ESTAMPA CAUDETANA.
EL PAPIRO.
Es una planta originaria de la cuenca mediterránea, más concretamente de Egipto. Allí, en el río Nilo, abunda muy profusamente, tanto, que llega a colonizar sus márgenes y, de una forma muy exuberante crece en su delta, en su desembocadura.
Se levantan sus ramas desde los rizomas hundidos en el agua o en tierras húmedas. Son tan abundantes que llegan a tupir la zona convirtiéndola en una selva impenetrable que hace imposible el transito por ellas, a no ser que hayan abierto camino grandes mamíferos como los elefantes, los rinocerontes o los hipopótamos.
De sus ramas se obtenía, antiguamente, el material del cual se servían para confeccionar los papiros en los que han llegado hasta nosotros noticias de las antiguas civilizaciones como las que tuvieron lugar en la época de los grandes faraones.
Para confeccionarlos tenían que pelar las ramas y sacar de su interior la materia prima, una especie de fibras esponjosas que, al entrelazarlas entre sí y machacarlas, fabricaban estas páginas en las que escribían sus mensajes, a base de signos, los hombres de aquel entonces.
Sus ramas, como te he dicho, surgen de unos rizomas metidos en el agua o en tierra muy húmeda y1 se levantan entre tres y cinco metros terminando en un penacho que podemos denominar como hojas.
En mi bosquecillo madrileño yo había plantado varios rizomas qué me habían regalado en un gran tiesto y en poco tiempo se adueñaron de él las raíces de los rizomas de modo y manera que me vi en la necesidad de aligerar el tiesto de cuando en cuando y, así, me hice con alguns jardineras en las que crecían por todo mi bosquecillo.
Cuando recibí orden de traslado a un nuevo destino, a esta Real Villa de Caudete conmigo se vino una de aquellas jardineras, siempre encharcadas, que hacían posible el crecimiento de esta planta en un lugar donde el sol, al igual que acontece en esta Villa, se encuentra muy a gusto.
En mi jardinera no crecían ni tres ni cinco metros pero si uno, y digo crecían porque ya no lo hacen pues no pasó mucho tiempo antes de que el fino pico de las gallinas hicieran de las suyas, pues, con cada uno de los saltos se iban llevando alguna hoja porque, al parecer, el penacho de hojas, en el que termina la rama, era de su agrado y, aquellos peluches que no alcanzaron las gallinas, fenecieron cuando a mi compañero el P. Ángel, le regalaron una pareja de ocas. Y éstas no solo terminaron con los penachos de hojas sino que se tragaron las ramas enteras y también los rizomas ¡Qué depredadoras las volátiles, palmípedas o no!
Más tarde llegó un perro al corralón del convento y éste hizo desaparecer a las emplumadas y, juguetón y travieso, con características propias de los mineros, empleando sus patas delanteras como potentes martillos neumáticos, vacío totalmente la jardinera y se zampó lo poco que habían dejado las ocas.
Ayer, al volver a casa, tras haber dado un paseo, pasé junto a un jardín privado y no pude contenerme y desde la valla que separaba el jardín de la acera obtuve la fotografía que ilustra estas letras.
Ella, con las plantas que llaman CYPERUS PAPYRUS, te acerca mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.10.2022. Miércoles. (C. 1.593)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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