ESTAMPA CAUDETANA.
TAMBIÉN ESTÁ EL SOL EN ELLO.
Los tambores y tamboriles nos lo están advirtiendo. También
son frecuentes los sonidos de las bandas y asociaciones musicales existentes en
la real vía de Caudete que dejan oír por aquí y por allá la música que
envolverá los distintos pasos que desfilarán en procesiones por las calles de
la Villa. Todo nos está apercibiendo acerca de que, la Semana Santa de esta
Real Villa de Caudete, está en puertas.
No podía faltar EL SOL en estos prolegómenos anunciando la
inminente llegada de la celebración litúrgica de los Misterios que son
cimientos donde se asientan las grandes verdades del cristianismo, los grandes
misterios de nuestra fe, cuáles son los cruentos padecimientos que conducirán a
la muerte al Emmanuel, al Dios encarnado, y su triunfante resurrección, su
vuelta a la vida, su Pascua. También el SOL se une a los preparativos y nos lo
hace saber sacando del anonimato, singularizando, a la figura de aquella que la
tradición nos trae como actora en los cruentos hechos que condujeron a
Jesucristo hasta lo alto del gólgota donde tendría lugar la ejecución del
declarado culpable del delito de llamarse Hijo de Dios. Esta figura, este
personaje, no es otro que la VERÓNICA cuya imagen acompaña al fiel cristiano a
lo largo del año en su lugar de la nave izquierda de la iglesia parroquial de
San Francisco, imagen que, por milagro, ha llegado hasta nosotros al no ser
incinerada en aquel conflicto que tuvo lugar en las tierras de España va a
hacer pronto un siglo.
Cuenta la leyenda que en el camino del dolor, donde el
condenado, Jesús, mermadas sus fuerzas por la paliza recibida, diera con su
cara en el duro suelo, seguramente más de una vez, se encontraba una mujer que,
provista de un lienzo de blancura impoluta, enjugó la cara ensangrentada del
reo que, agradecido, premió su arrojo y valentía. Porque, sin miedo a ser
insertada por las lanzas de los soldados que velaban para que la ejecución de
la sentencia fuera cumplida, se acercó al caído para limpiarle el rostro de
salivazos y chorreones de sangre que caían desde las heridas producidas por los
golpes recibidos y, sobre todo, por las duras espinas de espino blanco del país
con la que la soldadesca romana había trenzado una corona para ridiculizar
plásticamente al condenado por ser Rey de los Judíos, como rezaba la sentencia
escrita por Pilatos en una tablilla para conocimiento de aquellos que se
acercaran hasta el lugar de la ejecución. Sí, aquel arrojo, nos dice la leyenda
llegada hasta nosotros en aras de la tradición, fue premiado por el Señor
dejándole imprimada su faz en aquel impoluto lienzo
Esa imagen, cada tarde, coincidiendo con la celebración del
Sacrificio Redentor, de la Pascua de Jesús, de la misa en la parroquia de San
Francisco, es visitada por el SOL que, antes de ausentarse cada día, yo diría
que se detiene un ratico en su caminar hacia el occidente, para, colándose a
través de las vidrieras del presbiterio, iluminar a LA VERÓNICA sacándola a
primer plano al tiempo que le saca los colores al rostro fresco y joven de la
imagencica que esculpiera, tan lindamente, un ignoto escultor.
Sí, también EL SOL SE UNE A LOS QUE VAN PREPARANDO TODO LO
CONCERNIENTE A LA SEMANA SANTA CAUDETANA AL ILUMINAR CON SUS RAYOS, SACÁNDOLA A
PRIMER PLANO, LA FIGURA DE LA SANTA MUJER VERÓNICA.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
25.3.2023, solemnidad de la Anunciación del Señor.
Sábado.(C.1.653)
P. Alfonso Herrera. Carmelita
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