domingo, 9 de junio de 2024

La espera.

ESTAMPA CAUDETANA. 

LA ESPERA. 

Se había anunciado por los chicos de la tv, esos que nos traen noticias acerca del tiempo por los distintos canales de la televisión, que, para hoy, nos visitaría una dana, con ganas de hacerse notar, por esta zona. Pues nada de nada, porque todo se quedó en "agua de borrajas", que afirma el dicho acuñado por la sabiduría popular a lo largo de los siglos. 

Tuvimos que esperar hasta pasadas las siete de la tarde para sentir un aire, un tanto fuerte, en el que venían volando gotitas de agua como si pretendieran preparar la llegada de un turbión. Y ciertamente llegó en torno a las 8 de la tarde con un gran aparato de truenos y cuatro goterones que cayeron con fuerzas pero que no sirvieron ni siquiera para recoger dos dedos de agua en los cubos que tengo dispuestos en las canales para utilizarla luego, enriquecida, como vehículo que transporta el alimento, el abono, a mis árboles del corralón. 

Pero por la mañana el sol no tuvo ninguna interferencia o impedimento para corretear por todo lo alto del cielo de esta Real Villa de Caudete y, como venía con fuerza, no era raro ver como la gente buscaba el abrigo de la sombra y no solo la gente...

Ya te he hablado en otras dos ocasiones de la pareja de palomas torcaces que han entrelazado ramas y más ramas para construir un nido en el corazón del ciprés que se eleva, en busca del sol, por encima de los tejados del claustro, a dos metros de mi ventana. Y he asistido al trajín que se ha traído la pareja para llevar a cabo su obra, su casica.

Con toda seguridad puedo decirte que la hembra está en gūerando los huevos que ha depositado en su nido. Pero el macho, el pobre macho,  anda tristón y, al decir anda, estoy hablando con propiedad pues no me estoy refiriendo a que esté volando, sino a que está andando por el suelo del claustro conventual, el barroco-toscano, y, de cuando en cuando, deja caer su imponente mole de carne emplumada sobre sus patas dobladas aquí o allá. Ayer por la mañana muy cerca del mediodía se encontraba a la sombra que proyectaba sobre el suelo una escultura modernista que representa a la figura del profeta Elías porque, como te decía con anterioridad, el sol pegaba bien, sin miramiento, donde no encontraba ningún impedimento a los rayos que constantemente enviaba desde todo lo alto. 

Veía tristón al bólido de carne emplumada, macho torcaz, porque la hembra no le prestaba ni la más mínima muestra de atención, ocupada, como está totalmente, en dar calor a los huevos depositados en el nido que anda engüerando. 

Sí, no cabía duda alguna el pobre macho torcaz estaba triste, muy triste, ayer por la mañana, muy cerca del medio día. Y es que LA ESPERA es desesperante como afirma también otro dicho:

"el que espera, desespera". 

Y el pobre se encuentra así, a LA ESPERA de poder ser útil trayendo comida a los polluelos que no han de tardar en romper el cascarón para respirar en libertad.

Únicamente me miraba cuando abría las ventanas del claustro alto y regaba las jardineras que se encontraban en los alféizares. Pero él, ni se inmutaba. Permanecía allí abajo quietecico. Solo el párpado bajaba y subía limpiando el cristalino de su ojo con el que me miraba.

Yo creo que el animal ya me conoce, vivimos tan cerca el uno del otro..., y ya tendrá una imagen de mí en su cabecita y pensará para sus adentros: 

"no temas porque, éste, es de fiar".

Así pude hacerle unas fotos desde distintos lugares como puedes ver en las instantáneas.


Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

9.6.2024. Domingo. (C.1917).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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