ESTAMPA CAUDETANA.
NO, NO NEVÓ EN CAUDETE. ES UNA ROSA BLANCA.
El invierno que vamos teniendo en el ámbito de la Real Villa de Caudete no se porta mal del todo. Dos días hace frío, no un frío que pudiéramos llamar autóctono, propio de unas tierras continentales, sino un frío desangelado que nos traen los vientos desde aquellos lugares donde la nieve los viste de blanco. Y, al día siguiente ¡zas! se paran los vientos, hace su presencia el sol, y, cosa del tiempo, el día se sacude el frío y nos queda bastante agradable.
Eso es lo que aconteció ayer, día de mercadillo. Daba cierto gusto pasear por las calles jalonadas de multitud de puestos desde los que se ofrecían al personal, que era mucho, cantidad de productos, muchos de ellos en oferta sobre oferta.
Lo que yo fui a comprar, no lo estaba, pues lleva mucho tiempo manteniendo el mismo precio. Me estoy refiriendo al bote de canela molida de la que me proveo para que "raspe' las paredes de los vasos sanguíneos y para que le "robe" el azúcar a la sangre. Cosa que hago, cada mañana, en el desayuno, añadiendo media cucharadita del producto en cuestión, en el vaso de leche.
A mi vuelta del mercadillo allí estaba, esperándome, en el parterre que pone fin al Paseo Luis Golf dejando espacio libre a la calle del Alcalde Luis Pascual. Allí estaba una ROSA BLANCA, con esa blancura sin igual con la que luce su frescura y donosura uno de los especímenes de la familia de los rosales.
Desde abajo, desde la acera de la calle del Alcalde Luis Pascual la contemplaba, quieta, los aires fríos estaban encerrados a aquellas horas, pero quise verla de más cerca y, para ello, me subí hasta el lugarcito donde suelen cabalgar en sus caballitos de madera los niños del lugar, a esa hora en la escuela de infantiles, y, así, poder darme el gustazo de contemplarla a mis anchas. Toda ella solo para mí.
Y, qué quieres que te diga, fue un rato sumamente agradable. Yo, por lo "bajinis" echándola piropos y, ella, toda bella y hermosa, sintiéndose halagada, parecióme que tintaba sus pétalos de un rojo suave, como si se ruborizase por mis galanterías. Pero no, no perdió su color original y primigenio, que no hay Blanco España que lo iguale. Solo a mí me lo parecía. Ella, toda despampanante, aparecía ante mí, con un desparpajo natural que ocultaba, detrás de sí, toda la calle Corona de Aragón.
No, ayer, NO NEVÓ EN CAUDETE, ayer, una ROSA, TODO BLANCURA, desafió al invierno y se ofreció para ser contemplada por todo viandante. Y, además, como estandarte del Copatrón San Blas, en el primero de los días del triduo que, el pueblo fiel, le tributa como preparación a su fiesta litúrgica.
Sí, ayer nos hizo un día de invierno envidiable y los peques del lugar se dieron cita, por la tarde, allí donde lucía su esbelto tipo LA ROSA BLANCA.
NO, NO NEVÓ EN CAUDETE. ES UNA ROSA BLANCA.
El invierno que vamos teniendo en el ámbito de la Real Villa de Caudete no se porta mal del todo. Dos días hace frío, no un frío que pudiéramos llamar autóctono, propio de unas tierras continentales, sino un frío desangelado que nos traen los vientos desde aquellos lugares donde la nieve los viste de blanco. Y, al día siguiente ¡zas! se paran los vientos, hace su presencia el sol, y, cosa del tiempo, el día se sacude el frío y nos queda bastante agradable.
Eso es lo que aconteció ayer, día de mercadillo. Daba cierto gusto pasear por las calles jalonadas de multitud de puestos desde los que se ofrecían al personal, que era mucho, cantidad de productos, muchos de ellos en oferta sobre oferta.
Lo que yo fui a comprar, no lo estaba, pues lleva mucho tiempo manteniendo el mismo precio. Me estoy refiriendo al bote de canela molida de la que me proveo para que "raspe' las paredes de los vasos sanguíneos y para que le "robe" el azúcar a la sangre. Cosa que hago, cada mañana, en el desayuno, añadiendo media cucharadita del producto en cuestión, en el vaso de leche.
A mi vuelta del mercadillo allí estaba, esperándome, en el parterre que pone fin al Paseo Luis Golf dejando espacio libre a la calle del Alcalde Luis Pascual. Allí estaba una ROSA BLANCA, con esa blancura sin igual con la que luce su frescura y donosura uno de los especímenes de la familia de los rosales.
Desde abajo, desde la acera de la calle del Alcalde Luis Pascual la contemplaba, quieta, los aires fríos estaban encerrados a aquellas horas, pero quise verla de más cerca y, para ello, me subí hasta el lugarcito donde suelen cabalgar en sus caballitos de madera los niños del lugar, a esa hora en la escuela de infantiles, y, así, poder darme el gustazo de contemplarla a mis anchas. Toda ella solo para mí.
Y, qué quieres que te diga, fue un rato sumamente agradable. Yo, por lo "bajinis" echándola piropos y, ella, toda bella y hermosa, sintiéndose halagada, parecióme que tintaba sus pétalos de un rojo suave, como si se ruborizase por mis galanterías. Pero no, no perdió su color original y primigenio, que no hay Blanco España que lo iguale. Solo a mí me lo parecía. Ella, toda despampanante, aparecía ante mí, con un desparpajo natural que ocultaba, detrás de sí, toda la calle Corona de Aragón.
No, ayer, NO NEVÓ EN CAUDETE, ayer, una ROSA, TODO BLANCURA, desafió al invierno y se ofreció para ser contemplada por todo viandante. Y, además, como estandarte del Copatrón San Blas, en el primero de los días del triduo que, el pueblo fiel, le tributa como preparación a su fiesta litúrgica.
Sí, ayer nos hizo un día de invierno envidiable y los peques del lugar se dieron cita, por la tarde, allí donde la ROSA BLANCA no les quita ojo.
Te la envío como portadora de mi saludo, de mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
1.2.2025. Sábado. (C. 2.136).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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