sábado, 6 de octubre de 2018

El Migrante no Invitado


ESTAMPA CONVENTUAL.
EL MIGRANTE NO INVITADO.
Qué lejos veía yo en Madrid al migrante del que hablaba la televisión en sus noticias.
Nos hablaba de un tigre que no tenía nada que ver con su homónimo de Bengala y no me refiero a aquella bonita película que tanto éxito tuviera allá por mitad del siglo pasado. ¡No! Me estoy refiriendo a un mosquito, al mosquito TIGRE.
Nos le presentaron en Tv. y nos daban toda clase de información sobre él. Pero se veía tan lejos, tan lejos...
Pero...
Se coló en nuestro CONVENTO DE SAN JOSÉ. En todo el corralón ha acampado toda una legión pues no hay lugar donde vayas que no te salgan al encuentro por cada uno de los puntos cardinales un montón de ellos.
Mi epidermis parece una cordillera vieja, con alturas (inflamaciones)  redondeadas y no precisamente por la acción  de los elementos atmosféricos, sino por los ataques furibundos de esos insectos inmisericordes que han dejado las playas de levante donde "hicieron su agosto" sin apenas trabajo, porque tenían a su disposición muchísimos metros cuadrados de epidermis mientras andaban a la conquista de los rayos de sol para que les pincelara un oscurito molón .
De ello me daba información desde Oropesa del Mar, allá en Castellón, el bueno de Félix y me trasladó la información y las recomendaciones que daba la Consejería de Sanidad de la Autonomía para tener en cuenta  en el caso de que uno de esos TIGRES tenga suerte en su feroz ataque contra tu epidermis.
Aquí en en el CONVENTO DE SAN JOSÉ no hacen asco a nada. Hacen a los lugares que dejan al aire las ropas y, en mi caso, la barba, y también atacan en cualquier lugar porque están dotados de una "lanceta" que tiene que ser muy dura, como si fuera de marfil, porque te atraviesan los pantalones o la camisa y llegan, ¡Vamos si llegan!, a la piel y más abajo, hasta allí por donde discurre la sangre que succionan con avidez.
Estos días de atrás me han breado porque las tardes las he pasado recogiendo las hojas secas caídas otros años  para llevarlas al pudridero donde la humedad y tapadas con una lona, para que la guarden y para que no las desparramen las gallinas, vayan transmutando en abono con el fin de contar con fertilizante natural para la primavera próxima gracias a unas bacterias que me regaló José, un amigo gallego, que es o fue su fabricante.
- Un manchón de sangre se extendió sobre mi brazo cuando tuve la suerte de estampar al TIGRE (sólo en dos ocasiones hasta ahora) contra la piel. El sintrón se lo pone mejor.

Volando, pero solo para llegarse hasta ti, va mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
6.10.2018. Sábado. P. Alfonso Herrera, O. C.

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