sábado, 25 de enero de 2020

Nieve en la Acuarela de R. Requena


ESTAMPA CAUDETANA
NIEVE EN LA ACUARELA DE R. REQUENA
Al volver de misa el lunes, el de la nevada, el 20.1.20,  me entretuve barriendo la nieve que permanecía en la acera  a todo lo largo de la fachada del convento de San José (El Carmen) para prevenir cualquier  patinazo, evitando así situaciones, cuando menos, incómodas. En esas estaba cuando pasó un paisano bien abrigadito y tocado con un pasamontañas de lana contra el que nada podía hacer el frío reinante. Se paró. Quería echar una parrafada. Y me la echó:
- «se queja la gente por esta nevadica, me dijo. Anda que si hubiera caído como lo hace por el norte...», se embaló mi interlocutor y me empezó a hablar de sus experiencias, las tenidas en una peregrinación a Santiago, por el camino del Norte, por el que va paralelo al mar.
- La cosa se anima, pensé yo, pues me va a dar pie para que cuente yo mis batallitas con la nieve en ese camino que yendo a Santiago, atraviesa toda Cantabria de este a oeste y, lógicamente, debió pasar por aquellos tres valles, aledaños a Picos de Europa, donde ejerciera yo el ministerio (1975-1980). Pero mi gozo, en un pozo,  pues se le habían quedado descolgados los recuerdos de las etapas por mis dominios en las subidas a los puertos de Hozalba, de Puente Nansa a Lamasón  y de Hoz, de Lamasón a Peñarrubia o, acaso, despeñados por los «cuestus» de Linares de Peñarrubia a La Hermida. Y como no iba a poder sujetar mis historias a sus lugares de paso, no le conté mis peripecias invernales.
- ¡Para qué!
- Eso sí, coincidimos en que, con ser tan aparatosa la nieve que nos trajo Gloria, no dejaba de ser una minucia comparada con aquellas nevadas de más de un metro que enseguida depositaban nubes que cargaban, a base de bien, en el mar Cantábrico, treinta kilómetros más al norte.
- En Caudete ha nevado en otras ocasiones y, quizá, en cantidades más copiosas. Algo de eso tuvo que pasar hace 31 años, en 1989, porque Rafael Requena, nuestro pintor, de renombre universal, por la facilidad con que se servía de los pinceles para llevar al papel esas acuarelas maravillosas que fijaban el momento histórico, emulando a los que, en el estudio del arte, denominan impresionistas.
- No sé si nuestro Rafael REQUENA contó con los servicios prestados por una sucesión de heladas que fijaron la nieve a tejados, calles y campos de Caudete o, si él, calzando botas, se subió a lo alto del Real con su cuaderno de campo donde, con maestría envidiable, tomó unos apuntes que luego, al calorcito de su estudio de pintor, las fue vistiendo de realidad. Fuere como fuere, es lo mismo, lo importante es que de sus pinceles, hábilmente manejados por unas manos obedientes a los impulsos de su cerebro, dejó, para la posteridad, testimonio de la nevada que cubrió con blanco manto a toda la Real Villa de Caudete y su predio y lo hizo aquel año de 1989 en una acuarela de 70x100 que, si estás interesado, puedes observar con detenimiento y llenándote de ella, en ASPRONA, como se indica en la página 75 del cuaderno publicado con ocasión de una exposición de su obra montada, al alimón, entre el Ilmo. Ayuntamiento de Caudete  y la capital de la provincia, Albacete, poco después de la muerte del pintor.
- El tema de la nieve también lo retomó en otros cuadros como aquel de tierras conquenses en la planicie manchega donde se levanta La Almarcha a la vera de la autovía que te lleva y mete en Madrid, una acuarela de 56x76 (1997)
que pende de las paredes del museo albaceteño.
También utilizó la nieve como tema para un cuadro que da existencia  pública en 1994 a unos de esos pueblos despoblados de la España profunda, y que cuelga, junto a otros de pintores paisanos, en una de las paredes del domicilio de Carmen, la hija del Rojo (Rip)
- Y en1998 vuelve a introducir los pinceles en la nieve para levantarla a los papeles en una acuarela en la que aparece, vistiendo con «blanco satén» una nueva vista de la Real Villa de Caudete, obra propiedad de Joaquín Medina que tiene adornando una de las paredes del salón de estar de la casa de sus padres Pascual y Remedios.
Presumo que tendrá más acuarelas con este tema repartidas por museos y salas nobles de las casas de este pueblo y del ancho mundo. Pero yo, aprovechando que la borrasca Gloria pasó por aquí dejando nieve, solamente he querido darte a conocer, altruistamente, aquellas con las que me he topado.
Ahí las tienes, disfruta y goza.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
25.1.2020. Sábado.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

Hoy celebramos la fiesta de LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO.
- En mis tiempos de profesional de la enseñanza en el colegio del CEU San Pablo de Montepríncipe (Boadilla del Monte. Madrid), el día de hoy era, y sigue siéndolo, una fiesta grande, mejor, era y es LA FIESTA POR EXCELENCIA. Toda actividad docente cesaba y dejaba espacio para «montar la gorda» con la lectura de la cadencia del curso anterior, concierto de la coral de la Institución y los reconocimientos  por parte de la ASOCIACIÓN CRISTIANA DE PROPAGANDISTAS a aquellos que se habían distinguido en los distintos campos en los que trabaja la Institución.
- Aquí, en Caudete, en este día de LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO, me dice mi comunicante Paco, el nieto de Bienvenido, existía una práctica autóctona para predecir el tiempo que, en nada, se parece a la que emplea la AEMET en la actualidad.
- Hoy, esa práctica ha quedado obsoleta, ha desaparecido. Consistía en que los labradores del lugar se subían a lo alto del pueblo, a la puerta de la ermita de Santa Ana, entonces no existan edificaciones que impidieran otear la lejanía. No faltaban los que, incluso, subían hasta lo alto de la sierra, y al amanecer, desde allí, desde todo lo alto, contemplaban el horizonte mientras charlaban amigablemente, para pasar el rato, a la espera de que apareciera la niebla.
- Paco y ¿Con qué fin lo hacían?
- Pues, ni más ni menos, que para ver la dirección que tomaba.
- Pero ¿Qué pretendían?
- Pues lo hacían para saber en qué zona iba a apedrear el granizo. Porque allí, por donde enfilaba la niebla, con toda certeza, lo haría.
- Y ¿granizaba?
     - Sí, cuando llegaban las borrascas como  Gloria, esta que ha hecho de las suyas estos días, descargaban el granizo, precisamente, allí, por donde había tirado la niebla.
De esta manera los labradores de la Real Villa de Caudete no sembraban en aquella zona y así no perdían la cosecha y no  trabajaban en balde.

Paco me asegura que daba resultado. Que así se lo había comunicado Salvador, su padre, que, año tras año, era testigo de aquella práctica que llevaban a cabo los labradores de la Villa.
Como me lo cuenta Paco Molinero, el nieto de Bienvenido, te lo cuento.

4 comentarios:

  1. La nieve que aviva la esperanza de tener agua limpia,que prepara los campos para que den buenas cosechas...
    Y encima....nos deja en silencio contemplativo ante la hermosura gratuita de su presencia.
    Felicidades por tu fiesta,Padre.

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  2. Gracias por compartir tantas experiencias cotidianas con los caudetanos y sus antiguas costumbres.

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  3. Muy buenos días, P. Alfonso, que buen recaudo, ha hecho usted con esa pinturas de el Acuarelista Rafael Requena, para poder seguir disfrutando de su obras y de la nieve, que por aquí ya a desaparecido y aquí ha sido una bendición del Cielo. Nunca había oído yo el comentario tan interesante que le ha desvelado Paco, siempre es bueno desvelar las cosas de nuestros antepasados. Que tenga un buen día.

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