ESTAMPA CAUDETANA.
QUIETAS LAS BANDERAS.
Ayer no fui de paseo, ese paseo que suelo hacer todas las tardes cuando me toca ir a celebrar la liturgia en la parroquia de Santa Catalina. Fue debido, no a una renuncia voluntaria, sino a una visita que nos había llegado de fuera. Un antiguo compañero de estudios y hermano dentro de la orden del Carmen, P. Matías Tejerina Espeso, se había acercado hasta esta Real Villa con el fin de dar unas charlas a las Madres Carmelitas de clausura que residen en su monasterio de la Avenida de la Virgen de Gracia.
Nueve minutos pasaban de las diecinueve horas en la tarde de ayer cuando pasé frente a la puerta principal del Ilustrísimo Ayuntamiento. Hacía calor y cuando hace calor no suele aparecer el aire por ninguna de las bocacalles de la villa.
Los chicos de la la tele que nos trasladan las noticias del tiempo procedentes de la AEMET, ya nos lo dijeron al mediodía y volvieron a insistir por la noche, al concluir las noticias:
"estamos disfrutando de un tiempo, más que de invierno, de primavera alta"
y, en el termómetro digital de la plaza de Nuestra Señora del Carmen se columpiaba el guarismo iluminado en la horizontal de los veinte grados.
Esa era la razón por la que las BANDERAS, que nos hablan de un lugar oficial, cayeran a plomo desde los mástiles donde se encontraban asidas.
Allí se quedaron QUIETAS LAS BANDERAS mientras yo atravesaba la arcada de la Lonja para dirigirme a la parroquia de Santa Catalina donde hacía un rato que habían reclamado mi presencia, las campanas de la torre de la parroquia.
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¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
15.2.2025. Jueves. (C. 2.150).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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