martes, 4 de junio de 2019

Se Vende el Real


ESTAMPA CAUDETANA.
SE VENDE EL REAL.
   Ya lo ves, SE VENDE.
El escaparate de la confitería Picó se ha convertido en una sala de exposiciones. Tras los cristales, flanqueado por los ricos productos (en la diabetes y en colesterol no hay que pensar) de sus hornos, está expuesto a la vista, el cuadro con la ESTAMPA CAUDETANA de EL BARRIO DEL REAL que pone a la venta un tal R. RAFAEL.
Sí, se encuentra a la vista de todo el mundo, de todo aquel que pase por la calle Mercado delante del escaparate de la confitería Picó.
Ya habrás caído en la cuenta de que no es todo el barrio caudetano que está más allá de la iglesia de Santa Catalina camino de la ciudad del silencio, ¡qué va, ni mucho menos! lo que ocurre es que R. RAFAEL, a través del noble arte de la pintura, ha encerrado, en el reducido espacio de un marco, a una tabla llena de colorido, lo que otrora fuera la imagen del barrio. Y digo la imagen que fuera del barrio porque La ESTAMPA CAUDETANA que aparece en la tabla no se parece en nada a la realidad que contemplan nuestros ojos en el momento actual, en el día de hoy.
Yo diría que el pintor, si no es lo suficientemente mayor, se habrá servido de alguna estampa, de alguna de las pinturas de las que nos han llegado a nosotros desde los mediados del siglo pasado y digo mediados del siglo pasado porque, otro pintor autóctono, Pedro Torres Cotarelo, reflejó o retrató con sus pinceles impresionistas aquel barrio en la década de los años 50 del siglo XX.

Este cuadro de Pedro Torres Cotarelo, no está a la venta, se encuentra colgado en un paño de la pared del salón de estar de los padres del fotógrafo Joaquín Medina, a quien pertenece.
El lunes de la semana que me toca celebrar la Eucaristía en la Parroquia de San Francisco,  paso por su casa para llevar la Comunión a  Pascual y a Remedios que, por sus muchos años y las penurias que traen consigo los años, no pueden acercarse a la Iglesia y, allí, desde la pared me llamó poderosamente la atención.
Un lunes cualquiera, no importa cuál, ni cuándo, del tiempo que llevo acercándome hasta la casa de esta buena gente, después de haberles dado la Comunión, le fotografié con mi telefonillo y, con el permiso del dueño, de Joaquín, saqué del minimuseillo que es la casa de sus padres y la suya propia, la estampa del barrio de EL REAL DE CAUDETE, tal y como era, y que retrató Pedro Torres Cotarelo, terminando el siglo pasado, para que puedas verla tú también y si ya cuentas con años suficientes a las espaldas, te traerán entrañables recuerdos y si, por el contrario, eres de los que no guardan en el fondo de su retina aquella imagen del labrantío caudetano, puedes descubrir aquella imagen de lo que una vez fuera el extrarradio cercano del pueblo por donde iban a descansar y eran despedidos por los campos que regaron con los goterones del sudor de su frente. Por aquel entonces todo EL Real, más allá de la iglesia de Santa Catalina y de la muralla, era un campo de cereales, ya en sazón, en el que metían sus hoces los segadores del pueblo, pues, por entonces, la inventiva humana no había diseñado    las máquinas  que, con tanto éxito, puso la técnica en el mercado y que vinieron a sustituir la mano del hombre porque, en un «pis- pas», ponían las cosechas a buen recaudo evitando el peligro que entrañaban las tormentas del verano que, con los fuertes vientos que traían consigo o con su pedrisco, tanto daño hacían a la economía familiar porque echaban por tierra todo el trabajo de un año
En el cuadro de R. RAFAEL no se vé señalado el camino que atravesaba la mies y por el que las mujeres con sus banastas de ropa a la cadera o posadas en una almohadilla encima de la cabeza, se dirigían o volvían del lavadero del Moto (tampoco se habían puesto al servicio de las casas esas máquinas de lavar que, para un compañero mío, el P. Balbino Velasco, gran historiador, también del CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN) de Caudete, era, con las máquinas friegaplatos, el invento más estupendo del magín humano).
Pedro Torres Cotarelo, con sus pinceles de ingeniero de caminos, sí que trazó en su cuadro del mismo tema, aquel camino tan transitado en aquel entonces. Ya lo ves. Seguro que los segadores harían un alto cuando pasaban por el camino las jóvenes lavanderas y como entonces no era punible el piropear (y es que estos legisladores de hoy en día... ¡no tienen arreglo! Mira que castigar al castizo que canta el garbo y donaire de la mujer española...) habría que escuchar a aquellos segadores y atadores de haces el bonito decir del pueblo a sus mujeres.
Pedro Torres Cotarelo pone título al cuadro y le llama «EL REAL EN 1950» y lo fecha el 26 de mayo de 1990)
R. Rafael, el pintor del cuadro expuesto en el escaparate de Picó, no veo que le haya puesto nombre. Presumo que todo él, todo el cuadro, es el título.

Totalmente actual sale a encontrarse contigo mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
4.6.2019. Martes. P. Alfonso Herrera, O. Carm.

2 comentarios:

  1. Tienes un arte gráfico-escrito genial....y siempre acompañado por tu actividad pastoral.
    Muchas gracias por manifestar tus quehaceres aprovechando al máximo toda la belleza que se cruza en tu camino.
    Un genial martes, Padre.

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  2. Muy buenos días, P.Alfonso, es bueno contemplar las mismas pinturas realizadas por diferentes profesionales, como cada cual lo ve desde una perspectiva diferente y usted como gran observador nos las trasmite. Que pase un buen día.

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