domingo, 2 de febrero de 2025

Abajote.

ESTAMPA CAUDETANA.

ABAJOTE.

No hace mucho tiempo,  La Asociación Cultural, Amigos de la Historia Caudetana, presentó al público en los salones de la casa de mayores de la Real Villa de Caudete, la quinta entrega de su revista Capdetania. Una revista de mucho peso, y no lo digo por lo que pesa sostenida en las manos, sino por la enjundia de los trabajos científicos y de investigación que recoge para el enriquecimiento de las gentes de la población. 

El presidente de la Asociación, don Antonio Conejero Rodríguez, tuvo s bien, como hizo en ocasiones anteriores, regalar un ejemplar para la biblioteca del convento de San José (El Carmen).

Leyendo el índice vi que el último de los artículos, en modo alguno al menos importante, estaba dedicado a desempolvar ciertas palabras que han venido usándose, desde tiempo muy atrás, como vehículo de comunicación entre las gentes del lugar. 

Su autor, que también colabora con otros dos artículos en la presente revista, ya viene haciéndolo en las ocasiones precedentes. Y, yo, me meto de cabeza en la lectura y aprendizaje de esas palabras para, por si acaso, se presentara la ocasión no me pescaran in albis, de sorpresa. 

Yo ejercí en los valles de Peñarrubia, Lamasón y Tudanca, de Cantabria, a través de los que buscan la planicie los escarpados Picos de Europa. Cuatro años tuve destino allí. Y entrar allí era entrar en un mundo bastante distinto del que yo provenía. 

Me había bajado de la tarima en las clases de un colegio sito en Madrid y caí en aquellas tierras privilegiadas pero que, en su hablar, como acontece en tantos lugares, tenían sus propios modos y sus propias palabras. 

Un año había pasado allí cuando, Antonio, un lugareño del "puebluco" de Naveu (Navedo), que dicen por allí), de muchos años, curtido en los trabajos pastoriles en las extensas tierras de Texas, en Estados Unidos, me esperó a la salida de misa y me dijo: 

 -"Señor cura hoy sí que le hemos entendido"

¿Por qué, Antonio?

-"Porque  ya habla Ud. Como nosotros".

Un año tardé en dejar mis decires "cultos" de Madrid y de las aulas colegiales, para zambullirme en el lenguaje "culto" de aquellos lares.

Por eso me es tan atractivo ir, antes que a otros, a enfrascarme en el trabajo de Miguel Requena Marco que, estando al final de la revista (Pgs.167-169), para mí, en esta revista y en las cuatro anteriores, es, siempre, el primero.

Y la primera palabra con la que me doy de bruces en el artículo es

"ABAJOTE"

Y, mira por dónde, descubrí que entre los lugares que reseña Miguel R. M. no aparece Oropesa de Toledo, mi pueblo. Eso, sí, cita Extremadura y, como a mi pueblo también se le puede denominar Tierra de Fronteras ( Salir de mi pueblo al oeste es meterse en Extremadura, hacerlo por el norte es caer en Castilla León y hacerlo por el sur, también te metes en Extremadura), a lo mejor ha dado en pensar:" Oropesa, ya es Extremadura". Pues, no, Miguel, ¡no! Oropesa, mi pueblo, es Castilla La Mancha como Caudete.

Y, en mi pueblo también se emplea esta palabra para indicar lo apartado del núcleo poblacional, que se encuentra, por ejemplo, el barrio en que yo nací, la Barriada de la Estación (por cierto, construido, todo él, y la estación del ferrocarril también, en terrenos que pertenecieron, junto a otro paisano, a mí bisabuelo paterno):

¿La estación?, ¿el Barrio de la estación? Pues, mire, se encuentra allá ABAJOTE.

Y para indicar que el Sistema Central y el pico del Moro Almanzor se encuentra rompiendo la llanura a 40 kilómetros se dice:

La Sierra que ve Ud  allá LEJOTES...

Seguramente compartiremos las dos Villas muchas otras palabras para expresar los mismos conceptos por tener los mismos significados. Pero a mí no me llegaron porque yo salí, casi destetado, a los 10 añitos, a estudiar Bachillerato a un colegio interno en Arenas de San Pedro (Ávila) y, como no volví a afincarme en mi patria chica, no me relacioné con las gentes del campo, ni de la ganadería, ni de las industrias intra muros y, claro, me pasaron desapercibidas. Y, en casa, mis padres fueron personas que tuvieron que salir "pitando" de Madrid los primeros días de la guerra, se hablaba más como en Madrid, que como en Oropesa.

Gracias, Miguel, porque me eres de gran utilidad para el bien entender los decires del lugar.

Recibe mi saludo, mis


¡¡!BUENOS DÍAS!!!

2.2?2025. Domingo. (C. 2.137).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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