miércoles, 27 de febrero de 2019

El Cabás de Juan Clemente


ESTAMPA CAUDETANA.
EL CABÁS DE JUAN CLEMENTE.
 Todo un señor. Con él hice su última etapa, su último año de vida. JUAN CLEMENTE, siempre un señor.
Al medio día de ayer subí hasta el tanatorio para darles mis condolencias a sus hijos y rezar un responso con ellos y con las gentes que les acompañaban en aquel momento, por el eterno descanso de un caudetano que, en su vida y con ella (101 años y 17 días), había escrito una larga página de la historia de esta Villa y ayer, pasadas las 17,00 horas le dijimos adios.
Fui testigo del cumplimiento de su centena y con él recorrí todo su ciento uno remecido con 17 días más.
Hace unos cuantos días dejó el lapicero sobre la página de vida que estaba escribiendo. No la pudo poner el fin. Un accidente vascular le dijo:
"Juan Clemente, para, no sigas. ¡Descansa! deja que tus hijos pongan el FIN por ti. Deja que ellos cierren los párpados de tus ojos". Y, como no iba a hacer caso, sin atarle las manos, el accidente le dejó inhábil.
Juan Clemente ¿Te acuerdas de mí?, le dije así que estuve a su lado, sus ojos me decían que sí. Había acudido a la cabecera de su cama convocado por su nieto Paco.
Muchas veces departimos un rato cuando me le encontraba, sentado en su andador, pegado a la pared de la oficina de la policia municipal a regoviento, justo allí donde se inicia el paseo Luis Golf  haciendo esquina con la calle Mercado, poniéndole la cara al sol para acopiar el máximo de vitamina D, a la vez que contemplaba la vida del pueblo que pasaba delante de sus ojos.
Percibía yo la vivacidad de sus ojicos cuando  veía corretear por el paseo a lo más hermoso que posee el pueblo, LOS NIÑOS.
Los sentimientos que se elevaban desde su interioridad no los compartió conmigo.  ¡Quién sabe qué era lo que ascendía de la mano de sus sentimientos! Muy posiblemente sus primeros tiempos, aquellos en los que él empezaba a enderezarse sobre sus piececicos bajo la atenta mirada de su madre, ahora que esos piececicos necesitan de un andador para gozar de relativa seguridad. Haciendo bueno aquel aforismo que afirma:
"los extremos se tocan".
Siempre, siempre, iba como un pincel. Siempre con su corbata, su chaleco y su traje claro de espiguilla y su sombrero de fieltro, cerrando a "todo un anuncio vivo de la gran superficie que fundara, por los años cincuenta del siglo pasado, Ramón Areces", Así de bien y guapo llevaba su porte de cien añicos cumplidos Juan Clemente. Su hija me decía: "CIENTO UN AÑO vividos bien sin dar quehacer. Cada mañana bajaba sin ayuda de su cuarto y cada noche, a él subía, sin ayuda también y durante el día andaba por ahí y si hacía bueno, se marchaba a tomar el sol".
Le administré el sacramento de la UNCIÓN DE ENFERMOS, sacramento que tranquiliza el espíritu en esos momentos que, por lo general, suelen ser duros porque lo físico ya no está a las órdenes del espíritu. Y es el Espíritu del Señor, el Dador de vida el que viene en ayuda de uno para auparle sobre la dolencia, si es la voluntad de Dios, o para dirigir la nave con mano firme por el estrecho que nos abre paso a la Grandiosidad de la inmortalidad, cabe el Padre Eterno, según nos asegura su Palabra Revelada, Su Hijo, que se hizo Hombre para, desde nuestra condición, abrirnos el paso, entrando Él, el primero.
No pude por menos. Cuando contemplaba sus restos en el tanatorio exclamé: "mira, le habéis amortajado tal y como le recuerdo tomando el sol en el Paseo Luis Golf, hasta le habéis puesto el sombrero".
Así estaba, de esa guisa. Parecía como si no hubiera entregado el CABÁS, con los deberes hechos, al Señor.
De todo él, emanaba paz.

Ahí te va mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
27.2.2019. Miércoles. P. Alfonso Herrera, O. Carm.

5 comentarios:

  1. Qué suerte ha tenido Juan Clemente,por vivir esa friolera de ciento y un años,con esa calidad de vida,que usted nos cuenta.Ya quisiéramos algunos,para nosotros.Tambien fue muy afortunado,al conocerlo a usted,para así dar lugar a que le hiciera está maravillosa crónica de sus últimos tiempos en este mundo.Me gusta ,esa humanidad que trasmite P.Alfonso.Que tenga un buen día de miércoles!!

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  2. Muy buenos días P. Alfonso, sí Juan se fue con su deber bien cumplido y usted al conocerlo nos ha podido transmitir algunas de sus vivencias E.P.D. Que tenga un buen día.

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  3. Entrañable homenaje a Juan Clemente y bonito recuerdo para su familia orgullosa por ser parte de ese señor honorable. Debe ser una gran satisfacción despedir a un miembro de la familia ejemplo y guía de la misma. Ahora la resurrección y la vida eterna son su corona. Gracias Padre por éste bello artículo. Mis buenos días para ti.

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  4. Buenos, días P. Alfonso yo conocia a Juan , y cuando aun vajava por el camino la Virgen siempre hablabamos me preguntaba por mi madre porque ellos se conocian a sido un buen hombre el Señor lo tendra a su lado ,feliz dia

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  5. Se fué Juan Clemente con una larga trayectoria vivida . Yo siendo muy joven lo recuerdo yendo al Bar París y teniendo largas charlas con mi padre ( Francisco el pollo ).
    Y estos últimos años todos los días pasaba por mi casa para dar su paseo . D.E.P. y animo a su familia. Buenos días P. Alfonso .

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