viernes, 31 de marzo de 2023

El Viacrucis

ESTAMPA CAUDETANA.

EL VIACRUCIS.

Dentro del amplio espectro de la cultura cristiana existe un acto litúrgico de gran aprecio, es el VIACRUCIS. Esta práctica religiosa litúrgico-penitencial cristiana viene de muy antiguo y trata de favorecer al cristiano su devoción a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. 

Comienza con la sentencia a muerte del Redentor que habría de llevarse a cabo por  crucifixión, pena reservada, en aquellos tiempos, para las gentes facinerosas de la peor calaña y para los desertores del ejército con el fin de que sirviera de escarmiento. 

Al parecer, en aquellos tiempos, declararse Hijo de Dios era razón más que suficiente para suspender en todo lo alto al osado, que tal hiciera, declarándolo, así, según el decir de la Palabra revelada "maldito" porque maldito era todo aquel que era ajusticiado en la cruz.

Seguidamente la práctica litúrgica nos hace vivir, como espectadores emulando aquellos que jalonaban la Vía Dolorosa o camino del Calvario hasta estramuros de la ciudad, contemplando a los reos que iban  a ser ajusticiados en lo alto de la peña, que allí llamaban Gólgota o lugar de la calavera. 

En el santo ejercicio litúrgico contemplamos a Jesús golpeando con su propia cara, por tres veces, los cantos rodados del camino. Viéndole cruzar su mirada con la de su Madre entre los chorreones de la sangre que manaba de sus heridas producidos por las espinas de una corona trenzada con espino blanco del lugar, que le había sido encasquetada por la soldadesca para hacerle objeto de irrisión y burla. Lo vemos asistido por la generosidad caritativa de una mujer ignota que la tradición ha llamado Verónica.  En su ir cuesta arriba hacia e cumplimiento de su compromiso, exhausto es ayudado por un labrador que cargó con el travesaño horizontal de la Cruz, conocido como Cireneo, ya que al Jesús reo le habían quitado las fuerzas en el suplicio previo de la flagelación atado a una columna en mitad del patio del pretorio. Y, también  acompañamos a la Madre, más muerta que viva, sosteniéndola en su dolor en el durísimo momento en que el sonido producido por los clavos al hundirse en las muñecas de su Hijo que, tras lo cual,  era levantado y sujetado en el palo vertical de la Cruz donde, tras unas horas de dolor inhumano, habiendo perdonado a aquellos que le habían llevado a semejante situación y nos daba a su Madre como Madre nuestra, con en su último esfuerzo para mirar al cielo, bajó su mirada a la tierra, a sus hermanos los hombres y, dando un grito fuerte, nos entregó su Espíritu, el Espíritu con el cual había venido estableciendo íntima relación divina, por las vías del amor, con sus hermanos los hombres.

Y, sólo, después de que el encargado de dar el golpe de gracia al ajusticiado, en el caso de Jesús, una lanzada en su pecho para destrozarle el corazón por ser víspera del Gran Día Festivo para los judíos de la Pascua en la que rememoraban la salida de Egipto de la esclavitud en la que habían estado sometidos cuatrocientos años, les era permitido, por la autoridad romana, a descender del lugar del suplicio, de la cruz, los cuerpos machacados del justiciado, para ser depositado, con prisas en un sepulcro donado por un tal José de Arimatea donde no había sido enterrado nadie todavía, cercano al lugar de la ejecución. Pero, antes, contemplarla en el regazo de la Madre donde tantas veces, siendo niño, encontró sosiego y paz.

Aquí, en la Real Villa de Caudete he constatado que, además, se le ha añadido al santo ejercicio del VUACRUCIS, una estación más en la que se proclama el triunfo del crucificado resucitando de entre los muertos.

Ilustra mis buenos días de hoy, último del mes de marzo, Viernes de Dolores, previo a la Semana Santa, la fotografía en que aparecen domingo Gil Conejero, sacristán de la parroquia de San Francisco, dirigiendo el santo ejercicio penitencial del acto, del VIACRUCIS y Juan Belmar, portando la cruz, yendo por las naves laterales de la parroquia, de estación en estación, siguiendo la lectura pausada del lector. Mientras, un grupo, no muy numeroso de fieles, sin moverse de su lugar, por no ser muy amplia la iglesia, acompañábamos, piadosamente, al Señor en su vía del dolor rememorada en el VIACRUCIS.

Recibe mi saludo, mis

 

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

32.3.2023. Viernes de Dolores ((C. 1.656)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario