miércoles, 24 de agosto de 2022

El Castillo.

 

                                                         ESTAMPA CAUDETANA.                                                             EL CASTILLO.

(El castillo situado en la Plaza de la Iglesia, visto desde la calle Mayor, a través de uno de los arcos de la Lonja).

Ya quedó firmemente asentado el viernes pasado en la plaza de la iglesia, el castillo.

El castillo es uno de los elementos claves de las fiestas de Moros y Cristianos en esta Real Villa de Caudete.  

Desde hace muchos años el castillo que, siendo obra de artífices carpinteros, nos lleva de la mano a otros tiempos, tiempos del Medioevo, del antiguo y, también, del otro Medioevo, del Alto. De aquel tiempo en el que se datan unas ruinas de lo que fuera, otrora, un castillo árabe, como tantos que jalonan estas tierras planas en las que se aprovechaba cualquier promontorio para edificarlos. Fortalezas que todavía muestran su empaque y señorío a pesar del deterioro de los mismos llevado a efecto por el inexorable paso del tiempo. Pero en nuestro caso, en esta Real Villa de Caudete, al contrario de lo que acontece en los pueblos limítrofes, el castillo no es castillo, es un vestigio enterrado por la tierra que cubre los restos mortales de generaciones y generaciones de caudetanos, a los que andan ahora “molestando” con excavaciones en el indefenso vestigio, por ver si pueden sacarle  datos de aquellos tiempos en que luciera hermoso, a vista de todos, desde la distancia.

No, no me refiero al castillo moro hundido en las tierras caudetanas, me estoy refiriendo a esa preciosidad de miniatura que los oficiales del Ilustrísimo Ayuntamiento ha situado en la Plaza de la Iglesia y que con motivo de las Fiestas Patronales de Moros y Cristianos en honor de la Virgen de Gracia, nuestra Patrona, adquirirá una importancia capital ya que, en él y en su torno, se celebrarán los Episodios Caudetanos, una obra en la que se rememoran situaciones deprimentes como el sometimiento de la Villa por el moro Tarik (meses después sometería también a mi pueblo de Oropesa  -Toledo -) , gestas triunfadoras en las que el invasor asentado por espacio de siete siglos en el predio, fue expulsado. También deleita a los asistentes con el descubrimiento de la sagradas imágenes de la Virgen de Gracia y del Coopatrón, San Blas, junto a  elementos de culto iluminados, durante siete siglos, por una vela inconsútil que quedaron a la vista, mientras tañía una campanica, gracias a la intervención de Ella, de la Virgen de Gracia, que, obrando maravillas en un vidente, Juan López, pastorcillo proveniente de Paracuellos de la Vega, en la cercana Cuenca, señaló el lugar donde se encontraban enterradas.

 Concluye la obra, puesta en escena por las entusiastas gentes del lugar, en “las praderas del castillo” (la Plaza de la Iglesia) con una apoteosis final en las almenas del castillo festero.

Si tú, que lees mis buenos días, no lo has visto, haz por presenciarlo “in situ” porque merece la pena. Te lo digo yo que disfruto un montón cada vez que asisto al avatar de la Villa en aquellos tiempos.

Recibe mi saludo, mis

 

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

24.8.2022. Jueves. (C. 1.554)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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