ESTAMPA CAUDETANA.
EN LA PARROQUIA DE SAN FRANCISCO, YA SE ENCUENTRA DISPUESTO EL MISTERIO.
Al titular las letricas que hoy te van a llevar mi saludo de esa manera, no me estoy refiriendo al misterio de la Navidad que, estos días de atrás fue montado en la nave de la derecha de la parroquia por ese grupito de gentes que saben lo que tienen entre manos y que lo hacen animados por la fe y la esperanza de llevar a efecto algo que haga despertar, en el alma de aquellos que lo contemplen, ese chispazo de fe necesario para hundirse y fundirse en el gran Misterio del amor de Dios Padre que nos ofrece a su Hijo y lo hace de una manera poco menos que incomprensible, por el camino más exigente cuál es el de depender de otros, cuando Él lo puede todo, para llegar a coronar su plan de hacerse hombre, de hermanarse con los hombres y poder conducirlos al reencuentro con Dios, su Padre y nuestro Padre, como hace un pastor con sus ovejas, según Él mismo nos contará, ya de mayor, en una preciosa parábola, la del Buen Pastor, en la que nos muestra a esa figura tan entrañable, conduciendo a sus ovejas hacia majadas fértiles tapizadas por abundante pasto para que se ceben y, finalizada la jornada, llevándolas a la placidez, tranquilidad y seguridad el establo o del redil donde, sin miedo a depredadores, descansarán en paz.
Sí, ese grupito de gentes de fe, parroquianas de San Francisco, con el ánimo y entusiasmo de siempre, lo dejaron perfectamente montado estos días de atrás.
No, no me estoy refiriendo al belén que hace aflorar sentimientos muy íntimos a aquellos que lo contemplan extasiados, me estoy refiriendo al otro Misterio, al que, a los pies del altar ya se encuentra dispuesto a la espera que los fieles estallen en gritos de alegría al entonarse el Gloria en la misa del Gallo que será el momento en que las manos inocentes de un niño coloque en su cunita la figurita del otro niño, del Niño Jesús, hecho que marcará en momento litúrgico grandioso del NACIMIENTO DEL ENMANUEL, DEL DIOS CON NOSOTROS, DE JESÚS, EL CRISTO, EL SALVADOR.
En la tarde de ayer, cuando llegué a la parroquia de San Francisco para oficiar la liturgia de la Eucaristía, ya estaba TODO DISPUESTO, PREPARADO para encuadrar el MISTERIO DE LA NAVIDAD DEL SEÑOR COMO UNO MÁS DE NOSOTROS.
Tengo por seguro que el titular de la parroquia, San Francisco de Asís, tendrá ya las manos echando fuego de tanto aplaudir al contemplar el Misterio de la parroquia de la que es titular, remedo de aquel otro que él pusiera en marcha, hace ya ochocientos años, en su tierra de Asís. En el séptimo cielo a donde ascendió el poberello de Asís, en el que se encuentran los ángeles Serafines pues, a él, así se le llama: "el Seráfico", todos ellos acompañarán al humano advenedizo hasta tan alto lugar, aplaudiendo la OBRA YA DISPUESTA a los pies del altar del Sacrificio Redentor del que vamos a celebrar su NACIMIENTO como hombre entre los hombres.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
23.12 2923. Sábado, víspera de LA NAVIDAD DEL SEÑOR. (C.1.757)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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