ESTAMPA CAUDETANA.
FLOR DE MALVA SILVESTRI.
Hoy no tuve que sacar el pasaporte para viajar a un país lejano con el fin de traerme desde allá lejotes, una sencilla pero linda flor para hacerla portadora, para ti de mi saludo mañanero.
Dicen los entendidos en el ramo que es natural de Europa y que la ha exportado con éxito por todos los lugares y en algunos de ellos como en los USA la tienen declarada la guerra porque la consideran una especie invasora.
Y es que esta planta se adapta a cualquier lugar. No hace ascos a ningún terreno, si bien, si éste es bueno, pues "miel sobre hojuelas".
Esta flor la "cacé" pegada a la pared de la casa que hace esquina entre la antigua Carretera de Valencia y el camino que hace atajo entre esa carretera y aquella otra que te lleva a Villena, justo, justo, aledaña a la gran sede de la Comparsa de los Mirenos y de la gran superficie, Mercadona.
Se nota que el lugar donde ha emprendido su crecimiento la MALVA no es muy rico en nutrientes porque se la ve rala, escuálida, muy finita, como si estuviera haciendo equilibrio para no troncharse.
Pero, eso sí, se saca, de sus interioridades, unas flores bien bonitas, muy sencillas, surcadas por nervios fuertes, bien visibles, que tienen como finalidad el recoger los pétalos cada atardecer y, sobre todo, cuando la orilla viene mal dada o cuando hay ventarrones o tormentas porque, al ser hermafrodita, tienen la necesidad de guardar con esmero su polen, su propio polen, que ha de fecundar sus ovarios para producir sus semillas arriñonadas.
La sabiduría popular ha acuñado un refrán que afirma que
: "el que con malva se cura, mal va"
aunque la farmacopea no está muy de acuerdo con el dicho popular porque de esta planta y sus semillas y flores se extraen productos muy beneficiosos para la cura de enfermedades de la piel sobre la que se ponen emplatos de sus hojas y flores o para hacer desaparecer un cólico o dolores de las srticulaciones, tomando varias tazas de té de sus hojas diariamente.
Yo solo sé aquello que me dijo, una vez mi madre, a mi vuelta de la escuela con un montón de semillas en la mano,:
"Hijo, tira esos panecitos de MALVA porque "el que con MALVA se cura, mal va".
¡Tíralos ahora mismo! ¡Que yo lo vea!
Y, claro, tuve que lanzarlos bien lejos, a mitad de la Avenida del Conde Gamazo, inicialmente, Avenida de La Estación, pues, por entonces, (década de los 50 del siglo pasado), no habían llegado a ella las aceras corridas, ni el alquitrán, ni el cemento, ni las farolas de forja, ni la mediana con ínfulas de bulevar.
Recuerdo que allí, en mi pueblo de Oropesa, en las tierras que el Estado expropió a mí bisabuelo Galo para el trazado de las vías del tren de Madrid a Lisboa, para la construcción de la estación del ferrocarril y para hacer los corrales y el embarcadero de animales y los muelles-almacenes de alta y baja velocidad (urgentes o no) y para trazar la Avenida para llegar a la estación, crecían estas plantas a mansalva y, al decir "mansalva", estoy diciendo abundantemente.
Ella, la flor de la MALVA SILVESTRE, te lleva hoy mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
20.5.2025. Martes. (C. 2.237).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.