ESTAMPA CAUDETANA.
LOS VOLANTICOS DE PAPEL.
(Los VOLANTICOS de finales de los años cuarenta.
Imagen tomada en la calle que hoy se llama del Santísimo Sacramento)
(VOLANTICOS de principios de los años cincuenta. Calle Mayor)
(Los VOLANTICOS de ayer en el paseo).
Volvieron por sus fueros. Era el mediodía de ayer domingo,
tercero de los días de la Semana Festera, semana festera en los ámbitos de la
Real Villa de Caudete. Dice referencia a un momento particularmente importante
puesto que, desde que el silencio reinó en las fiestas patronales pasadas hasta
este momento, medio año pasó y desde ahora hasta las próximas fiestas
patronales en septiembre, medio año ha de pasar y, aquí, en esta Real Villa no
puede pasar desapercibido este hecho y acontecimiento porque en el lugar no
debe decaer nunca ese espíritu festivo que impregna la vida del villano, la
vida del lugareño.
Eran las doce del día y ya estaban haciendo sonar los
bronces las mazas que, movidas por la energía eléctrica, avisaban a todo el
personal del lugar para que se dieran cita en la Plaza de Nuestra Señora del
Carmen para asistir al ruedo de banderas por la gente menudica, lo más
grandioso que tiene la sociedad y, por ende, esta villa, los ñacos, los
pequeñicos, a los que sus madres y familiares habían puesto el hato de papel
vistoso, colorista, lindo, dejándolos guapísimos porque, el día de ayer,
era su día y ya venían subiendo por la calle de El Molino después de
haber recorrido otras calles de la villa en alegre comitiva.
La música de la banda que acompañaba a las lindas
criaturas venía desde lejos y se colaba dentro de las silenciosas estancias del
convento de San José. Se acercaban los pequeñitos, muy dueños de sí mismos,
unos, hechos y derechos, otros, de la manica de su mamá, pero todos contentos y
alegres desfilando para llegar a la Plaza de Nuestra Señora del Carmen para
bailar las banderas y luego rendir viaje en El Paseo donde iban a asistir a la
mascletá, broche de ruido y color, que pondría fin a un acto tan simpático
protagonizado por los pequeñines del lugar.
Nació esta actividad, va para cien años, cuando las gentes
del lugar, después de restablecida la paz y el sosiego en estos lugares, tras
un periodo de triste recuerdo, volvieron a vivir la fiesta en torno a su
Patrona, como siempre lo había hecho, y como se quedaban con más ganas de
fiesta, instauraron una fiestecica para la niñez, varios días después de las
Fiestas Patronales, consistente en montar un desfile, a las cuatro de la tarde,
en el que, los niños, disfrazados con vestidicos hechos con papeles de colores
pegados unos a otros con gachas de harina, recorrían las calles de la Villa
acompañados por el sargento y un músico tocando el tambor emulando, así, de
alguna manera, a lo que hacían las comparsas en los días de la Fiesta Mayor. Solían
llevar los niños tamborcicos.
El que hacía de capitán portaba una caña abierta por la
mitad en uno de sus extremos, (en mi tierra se empleaban como instrumentos
musicales que ponían ritmo en los bailes), que utilizaban como escopeta. El
capitán, apuntando con ella al volantico, accionaba un mecanismo que soltaba la
piececita que separaba ambas partes de la caña y, a su sonido, al tiro (*),
comenzaba el volantico a hacer la rueda.
Por la década de los sesenta del siglo pasado, tras una
veintena de años, decayó, como tantas otras tradiciones, pero en los años
2009-2010, volvió a tomar impulso por el empeño y empuje de la presidente
de la Asociación de la Virgen de Gracia, Isabel Úbeda Díaz, pero no, como
antaño, unos días después de las Fiestas Patronales, sino en la Semana Festera,
como aconteció en el día de ayer.
Vídeo
Desfile de los VOLANTICOS por la calle de El Molino camino
de la Plaza de Ntra. Sra. De el Carmen)
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
6.3.2023. Lunes. (C.2.646)
(*) Hay un dicho en esta Villa “TE SALIÓ UN CAÑAZO). Se
aplica al arcabucero que, al disparar, le sale flojo el tiro.
Nota. Como en tantas ocasiones, las fotos y las
noticias históricas me las ha suministrado Paco el de Bienvenido
P: Alfonso Herrera. Carmelita.
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