y librarse de “ocupas” indeseados, como el piojillo que suele encontrar confortable acomodo entre su plumón.

Tal y como lo acabo de ver esta mañana, te lo cuento. Cuando los primeros rayos del sol se posaron esta mañana en la fuente aparecieron sobre ella los tejaínos que se lanzaron sin miedo ni reparo alguno a lavarse en las aguas recogidas en la Conchita de  la fuente que alguna vez alegró alguno de los patios del convento de los Capuchinos, extramuros de esta Real Villa de Caudete, y que, hoy, sirve de ornamento al vetusto claustro barroco Toscano de otro convento, el de San José, de los Padres Carmelitas.

Recibe mi saludo, mis

       ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

5.5.2022. Jueves. (C. 1.504)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

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