EL VELERO.
El día iba cuesta abajo con paso firme hacia su fenecer que
iba a ser su morir. Quizá por eso aquel velero iba raudo a buscar la seguridad
en el puerto deportivo de la villa marinera de El Campello.
Los rayos del sol punteando, milímetro a milímetro, las velas
y al mismo barquito lo sacaban de la envolvente inmensidad de un azul que unía
en una sola realidad cielo y mar.
Es verdad que, en nada, se parece ese velero a aquella otra
embarcación a la que llamaron Acontiqui. Sí, la que surcó las procelosas aguas
de un océano violento tenebroso, el Pacífico, desde el occidente americano
hacia las islas de la Polinesia en el Oriente de sus aguas bravas. Ciertamente,
ambas embarcaciones son congéneres, coincidentes, en el surcar las aguas pero,
en nada se parecen. Aquel, conjunto de troncos unidos por fuertes lianas,
movidos por un aire que empujaba a una vela por caminos establecidos por las
corrientes marinas que le echaban una mano en su viaje hacia lo desconocido,
siempre navegando hacia donde el sol
nacía cada día. Ciertamente que no se parecen en otra cosa que no sea
flotar sobre las siempre movidas aguas de la mar.
Aquel con ínfulas de descubridor y conquistador, éste, con
deseo de placer de moverse tranquilamente empujado por la suave brisa de un
atardecer en el Levante español, en las aguas de El Campello.
No navega por el mar de cañizos que invade la desembocadura
del río Seco, no, navega un poco más allá, navega como resbalando por la
corteza de un tranquilo mar, de un mar que no se mueve, de un mar que se hace
ámbito para el disfrute de aquellos amantes de estas tranquilas aguas ya sea
para hundirse en ellas, ya sea para nadar tranquilamente, ya sea para navegar
por encima de ellas.
Pensaba yo, mientras lo contemplaba desde la orilla, que las
gentes que navegaban en el barquito, iban disfrutando en el velero que, ayer,
al caer el día, se acercaban, sin prisas, empujados por la suave brisa
reinante, hacia el puerto buscando seguridad.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
18.10.2023. Miércoles. (1.701)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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